La Noche de las Luciérnagas (KilluGon)

>>Especial navidad<<

[El siguiente capítulo es totalmente ajeno a la historia, sin más, disfruta, si quieres...]

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Las fiestas decembrinas eran totalmente un mundo nuevo para Killua, él no tenía la menor idea sobre esa clase de celebraciones, al fin y al cabo, jamás había convivido del todo con los humanos.

Además, la necesidad de siquiera celebrarlas eran nula, pues para él sólo serían un festejo ordinario sin valor en su larga y solitaria existencia...

—¡¿Cómo que no conoces la navidad?! —, exclamó asombrado Gon, poniendo ambas manos en sus mejillas, para avivar su expresión de sorpresa.

—Solo sé que los humanos comen pavo horneado y ya, ¡lo mejor de todo es que no tengo ni idea de que es un pavo! —, rió con diversión Killua, descansando animadamente sobre el cómodo césped de la pradera.

—¡Dios mío! ¡Esto es terrible! ¡Significa que tampoco sabes nada sobre Santa Claus! —, exagerando, Gon comenzó a idear un plan que de seguro le encantaría a ambos—. Vendré aquí en diciembre.

Gon Freecss, a pesar de tener diez años contaba con una gran de planificar locas ideas; lo de visitar Isla Ballena en invierno era una total locura debido al clima, gracias a su ubicación el lugar es mucho más frío que en Yorkshin, aspecto que preocupaba a Mito, no quería que su amado sobrino se enfermara o algo peor.

—Gon, las nevadas son tan inmensas que hasta un espíritu como yo puede sentirlas, no tienes que venir, podemos celebrar la... ¿nadivad? ahora mismo, ¿no? —, recomendó el albino, sonriendo ladino.

—¡Pero no será lo mismo!

—En serio que eres demasiado terco, como sea, te veré aquí en verano —, remarcó la estación, autoritario—. ¿De acuerdo?

—Sí, sí —, evitando replicar, el moreno se resignó por el momento.

Durante su estancia no se volvió a tocar de nuevo el tema de la navidad. No obstante, la mente de Gon ya estaba manos a la obra en su brillante e infalible plan.

Tan pronto como regresó a su hogar, empezó a ahorrar lo de sus mesadas, hacia trabajos extras con algunos vecinos o llevaba almuerzos para sus compañeros de escuela, con el objetivo de reunir dinero para viajar sólo a Isla Ballena.

Agradecía internamente el hecho de tener un padre distraído, ya que no tuvo que dar explicaciones cuando le pidió quedarse en casa de unos amigos un par de días para celebrar navidad junto a ellos; obviamente le dijo que sí.

Por lo que, un frío veinticuatro de diciembre, tomó su mochila y se marchó al aeropuerto. Las políticas de viaje en Yorkshin eran muy flexibles, así que no hubo problema alguno en venderle un pase a un niño de diez años.

En la aeronave, Gon se preguntaba la forma en que reaccionaria Killua ante su llegada, ¿se enojaria con él? Tal vez, pero prefería tomar el riesgo si eso le permitiría pasar aunque sea una sola navidad con esa persona que tanto aprecia.

Sin embargo, mientras más deseas algo, menos saldrá como lo planeas.

Cuando abordó al barco que lo llevaría a Isla Ballena, supo que no era broma lo del frío infernal que azotaba en ese sitio, tuvo que ponerse encima todas las mudas de ropa que traía solo para no temblar tanto.