35. Nuja K'orshapalak.

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Dos semanas, quizás tres... le resultaba difícil llevar la cuenta de los días que habían pasado desde que se había abierto la puerta de su jaula al Alcázar por primera vez.

Nuja había decidido venderle temporalmente su persona a la hija de la emperatriz desde el momento en que le había puesto al corriente de los planes que tenía para ella. Sin embargo, había decidido seguir un poco más con el juego y dejarle probar en ella las técnicas de "subyugación de la lealtad" que tantísimo deleite y orgullo proveían a Kalique. Por lo que había podido sufrir, el martirio al que sometía a los splices diseñados para ella variaba según el splice; en su caso, ella misma, en persona, la había atado y, mediante artefactos tecnológicos, sometido a cantidades de luz que abrasaban sus retinas y frecuencias sonoras que podrían haber hecho estallar sus tímpanos. Así, cada día, Kalique se personaba ante ella y le pedía amablemente su sumisión, frente a cuya respuesta negativa comenzaba otra vez el martirio.

Por fin había llegado aquel en que se rendiría.

Todo se mantuvo en oscuridad y calma hasta que su dueña entró en la celda. Cada día lucía un vestido nuevo completamente distinto a los anteriores. Un criado trajo una silla para que se sentara.

— Buenas tardes, mi querida Nuja.

La splice murciélago siseó con rabia; algo que no le hacía falta fingir, aunque esa fuera su intención. Echa un ovillo en un rincón no parecía más que una débil sombra, un despojo de la importante persona que había sido.

— Aquí estamos, un día más, y el reloj no deja de correr. El mundo sigue girando a nuestro alrededor y yo cada vez me hallo más en la necesidad de un espía. ¿Cuál será tu respuesta?

— ... — Tenía la garganta reseca, pues no recibía agua o alimento hasta que sentía prácticamente desfallecer.

— Misha. Agua.

La criada humana, que se mantenía siempre dos pasos por detrás de su señora, desapareció para regresar en unos segundos durante los cuales Nuja le sostuvo la mirada a Kalique.

— Puedo hacer que acabe, en un instante. Y puedo darte todo aquello que desees.

Una copa de plástico con agua le alivió mientras continuaba la actuación que había ensayado durante todo aquel tiempo; en ello había ocupado su mente mientras era torturada. Era algo que había aprendido de su tiempo de vasallaje con Vakt, quien se consideraba un maestro de las artes escénicas; artes que no habían podido salvarle de la muerte aquella noche.

— Puedo darte al responsable de la muerte de ese traidor, ¿cuál era su nombre? ¿Vakt? ¿Eso te haría feliz? — Eso ya se lo había prometido antes, aunque Nuja no se fiaba de que pudiera cumplir su palabra. — ¿Vas a dejar que te haga feliz?

Por encima de todo odiaba el tono condescendiente y falso con el que se dirigía a ella, tono que esperaba que cambiase al conocer su respuesta.

— Sí.

— Sí, Su Alteza. — Kalique no pareció ni un ápice asombrada y eso intranquilizaba a Nuja. — Te dirigirás a mi correctamente, o volveremos a empezar.

— Sí, Su Alteza.

— Es una mejora, supongo. Misha, haz que la adecenten y la lleven a mis aposentos. Tenemos muchas cosas que discutir.

No cometería el error de subestimar a aquella mujer, de pensar que sería más lista tan fácilmente. Mantendría las apariencias, asumiría que sabía que no se había doblegado, sino que quería utilizarla. Se utilizarían mutuamente.

Tendría que andarse con cien ojos de ahora en adelante; pero, por el momento, dejó que unos guardias la ayudaran a levantarse y la criada la sumergiera en un baño azul que poco después supo que era el RegeneX que Kalique guardaba para sí misma. Cuando el proceso de regeneración hubo acabado, no sólo había recuperado su vista y su oído; se sentía distinta, mejorada, sus garras parecían más largas, afiladas y brillantes, sus sentidos más agudizados...

Como única prenda, le fue entregada una capa corta de color pardo con el logo de la familia Abrasax en dorado. Desconocía el tipo de tela, pero, al ponérsela, se ciñó a su cuerpo como si de una armadura ligera se tratara.

— Su Alteza te recibirá ahora. — Anunció un criadohumano interrumpiendo la exploración de sus nuevas facultades.

Las Guerras Splicer. Parte I. (El Destino de Júpiter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora