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Luego de aquella charla ambos salimos del departamento, llegamos después de unos minutos, aún faltaba un poco de tiempo para que la campana tocara. Al llegar Tae pudo visualizar a Jin, a quien saludó alegremente para luego ir con él, decidí no ir ya que realmente creía que no le agradaba. Mi mirada se dirigió a todos lados buscándolo, pero no había rastro de él, decidí recorrer los pasillos para perder el tiempo, Tae me llamó antes para que vaya para ir con ellos pero me negué sonriendo diciéndole que debía hacer algo más, aunque, no sabía qué se suponía que era ese "algo más". Todas las personas se encontraban con los celulares en sus manos, otros grupos charlaban y carcajeaban entre sí. Decidí finalmente ir al salón, faltaban sólo ocho minutos para que la campana sonara, y no tenía algo mejor que hacer.

Para mi sorpresa al entrar ya había alguien, mis labios se extendieron en una sonrisa al verlo. Justamente a quien buscaba, y, realmente no sabía el porqué. Me acerqué lentamente sin que me viera quedando detrás de él, se encontraba dibujando en su libreta lo que era una máscara de dos caras, una feliz y otra triste. Admiré con asombro lo bien que lo hacía mientras sonreía, luego, aparté mi silla haciendo ruido provocando que pegara un salto en su lugar haciendo que riera ante aquello.

—Hola, Jungkook.— lo miré sonriendo.

—Realmente me asustaste... Y. umh, hola.— sonrió de la misma forma.

—Lamento haberlo hecho, aunque esa fue mi idea desde un principio.— ambos reímos.—Y dime, ¿qué dibujas?

—Nada interesante en realidad... Yo, umh, a veces mi mente crea imágenes de la nada y me gusta calcarlas en alguna parte, para así no o-olvidarlas.

—A mí me parece interesante. Además, tienes un don para dibujar, deberías enseñarme, yo realmente soy un fracaso en estas cosas.— volvimos a reír.

—No lo veo sumamente sorprendente, pero gracias. P-puedo enseñarte si de verdad quieres.

—Estaría agradecido de que así lo hagas. Compartiríamos más tiempo juntos.

—¿Te gusta?— lo miré curioso.

—¿El qué?

—Que pasemos tiempo juntos.— abrí mis ojos en grande comenzando a sentir mis mejillas arder. Si lo decía él sonaba más vergonzoso.

—Yo... Sí, me gusta...— sonrió mostrando sus blancos dientes, lo miré nuevamente sintiendo como hacerlo generaba paz en mí.

—Eres la primera persona que me lo dice.— ahora él me miró con profundidad—Tú de verdad eres muy lindo conmigo, Jiminie.— mierda, nuevamente me sentía pequeño. Era como si de un león pero convertía en un indefenso gatito en busca de escapatoria, ¿cómo podía pasar aquello?

—¿Ji...Jiminie?— repetí y sonrió.

—¿Te molesta? Yo, umh, no lo volveré a decir si te molesta.— negué rápidamente.

—No me molesta, pero tú también debes dejarme decirte algún bonito apodo.

—Hecho.

—Hmm, desde hora te diré...— me quedé callado unos segundos pensando en cómo ponerle, debía ser algo tierno, tanto así como su personalidad.—Kookie.

—¿Kookie?— rió tiernamente.

—Aunque pensándolo bien, podría llamarte de muchas formas. Jungkookie, Kook, Koo.

—Cualquier forma con la que me llames estará bien, Jiminie.— y allí sucedía, simplemente nos mirábamos con profundidad, sin un ambiente incómodo, con una sonrisa en nuestros rostros y con la necesidad de quedarnos así por un poco más de tiempo. Aunque lamentablemente no pudo ser así, pues todo se derrumbó con el sonido de la campana. Vi como Jungkook se acomodó en su asiento agarrando una lapicera y buscando una hoja vacía en su cuaderno, hubiese visto que ponía, pero para mi sorpresa se apartó un poco y después de darme una sonrisa como si quisiese ocultarme algo, comenzó a escribir.

—¿No me lo mostrarás?— me miró mientras sonreía y negó.

—Tal vez algún día lo haga.— sólo atiné a darle un pequeño codazo y ambos reímos.

—Vaya, el rarito se consiguió un pretendiente.— escuchamos la voz de alguien delante nuestro, dirigí mi mirada hacía allí observando a la persona con el seño fruncido.

—¿Disculpa?— me levanté de mi asiento pero sentí la mano de Jungkook sostener mi muñeca y al verlo su rostro se encontraba diferente, triste.

—Dejalo, no vale la pena.

—Sí, hazle caso a tu noviecito, Park. Dime, ¿cómo has logrado obtener también a Jeongguk? Por lo que todos hemos visto ambos se llevaban bastante mal.— miró a Jungkook— o podría ser que decidiste jugar con uno y el otro no te interesa en lo absoluto. No sería la primera vez que sucede.— sonrió de lado.

—¿Quién eres y por qué crees que tienes el derecho a meterte en donde no se te ha llamado? Hablando basura que no es verdad.— respondí sintiendo el agarre de Jungkook presionarse un poco.

—No lo hago por ti, no me interesas. Él sí.— apuntó al pelinegro.—Oh, Jungkookie, ¿cuánto tiempo?

—Vete... Ya-ya estás con Jeongguk, conseguiste lo querías Yoongi, ahora vete.— una carcajada salió del contrario. Observé entre confundido y enojado la situación. Ahora que lo veía mejor, aquel chico era el mismo que había visto el primer día con Jeongguk.

—¿Sabes qué es lo mejor de todo esto?— suspiró exagerado—Que puedo decirte lo que yo quiera, ya que él tampoco puede impedírmelo. Ninguno de los dos puede.— miré a Jungkook bastante confundido.

—Vete...— sonrió.

—Volveré, inútil.— y finalmente decidió irse.

—¿Qué mier-... ¿Qué fue todo eso?— volví a sentarme, pero Jungkook simplemente no habló.—Ey... ¿estás, estás bien?— de pronto se paró de golpe, observé su mirada asustada y luego salió corriendo, justo cuando la profesora entró. Pero ésta simplemente lo ignoró, me levanté también pero su misma voz me lo impidió.

—¿A dónde va, Park?— aquella odiosa voz y su postura me molestaban en demasía, la miré detenidamente para volver a sentarme. Aunque quisiera, no podía hacer algo.

Y así pasó una hora, mientras mis dedos chocaban contra la mesa impaciente esperando a que el tiempo avanzara rápidamente. Revisé mi celular a cada segundo y cuando finalmente se dieron menos diez la campana sonó. Me levanté de prisa e ignorando a todos salí por los pasillos comenzando a caminar mientras mi mirada se dirigía a todos lados.

—!Ey, terroncito de azúcar!— escuché la voz de Tae detrás de mí y luego un peso en mi espalda y un beso en mi mejilla.

—Pesas mucho, bajate.— dije limpiando mi mejilla haciendo que el contrario riera.

—¿Qué sucede? Andas de mal humor.

—Estoy buscando a...— me detuve al verlo delante de mí con ellos. Yoongi, y el más alto que según sabía su nombre era Namjoon. Fruncí por segunda vez el seño mirando en aquella dirección. Se encontraban riendo a carcajadas y por primera vez veía a Yoongi muy apegado a quien afirmaba era Jeongguk, seguí así hasta que este último giró su cabeza conectando su mirada con la mía, me miró serio y luego a mi costado en donde estaba Tae, sonrió de lado irónico para luego ignorarnos.

—¿Lo buscabas a él?— escuché a Tae, simplemente negué.

—Olvídalo, hay que irnos.

Me di la vuelta comenzando a caminar suspirando pesadamente sintiendo como Tae rodeaba su brazo por mi cuello preguntándome qué sucedía, pero sin recibir respuesta de mi parte. No me giré en ningún momento aunque deseaba hacerlo, pero, no me había dado cuenta que alguien sí lo había hecho, mientras observaba como ambos nos íbamos y desaparecíamos al girar en otro pasillo.

Two personalities • [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora