El bosque puede ser el lugar más hermoso para salir de paseo, solo si es que cuentas con una agradable compañía a tu lado.
Este era el caso de Gon Freecss, quien, acompañado por Killua, disfrutaba ahora del sitio que por un instante había considerado maligno, saltando de aquí para allá, intentando columpiarse entre los árboles, o haciendo alguna otra cosa que le pareciera divertida.
Se sentía seguro gracias a la presencia del albino.
-Tengo una pregunta -. Anunció Gon-. ¿Qué se siente ser un espíritu?
-Hmph, es como si le preguntarás a un zorro que se siente tener colmillos -, respondió sereno el albino, ladeando su cabeza cada que veía al niño al lado de el, le parecía tierno sus expresiones incrédulas. Era la primera vez que contaba con la compañía humana.
-De seguro el zorro contestaría que se siente genial -. Soltó una risa el moreno, retornando sus rabietas en la naturaleza que rodeaban a ambos chicos. Ni siquiera el menor se dió cuenta de que habían llegado a un sendero cubierto por talismanes.
Era la entrada del bosque.
-Bueno, estamos aquí, si tomas este camino cuesta abajo, encontrarás nuevamente el pueblo, creo -, comentó inseguro Killua, notando la mirada de decepción que Gon tenía en su rostro.
-Hubiera querido que esto durará un poco más, ¿puedo venir a visitarte mañana? ¡Te traeré golosinas como compensación de traerme hasta acá! -, aduló el ojimiel, alejándose un par de pasos para ver de frente al de máscara.
-El bosque es un lugar peligroso, las personas que deambulan en estas tierras, nunca regresan -, prosigió el muchacho-. O eso es lo que dicen de aquí.
Algo confundido al no recibir respuesta, Gon se quedó admirando al contrario, sintiendo una fría brisa pasar por su cabello, de alguna forma, tenía la sensación de que debía de irse ya, y eso hizo.
-Aún así volveré mañana, ¡nos vemos, Killua! -. Sacudiendo su mano hacia los lados, el moreno comenzó a correr cuesta abajo, dando un último vistazo hacia atrás, percatándose de que su guía había desaparecido sin más.
"Hasta mañana". Escuchó antes de alejarse por completo de la entrada.
■□■□■□■□■□■
Aburrido, el pequeño aventurero iba picando cosas del suelo con una rama que halló por ahí para matar el tiempo que le tomaría llegar a la casa de su tía, a quien terminó invocando sin querer.
-¡Con que ahí estás! -, gritó aliviada Mito, una mujer de cabellos rojizos y ojos miel, que vestía su típico delantal blanco.
-¡Mito-san! -. El azabache no pudo evitar correr hacia la adulta, estirando sus brazos para abrazarle, pero sólo consiguió un golpe en la cabeza, otra vez.
-¡¿Qué te he dicho sobre ir al bosque solo?! ¡No tienes remedio, Gon! -, regañó molesta la mujer, abrazando a su sobrino, el cual estaba llorando por el golpe-. Volvamos a casa.
-Sí -, contestó tartamudeando el pequeño.
Tomándole de la mano, Gon siguió su camino, ahora acompañado de su querida tía Mito. Ella era algo molesta, pero él la consideraba alguien bastante genial.
-Mito-san, ¿hay espíritus en la montaña? -, preguntó el ojimiel, saltando una piedra con facilidad.
-Ni idea, de hecho, cuando era niña solía ir al bosque de la montaña junto a tu padre, hubo una ocasión en la que asistimos a un festival que se llevó a cabo -, relató-. Nos divertimos mucho ese día, eran muy buenos tiempo, aunque luego nos enteramos de que no se hacían festivales en el bosque, siempre me he preguntado qué fue lo que ocurrió ahí entonces.
ESTÁS LEYENDO
La Noche de las Luciérnagas (KilluGon)
FanfictionGon suele visitar Isla Ballena cada verano, un lugar rodeado de montañas llenas de misterios y leyendas sobre la existencia de espíritus que vagan por los frondosos bosques en busca de alguna presa. Sin embargo, a veces un espíritu albino con máscar...