Hasta luego

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--¡Hola de nuevo, Killua! --, saludaba contento Gon. Por enésima ocasión, volvía a la entrada del bosque, con un atuendo similarmente diferente, teniendo un brillo sin igual en sus ojos cada que veía que, como siempre, cierto espíritu le estaba esperando, ya sea de pie o sentado. Él todo el tiempo se encontraba allí.

--Hoy tardaste más de lo habitual --, comentó desinteresado el albino, limpiándose el polvo que adornaba su trasero.

--Lo siento, Mito-san me pidió que empacara de una vez mis cosas, ya que mañana me iré de la isla --, respondió afligido Gon, tomando un rama del suelo al acercarse al contrario--. ¿Qué tal si nos la pasamos bien todo el día?

Killua tardó en dirigirle la palabra, más que nada era porque se quedó pensando. Olvidó por completo que esta estación del año pronto culminaría, y el azabache ya le había avisado que solo venía de vacaciones.

Cuando Gon se marchara, él ya no tendría a quien esperar al día siguiente.

Volvería a estar solo.

Y esto le heló completamente el alma.

Por estos motivos y pensamientos, fue directo con sus palabras.

--¿Volverás el siguiente verano?

--¿Hum? ¡Por supuesto! Es una promesa --.  Ahí estaba esa dulce sonrisa que amó el espíritu desde un principio, tan solo verla le estremecía el corazón y le hacia ver que él era pequeño comparado con el moreno.

Sonriendo por lo bajo, Killua sujetó el otro extremo de la rama que Gon tenía en sus manos, quitándose la máscara de zorro que cubría su pálido rostro.

--Disfrutemos el día entonces --, propuso animado el albino, recibiendo un "sí" instantáneamente.

Dieron inicio a su largo, largo paseo, en el cual, no los unían una rama. No. Los unía el cariño que ambos se habían ganado al pasar de las semanas.

Idearon algunas actividades ese día: jugaron a las atrapadas, al escondite, cacería de bichos y demás juegos que se les ocurrían, para finalmente, sentarse en la pradera que habían visitado en su primera reunión.

Ambos chicos miraban atentos los tonos rosas que iban pintando el cielo y las nubes, así como también la caída del sol.

La brisa fresca del atardecer en sus cabellos era divina, y a pesar de no cruzar palabra alguna, se sentían bien. Era un silencio cómodo. Sereno. Les daba tranquilidad a ambos, y eso era más que suficiente por ahora.

--Gon --. Llamó el espíritu.

--¿Qué ocurre?

--Gracias --. Comenzó el ojiazul--. Por darme el mejor verano de mi vida.

La voz de Killua sonaba sincera, como si cada frase que saliera de su boca fuera escupía directo de su alma. El hecho de que un niño como Gon se ganara su ser en tan solo esa temporada, le resultaba increíble. Le provocó miles de sensaciones y experiencias, que quería contarlas al aire, para que éste llevaran ese relato al mundo.

Quería que todos supieran sobre el gran estima que le tenía a Gon Freecss.

--No entiendo porqué agradeces, pero esta bien --. Desgraciadamente, ese gran aprecio todavía no era del todo comprendido por el moreno, y estaba bien, a los siete años en lo único que alguien podría pensar es si Santa Claus o los Reyes Magos existen.

--Tontuelo --, murmuró con gracia Killua, soltando un bufido--. Creo que es hora de llevarte a la salida, se hará más tarde y puedes meterte en problemas.

--Oww, el día pasó muy rápido, no es justo --. A regañadientes, él ojimiel se levantó de su cómodo lugar para dar marcha junto al espíritu hacia la entrada del bosque. No quería irse, sin embargo, debía hacerlo.

Tampoco es como si Killua quisiera despedirse de él.

En el trayecto, estuvieron contando malos chistes sobre fantasmas y cosas sobre miedo, ninguno quería pensar en el "hasta luego" que pronto habrían que decir.

Pero debían de hacerlo.

--Aquí estamos --, dijo tranquilo Killua soltando el extremo de la rama al igual que Gon, con anterioridad utilizaron este método, al que llamaron: "tomarse de las manos sin tomarse de las manos". Efectivo si no quieres perder de vista a tu acompañante durante un paseo.

Se vuelve toda una lastima que este 'invento' no les vaya a servir para ver nuevamente al contrario el día de mañana.

--Sí --. Suspirando decaído, el azabache dió unos pasos al frente, posicionándose delante de Killua--. ¡Cumpliré mi promesa y volveré el siguiente año! Espérame, por favor.

Sonaba más a súplica que a petición eso último, cosa que intrigó ligeramente al albino, quien le dedicó una cálida sonrisa.

--Nunca has roto tus promesas, así que aquí estaré, cuídate, Gon --. El albino, por precaución, volvió a ocultar su rostro con la máscara. Odiaba ponerse sentimental con espectadores cerca.

--¡Tu también cuídate mucho! ¡Nos vemos el próximo verano, Killua!

--Hasta luego, Gon.

Fueron las últimas palabras que se dedicaron ese día.

◇▪◇▪◇▪◇▪◇

Después de ese momento, regresé a la casa de Mito-san. Ni siquiera pude pegar el ojo en la noche, solo pensaba en Killua y en lo triste que quizás estaría con mi partida.

Al día siguiente, Ging fue por la mañana a Isla Ballena para recogerme, saludando a mi tía y a la abuela Abe de forma rápida antes de irnos.

"Prefiero evitar los interrogatorios de Mito", fue la excusa que dió mi padre por nuestra pronta partida.

--Lamentamos la turbulencia, por favor, mantenga abrochado su cinturón de seguridad --, indicó con firmeza el capitán de la aeronave en la que viajaba, sacándome de mis hermosos recuerdos.

《Sería un antisistema si no acato esta orden》, pensé, cumpliendo con mi deber de ciudadano promedio al poco tiempo.

En fin, ¿en qué estaba?

Veamos, el siguiente año regresé a la isla. Prácticamente no había cambiado nada, yo tampoco realmente, excepto la edad, pues ya tenía los ochos recién cumplidos.

Fue otro verano.

Otra historia.

◇▪◇▪◇▪◇▪◇

Valientes palabras las tuyas al recordar,
los efímeros momentos que el zorro pasó,
¿esperará a cuenta gotas el jardín de flores llegar?
¿o tu juramento danzará en la mentira del folclore?

~♡~

Esto lo debí de publicar ayer ahhhh.
Para rematar esta corto chale.

La Noche de las Luciérnagas (KilluGon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora