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Yoongi vio a Kim Seokjin a la semana siguiente, pero no precisamente en su oficina. De hecho, Yoongi dolía salir frecuentemente al patio de la escuela y también iba a algunas clases, sobre todo cuando habían ciertos problemas con algunos alumnos, ya sea de disciplina o bajo rendimiento escolar. Yoongi debía encontrar el origen de esos cambios y tratar de solucionarlos a como dé lugar.

Pero Yoongi no se encontró con Seokjin en clases, sino que en el patio de la escuela, en la hora de descanso, y específicamente, en la cancha de básquetbol. A él, personalmente, siempre le había encantado ese deporte, entonces solía ver cómo jugaban los chicos e incluso a veces jugaba con ellos.

La gran ventaja de dedicarse a la educación y ser tan joven aún, era que los estudiantes tenían más confianza en acercarse al docente, y eso ocurría mucho con Yoongi. Él no tenía el rostro más amoroso de todos ni el gesto más agradable, es más, casi siempre tenía una expresión neutral en la cara y agudeza en sus ojos pequeños, pero aún así los jóvenes no lo rechazaban, ni siquiera aquellos que nunca habían necesitado su ayuda.

Por eso, se sentó en la parte más alta de la gradería, sintiendo el frío del comienzo otoñal, y observó a los chicos jugar.

Entre estos, se encontraba Kim Seokjin.  

El chico, honestamente, no era bueno en el básquetbol: lento, torpe y bruto, causaba más heridas en sus compañeros que puntos en el equipo, pero aún así nadie le recriminaba nada. Yoongi recordó que Kim era uno de los alumnos con mayor prestigio y de familia realmente poderosa. Seguro por eso no le decían nada al respecto.

De repente, uno de los chicos, más concretamente Jaehwan, lo saludó desde lejos agitando ambas manos como señal. Yoongi hizo una inclinación leve para responder. El alumno, si bien nunca necesitó su ayuda, siempre jugaba básquet, y a veces Yoongi se unía a él. Era bastante bueno.

Seokjin recién ahí se dio cuenta de que Yoongi estaba viéndolos, así que entusiasmado, gritó:

—¡Juegue con nosotros, señor Min!

Yoongi, honestamente, no creyó que Seokjin le hablaría ante los demás alumnos, sabiendo todos estos que él era orientador de la escuela. Los chicos perfectos como Kim no necesitaban de la ayuda de personas como Yoongi, por ende, la situación fue extraña. Si los demás alumnos se percataron de aquello, al menos allí, no lo demostraron.

Lo atribuyó a que, como se ha mencionado anteriormente, él tenía buena relación con los jóvenes, sobre todo aquellos que jugaban básquetbol.

Debido a eso, y también porque le encantaba hacerlo, aceptó la propuesta de Seokjin: se quitó el suéter fino que llevaba puesto, dobló las mangas de su camisa hasta los codos, y se acercó a los jóvenes. Varios de ellos (incluido Seokjin) eran más altos y fornidos que él.

Armaron los grupos y comenzaron a jugar. Yoongi, Jaehwan, y un chico alto de rostro severo, quedaron juntos; mientras que Seokjin y dos alumnos más eran los rivales. Yoongi sólo jugaría un poco, encestaría un par de veces y los dejaría en las suyas, porque no quería sudar demasiado. A él en serio le encantaba el básquetbol, porque odiaba sudar, y al jugar con ellos, estaba haciendo un gran sacrificio a su higiene.

Con destreza, y esquivando a un rival, recibió el balón de uno de los de su equipo y corrió hacia el aro. Seokjin no pudo evitar que marcara un punto rápidamente.

—Woah, es muy bueno, señor —lo halagó Seokjin al pasar justo a su lado.

Yoongi no respondió, porque otra vez tuvo el balón en sus manos. Sin embargo, al momento de intentar marcar un punto nuevamente, Seokjin trató de evitar que encestara a toda costa.

Vaya momento inoportuno, en donde el codo de Seokjin impactó muy fuerte su nariz. Yoongi cayó al suelo, viendo mil colores, tratando de aguantar el dolor, y llevándose la mano a la zona, humedeciendo de inmediato la palma.

Seokjin le había pegado tan fuerte que ahora estaba sangrando.

JAYU #jinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora