02: Capítulo.

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Después de un largo día de trabajo, Hyunjin subió a su habitación dejando su maletín en el piso

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Después de un largo día de trabajo, Hyunjin subió a su habitación dejando su maletín en el piso. Suspiró cansado, mirando hacia la ventana y comenzó a deshacerse de su saco dejándolo en la cama.

Apenas eran las cinco y media de la tarde.

Estirando su adolorido cuerpo pasó por la ventana mirando hacia afuera masajeando su cuello, notó que por está pasaban varios niños con sus madres junto a algunos jóvenes después de sus clases. Un vil sentimiento de tristeza se estancó en él rápidamente sin conciencia, imaginándose a él y lo que hubiera pasado con su madre y él si las cosas nunca hubiesen pasado así, una pequeña lágrima salió de su ojo izquierdo sin darse cuenta cosa que al sentirla la limpió. Siempre escuchaba a las sirvientas hablarle de su madre y lo amorosa que fue con todos, cuanto la necesitaba en esos momentos.

Su madre, su querida madre que murió dejándole completamente solo a cargo de un señor que nunca le mostró un verdadero amor de familia. Odiaba el hecho de su madre partió antes que él, ¿Por qué nunca le dio ese amor del que todos hablan? ¿Por qué fue tan egoísta en irse y nunca darle un abrazo y decirle que todo estará bien? Pero... No podía culparla, todo fue cosa del destino y la muerte nunca le jugó para bien.

Sin más se dispuso a quitar su camisa, debía dejar de pensar y enfocarse en dormir porque mañana le esperaba el trabajo, fue rápidamente adentrándose al baño para darse una ducha rápida con agua fría. Al terminar, paso hacía su cama sentándose en esta mientras secaba la poca agua que aún caía entre las hebras de su cabello. Suspiró de nuevo, su cabeza dolía y no podía concentrarse. Aún tenía una promesa que mantener. El Señor Yang habló con él justo meses antes de ser asesinado por su padre, en esas pocas veces lo único que le suplicaba era la vida de su lindo hijo quien aún no conocía nada, pero le juro protección eterna por él.

Su padre era un asco, un gran manipulador egocéntrico que nunca superó un mal amor de años, un completo tonto que no sabe sobrellevar sus emociones e impulsos, aunque oculte cada una de ellas. Miró de nuevo por la ventana, mordió su labio inferior tratando de contener el llanto. Apenas estaba viviendo sus veinte, ¿Por qué tenía que tratar con una persona como lo era su padre? —Suspiró— Fue mirando el cielo iluminado por la hermosa luna brillante.

—¿También Jeongin estará obsesionado por la astronomía como sus padres? —Sonrió leve y amargamente tragando saliva. —Qué pasaría si... ¿Papá nunca te hubiera conocido?

Se sentó en el piso apoyando su espalda en la orilla de la cama mientras seguía mirando el cielo. Apenas eran aproximadamente las doce de la noche y ese día no logró salir temprano del trabajo, extrañaba la sonrisa del pequeño, aunque fuese dirigida a los demás clientes, extrañaba mirarle en su auto a lo lejos y simplemente sonreír como tonto y suspirar cada que el chico sonreía y sus ojos casi se cerraban, extrañaba no haberle visto hoy.

Se levantó y acomodó su cama un poco para luego dejarse caer en el suave colchón mirando el techo. Suspiró de nuevo, posó su vista en la ventana de nuevo levantando su cabeza un poco intentando ver la calle, cosa que logró, pero no del todo. El sonido de su celular hizo llamarle la atención, lo tomó y al ver el nombre "Sr. Hwang" se dedicó a recibir la llamada.

𝗛𝗜𝗥𝗔𝗘𝗧𝗛, 𝗛𝗬𝗨𝗡𝗜𝗡.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora