CAPÍTULO 6: DESCUBRIR

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CAPÍTULO 6: DESCUBRIR

Blaine y Sebastian llevaban un par de meses de relación. El castaño era muy atento con el moreno y lo hacía sentir muy especial. Por ese motivo, la noche que cumplían dos meses juntos, el ojimiel preparó la mejor cita que pudo. Fueron al mejor restaurante de la ciudad y después estuvieron paseando juntos. La pareja parecía feliz y tranquila.

Como siempre, el ojiverde acompañó a su novio a casa. Su intención era despedirse con un beso, como era habitual pero el más bajo no le dejó.

– ¿Quieres pasar? – Preguntó Anderson muy tímidamente.

– ¿Estás seguro? No quiero hacer nada que tú no quieras. Quiero que estés cómodo y seguro. – Smythe lo miró a los ojos.

– Estoy seguro, ha llegado el momento.

La pareja entró de la mano a la casa y se dirigieron directamente al dormitorio. Blaine estaba nervioso, esa noche sería su primera vez. Para Sebastian también era especial, no era como todas esas veces que había tenido sexo con ricos para sacarles dinero.

Después de cerrar la puerta, los dos se quedaron mirándose a los ojos. El castaño quería gritarle que estaba enamorado de él y que había querido estafarlo pero que ya no quería hacerlo. Sin embargo, temía que su sinceridad lo alejara de él. El moreno lo rodeó con sus brazos por el cuello mientras el más alto lo sujetó dulcemente. Como si fuera a cámara lenta, se fueron acercando hasta que sus labios entraron en contacto. El beso era muy dulce. El ojiverde notaba los nervios y la inexperiencia de su “novio” por lo que decidió ser él quien llevara la iniciativa. Con mucha delicadeza, metió las manos por debajo del chaleco y la camiseta del otro y comenzó a acariciar la parte baja de la espalda del ojimiel.

Separaron sus labios por la falta de aire, juntando sus frentes. La mirada de amor del menor rompió el corazón del otro. Se iba a aprovechar de la situación, le iba a mentir, le iba a traicionar. Por un lado no quería hacerlo pero por otro no creía que pudiera retroceder. Debía seguir hasta el final.

Blaine besó de nuevo a Sebastian mientras pasó sus manos por el cuello del más alto hasta llegar al primer botón de su camisa. Los fue desabrochando uno a uno lentamente, casi torturando al castaño. Finalmente consiguió deshacerse de la camisa y el castaño le quitó el chaleco y la camiseta de un sólo movimiento, quedando ambos con sus pechos descubiertos. Las manos tímidas del moreno comenzaron a tocar el pecho descubierto del otro. No era la primera vez que lo veía sin camiseta pero la situación era completamente diferente.

El más alto le cogió de la mano y lo dirigió hacia la cama. Lo recostó dulcemente y le quitó los zapatos dejando sus pies al descubierto porque no llevaba calcetines. Él también se descalzó y se tumbó sobre el menor besando cada parte de cuerpo que se encontraba por el camino, provocando un suspiro del ojimiel.

Volvieron a besarse, sin prisa y sin ansiedad. Ninguno de los dos quería que ese momento acabara. El ojiverde soltó el cinturón de su amante y lo quitó con prisa, para después soltar el botón y bajar la cremallera del pantalón. Introdujo la mano dentro del pantalón hasta llegar al miembro ya excitado del menor, que gimió de placer, aunque apenas fue audible porque se perdió en la boca de su novio.

Sebastian terminó de desvestirlos a los dos para que quedaran completamente desnudos. Era el momento para que Blaine explorara el cuerpo de su novio, el primer hombre al que veía desnudo con una connotación sexual. El castaño se dejó acariciar y observar por el otro durante unos minutos hasta que pegó delicadamente su cuerpo sobre el del otro y le besó el cuello.

– ¿Has comprado lo necesario? Yo no pensaba que fuéramos a... – El ojimiel susurró en el oído.

– Primer cajón. – El moreno señaló la mesilla que estaba a su derecha. El más alto sacó el lubricante y los preservativos de allí.

Sebastian aplicó lubricante en sus dedos y metió uno dentro del moreno, cuyo rostro reflejó la incomodidad que le había producido la intrusión.

– Tranquilo mi amor. Al principio duele pero lo vas a disfrutar. – Lo tranquilizó el castaño. Besó a Blaine con todo el cariño que pudo para distraerlo e introducir un segundo dedo.

La excitación aumentaba entre ellos pero el ojiverde quería que todo fuera perfecto para la primera vez de Anderson. Bajó por su pecho y jugó un rato con los pezones del menor. Después siguió hasta llegar a su miembro excitado y lo introdujo en su boca mientras un tercer dedo acompañaba a los otros.

El moreno no podía más de placer, todos sus sentidos se centraban en los movimientos de su amante, en cómo lo cuidaba y lo satisfacía como nadie lo había hecho antes hasta que llegó al orgasmo dentro de la boca de su novio.

Sebastian tragó todo el semen y besó a su amante mientras seguía moviendo sus dedos dentro de él.

– ¿Estás listo? – Quiso saber el castaño.

– Sí.

– Te amo.

– Yo también te amo.

El ojiverde puso suficiente lubricante en su miembro y entró con suavidad. Blaine se agarró con fuerza a sus hombros, clavándole las uñas. Sentía dolor, pero era algo que esperaba. El más alto besó dulcemente las lágrimas que derramó el moreno.

Después de unos minutos sin moverse, Smythe comenzó con sus embestidas. Al principio fueron suaves para que se acostumbrara su amante pero conforme notaba más cómodo al ojimiel, más aumentaba el ritmo. Pronto los dos gemían de placer mientras sus cuerpos se daban placer mutuamente. Cuando el mayor estaba a punto de llegar al orgasmo, comenzó a masturbar al otro, haciendo que el más bajo estallara de placer. Esa imagen fue todo lo que el otro necesitó para llegar al orgasmo. El ojiverde salió de su amante y limpió a ambos con unas toallitas.

– ¿Estás bien? – Quiso saber Sebastian mientras se tumbaba al lado del otro.

– Perfecto. Mejor que nunca. – El menor sonrió ampliamente mientras se abrazaba a su pareja.

– ¿Puedo quedarme a dormir contigo? – Por primera vez, el castaño se sentía inseguro. Necesitaba pasar la noche allí para no sentirse tan mal. Él no quería utilizar al joven.

– Me encantaría.

Se abrazaron y cayeron en los brazos de Morfeo con una sonrisa y la tranquilidad del que sabe que está en buenas manos.

***

– ¡Santana! – Blaine aceleró el paso para terminar de bajar las escaleras y abrazarse a su amiga, que acababa de llegar a la casa del joven.

– Pequeño Hobbit... ¿Has encogido? – Preguntó la latina cuando lo abrazó.

– Siempre tan simpática y amable. – Bromeó el moreno antes de volverse hacia una chica rubia para abrazarla también. – Britt...

– ¡Unicornio! ¿Tanta gomina no afecta a tu cerebro? – El ojimiel la miró extrañado.

– No... Sam... ¿Qué haces tú aquí?

– Tenemos que hablar los cuatro. Vamos a tu despacho.

Los cuatro entraron en el despacho y el más alto cerró la puerta tras él. Las dos chicas se sentaron en las dos sillas que había frente al escritorio, Anderson ocupó su lugar y Evans se apoyó en la pared.

– Queríamos hablarte de mi primo, Chandler Kiehl. De él y de su relación con Sebastian Smythe y Kurt Hummel.

Estafa de Amor (Klaine/Seblaine/Kurtbastian boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora