Capítulo 14 - Momento incomodo

285 30 6
                                    


El desayuno estaba buenísimo, no me canso de ir a esta cafetería ni a las otras dos de su compañía. Al rato de acabar pude ver como Juliana venía con dos Chai Lattes y un cinnamon roll.

- Chicas a esta invito yo – decía dejándolo en la mesa. – Jazmín espero que le guste el chai latte, lo he hecho porque como a Flor le encanta.

- Sí, no te preocupes Juliana y por favor tutéame. – le decía mientras le tocaba el brazo.

- Flor, te dejo mi número de teléfono, quiero que me llames y quedemos para que me contéis como habéis coincidido, tengo curiosidad – decía provocando nuestra risa inevitable. – espero que no te moleste la confianza, pero es que en el trabajo no quiero perder demasiado tiempo, lo necesito de verdad. – se apenaba.

- Que va, yo estoy encantada ¡Huuum! Cuando quieras quedamos y hablamos, yo también tengo curiosidad de saber cómo una Mexicana ha acabado en Barcelona – me interesaba.

- Perfecto pues, chicas os dejo aquí la cuenta y lo único que si os pediré que hoy paguéis en barra, ya veis como está esto y si no es un desmadre. – dejaba una cajita con un lazo negro en la mesa.

- Ningún problema, en cuanto estemos vamos a la barra – dije animada. – un placer.

- Igualmente. – decía mientras la mesa de al lado ya la reclamaba. Cosmo es un sitio que a primera hora de la mañana la gente hace cola para sentarse, se llena y suele ser más abundante los sábados, aunque hoy no es el caso y está a tope igual. Si es cierto que quizá el precio es algo más elevado que en la resta de sitios pero a mí la calidad me parece mejor y el sitio me encanta, el ambiente y el espacio.

La mañana la tuvimos que dar por concluida justo en el momento que recibí una llamada del hotel y me reclamaban de manera urgente. Jazmín le había cambiado el turno a Gustavo así que no tenía que ir al hotel hasta el mediodía, pero aun así insistió en llevarme. Me sentía cómoda, libre de poder ser quien era y era consciente de que no me juzgaría, ni por mis tics ni por mis salidas de tono ni mucho menos por mi manera de vestir. Jazmín era una mujer libre aunque un poco encerrada en sí misma, me da la sensación que aguanta todo lo que puede y tiene hasta que revienta y cuando revienta es mejor no estar en la onda expansiva de 5 km a la redonda. Quizá me equivoco pero es que en toda la mañana que hemos pasado juntas no he conseguido sacarle nada, aparte de que es Argentina. Tampoco entiendo como no me di cuenta, no se le nota nada a la hora de hablar, ¿es eso posible?

Cuando llegué la crisis ya estaba resuelta y al final lo único que habían hecho era interrumpir mi mañana por una chorrada.

Hacia las 15 horas, mientras yo estaba tranquilamente arreglando cuatro facturas de los proveedores, escucho como alguien toca a la puerta y abre sin esperar respuesta. Cuando levanto la cabeza y veo a Jazmín con su sonrisa habitual y con un sobre entre las manos.

- ¿Se puede? – pregunta antes de entrar.

- No tienes que preguntar, tu siempre puedes ya lo sabes – digo levantándome para abrazarla.

- Aiixxx – dice mientras me abraza – tus abrazos dan vida Flor – y yo me pongo realmente nerviosa.

- ¿Estas mejor? – pregunto

- ¿Mejor? – repite sin saber.

- Esta mañana parecía que algo te había molestado o puesto triste. – digo mientras me apoyo en la mesa para hablar más cómoda.

- Sí, aquí traigo la respuesta creo. – Y me entrega el sobre que traía en la mano.

- ¿Qué es? – pregunto confundida.

La Fugitiva "Flozmin"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora