La cafeteria

21 2 1
                                    

Me desperté al medio día con la cara pegajosa por el calor me levante me lave la cara y baje al comedor, mi tía estaba sentada en la mesa junto a Jesen.

-Buenas tardes mi querida Leily como te sientes -dijo Jesen en tono cariñoso- No te quise despertar para desayunar, estabas exhausta.

Jesen siempre usaba ese tono después de una pesadilla o un ataque de nervios estaba preocupado y odio cuando se preocupa, Jesen suele ser un completo idiota a veces y nada cariñoso, pero después de esos episodios es todo un amor, además sólo cuando está preocupado, asustado, triste o ha hecho algo que no debía, me dice Leily.

-Hola Jesen, me siento estupenda -le dije en tono cariñoso también- hola tía Ross ¿Cómo estás?

-Hola mi pedacito de luna -dijo mi tía Ross -Bien querida gracias, siéntate mi niña come, que debes de estar hambrienta.

Me senté y comimos en silencio después Jesen se fue y me quedé lavando los trastos con mi tía.

- ¿Y el tío Josef, tía?

-Él se fue temprano debido a que trabaja en la ciudad, se fue con Thomas.

Para llegar a la ciudad más cercana es una hora, hora y media como tal, pero Jesen y yo estábamos en Galait que es la capital, por eso duramos siete horas de allá a aquí.

-Ah ok ¿Y regresan en la noche no?

-Si como a las siete estarán para la cena.

-De acuerdo.

Me vestía para ir al pueblo, tenía unos vaqueros azul oscuros, una camiseta negra con una carita feliz y mis converse negras.

Busque mis audífonos en el bolso, lo conecte a mi reproductor de música, me puse una sudadera encima y me fui.

Mientras iba caminando pude ver a las personas del pueblo, las ancianas me miraban con desprecio y las chicas como si fuera un extraterrestre, lo más seguro es que ya todo el mundo sabía que era la sobrina de Ross y no solo eso también sabían que era aquella pequeña niña que presencio el asesinato de sus padres con solo trece años, no pude evitar sentirme un poco incomoda no estaba acostumbrada a tanta atención, era ese uno de los privilegios de la ciudad como hay tanta gente no saben quién eres o por lo que has pasado, pero aquí todos saben acerca de todos.

En los pueblos ningún secreto es tan secreto.

-Luego de caminar un rato por fin pude ver una cafetería y decidí entrar, era la cafetería más vacía que había visto en mi vida solo había una mesera pintándose las uñas en una de las mesas del lugar al verme entrar me miro con confusión y luego con fastidio, se paró a ofrecerme el menú del día y espero a que yo ordenara.

-Me da un capuchino con crema y un pastel de fresas por favor -le dije con una sonrisa.

La chica me devolvió la sonrisa y se fue un poco más animada, no fue sino hasta que empezó a gritarle al cocinero que me di cuenta que había alguien más en la cafetería, estaba durmiendo detrás de la barra y medio soñoliento empezó a ir a hacer su trabajo.

Mientras esperaba me puse a ver como las personas pasaban por al frente de la cafetería, no muy lejos había un parque pequeño pero bonito con unos árboles que hacían sombra perfectos para posar una funda y hacer un picnic, vi a unos cuantos niños correr a lo lejos, algunos manejando bicicletas se veían tan contentos.

Salí de mi ensoñación al ver que la mesera volvía con mí pedido en manos, los poso enfrente de mí y se retiró para darme mi espacio, volviendo a la mesa que estaba a pintarse las uñas nuevamente.

de vuelta al juego/nada sera igual que antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora