Seres cambiantes

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¿Por qué las personas cambian?

Killua solía cuestionar siempre al aire con esa pregunta.

Quizás, nunca pueda escuchar la respuesta.

⛰️⭐⛰️⭐⛰️⭐⛰️

—Eres más alto —, expuso Killua al mirar de cerca a Gon, quien visitaba, otro verano más, Isla Ballena.

—Claro, ya tengo ocho años, es normal que comience a crecer—, explicó el moreno, zafando de su mochila de cuero un objeto desconocido para el espíritu.

—¿Qué es eso?

—Un cometa, ¡hay que aprovechar el viento veraniego!

Corriendo con total diversión, Gon fue aventurándose por el frondoso bosque hasta salir de el, llegando así a una enorme y tranquila pradera. El pasto danzaba a la par del viento, dejando la sensación de que este en realidad era un infinito y único mar verdoso.

El de máscara, distraído, sólo centró su vista en la forma en la que revoloteaba el cabello del pequeño. Una imagen encantadora para su ojos.

Podía aceptar con seguridad, que amaba la calidez de esta paz inagotable.

—¡Ten! ¡Sujétalo! —, encomendó Gon al albino, cediéndole gustoso un cometa azul.

—¿Qué se supone que haga con esto? —, cuestionó desconcertado Killua, mirando de cerca el artefacto.

—Solo levántalo, debes de soltarlo cuando yo comience a correr —, dijo el azabache mientras tomaba fuertemente el hilo que unía al papalote. Estaba más que listo.

—Hphm, vale. Comienza cuando quieras.

Entusiasmado, Gon empezó a mover sus delgadas piernas en dirección contraria a Killua. Acatando por completo las órdenes, el ojiazul soltó el juguete de papel, admirando como este iba elevándose por el aire.

—¿Verdad que es genial? —, curioseó tiernamente Gon, encogiendo sus hombros al sonreír.

De nuevo, una de las hermosas expresiones que dejaban tonto al mayor, hacia acto de presencia.

—Sí, es muy genial —, balbuceo en murmullo. Enseguida, retiró su máscara para apreciar mejor el baile que hacía el cometa por el cielo.

No fue hasta que una voz le interrumpió, Gon le estaba invitando a sujetar el hilo de aquel juguete.

Sin hacerlo esperar, tomó el objeto. Internamente; sentía que al manejar el cometa, podía percibir todas las brisas cerca de él. El aire tenía un aroma único. Un olor delicado, como el del cacao, pero con una consistencia dulce, como el de la miel.


Era la fragancia de su querido Gon.

⭐⏳⭐⏳⭐⏳⭐

Sonidos de aves, de ramas meciéndose, del crujir de las hojas. Era todo lo que predominaba en el paseo del espíritu y el infante.

Gon contaba con una pequeña pero basta experiencia en este bosque, ya no le sorprendían tanto ver "fantasmas" merodeando allí y acá, no obstante, había ocasiones donde conocía a seres nuevos. Desconocidos.

La Noche de las Luciérnagas (KilluGon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora