Ahora me pusieron a dudar... ¿Me gusta Mike?

7 0 0
                                    

Narra Áida

¡Día de la pijamada! ¡Yay! Me despedí de Mike y salimos con mis amigas hacia mi casa. Llegamos y lo primero que hicimos fue dejar las maletas en mi cuarto para salir a almorzar en algún centro comercial, así que recogimos a Ana y a Ámbar y nos guimos. Llegamos y Emilia y yo pedimos pasta mientras que el resto pidió hamburguesa. Estuvimos allí un rato y decidimos ir a Bath&Foam Works con el único propósito de oler todos los jabones, cremas y velas aromáticas que pudiéramos antes de que cerraran... hora y media después nos sacaron.... ¿por qué? Bueno, creo que los clientes se estaban empezando a asustar viendo nueve niñitas corriendo por ahí oliendo cosas como si no hubiera un mañana, pero ¡vamos!, ¡como si ustedes no lo hicieran también! Igual ya habíamos perdido el sentido del olfato para ese entonces y no había de esas copitas con granos de caflé para reactivar tu olfato, así que...

Al volver a la casa, ya estaba organizando el cuarto en el que nos íbamos a quedar. Todo estaba decorado con bombas de helio, luces de colores que usamos en diciembre, cojines, cobijas, almohadas, chocolaticos, gomitas, más cojines y un botiquín de emergencia: uno nunca sabe qué calamidades pueden pasar cuando siete amigas hacen una pijamada. Una vez, hace ya como tres o cuatro años, nos fuimos con mis amigas de ese entonces a mi finca. En ese momento sólo eramos Karol, Sol, Ana y yo (Ámbar también estaba en nuestro grupito, pero no pudo ir) y en la noche decidimos jugar guerra de almohadas, pero nosotras siendo las inocentes niñas de nueve y diez años que éramos, sin medir nuestra fuerza, tal vez dejamos que las cosas se descontrolaran un poco. Solo diré que no nos dejaron hacer pijamadas ni mucho menos jugar guerra de almohadas por más de seis meses.

Nos empijamamos y no sabíamos que hacer. En las pijamadas siempre pasa eso: dices "sí, ¡la vamos a pasar deli! Vamos a cantar karaoke, vamos a jugar guerra de almohadas (no, espera, mejor no), vamos a jugar verdad o reto, vamos a jugar mímica, vamos a comer, nos va a dar un shock de azúcar... ¡yay!" Pero cuando llega el momento uno solo se queda ahí como "oye... y... el piso es piso..." para que otra te responda "Y... ¿te gusta el quezo?" Y no falta la que desde el fondo grita "¡Feliz día del árbol!". Decidimos empezar por lo típico: ¡cantar karaoke! Cantamos un par de canciones todas juntas que no pueden faltar si cantamos karaoke, como Anaklusmos, el tema de Jurasic Waterpark, de Star Fights y de Indiana M. Jones. Luego cada cual cantó por lo menos una canción de alguno de sus fandoms, así fuera solas o acompañadas, así que parecíamos el soundtrack de series, películas y musicales al mismo tiempo. El problema es el siguiente: nuestras voces son muy bajas y absolutamente TODAS las cantantes de nuestros fandoms cantan extremadamente alto, y nos inspiramos y—
¡Y valla que salió mal!
¡Aidanita!
¿Qué? ¡Tengo razón!
Lo peor es que sí...

Luego de "evento de catástrofe auditiva", comimos dulces. Muchos dulces. Había unas pequeñas mentitas verdes sabor a linmión... cien. Había trece mentitas para cada una... no recuerdo bien que pasó después de eso, pero lo siguiente que recuerdo es que estábamos en la cocina comiendo tostadas de jamión con quereso para pasar el shock de azúcar unas tres horas más tarde. Según me enteré el día siguiente, luego de que mis amigas se fueron, fue que al parecer en esas tres horas cantamos, bailamos, nos disfrazamos, contamos chistes, nos pusimos a molestar con Tomás, nuestro imaginario príncipe azul comunitario; bailamos más, tradujimos canciones, nos inventamos un nuevo idioma, tal vez encontramos un mundo paralelo y a lo mejor logramos la paz mundial, pero no tengo claridad de qué fue exactamente lo que sucedió.

Finalmente llegó la medianoche, el momento que todas esperábamos sin saberlo. Llegó ese momento que nunca falta en las pijamada de solamente adolescentes mujeres, lo más estereotipado de las pijamadas de adolescentes, y no, no es leer revistas de moda; es algo conocido como Pillow Talk o, en algunos casos, crisis existencial entre amigas. La Pillow Talk es ese clásico y muy privado momento en las pijamadas cuando hablas con tus amigas de cosas "serias" que estén pasando en tu vida en el momento, ya sea problemas en tu casa, trabajos en grupo en el colegio, cuánto odias los trabajos en grupo del colegio, tu novio, tu crush, tu ex (si alguna de nosotras tuviera), tu mejor amigo, alguna amiga que no pudo estar, algo por lo que estés preocupada, el chisme de todas tus amigas intentando sacarte alguna verdad que no existe sobre tu mejor amigo a quien supuestamente friendzoneas desde hace diez años cuando realmente no lo haces porque él no está enamorado de ti y si lo estuviera te habrías dado cuenta y a lo mejor no lo hubieras friendzoneado porque— pero no va a pasar porque ninguno de los dos siente algo por el otro así tus amigas y sus amigos estén convencidos de que sí Y lOs ShIpPeEn CoMo Si FuErA uNa SeRiE o Un LiBrO eN El QuE sOn LoS pErSoNaJeS pRiNcIpAlEs CuAnDo nO eS uN lIbRo Y sI lO fUeRa No SeRíAn lOs pRiNcIpAlEs!!!
¡Áida, chill! Eso se salió un poco de control, ¿no crees?
O cosas así, ya saben, lo típico de adolescentes. Y, como era de esperarse, terminamos hablando de Mike.

Emilia: Oigan, hoy Mike también tenía pijamada, ¿no?
Sol: Sí, tienes razón. ¿Cómo les estará yendo?
Karol: Ugh, ¿en serio nos toca hablar de esto? -Sí, Karol no es la más romántica, que digamos. Claro, tiene su lado cursi, pero solo se le sale en series, así que... Ana la miró con cara de 'Sí, ¡no te quejes!'- Okey
Chiara: ¿Nadie más cree que es raro que Eric, Marco y ellos los hayan invitado? ¡Ni siquiera son amigos!
Sol: Cierto...
Áida: ¡Nah! Por lo que vi, Mike y sus amigos son muy sociales. Como, no son los más populares que digamos, pero no tienen problema en hablar con cualquiera y sacan tema de conversación fácil.
Ámbar: Oye, y.... hablando de Mike.....
Áida: ¡No! -dije sabiendo exactamente a qué íbamos a llegar-
El resto: Sííí... -dijeron todas sabiendo exactamente a qué íbamos a llegar-
Áida: ¡No! Somos solo amigos, él no me gusta y yo no le gusto
Katy: Bueno, tal vez a ti no te guste, pero—
Áida: ¡Yo no le gusto! -la interrumpí sabiendo exactamente a qué íbamos a llegar-
Ana: ¡Sí le gustas!
Áida: ¡No le gusto!
Ana: ¡Sí le gustas!
Áida: ¡No le gusto!
Ana: ¡Sí le gustas!
Áida: ¡No le gusto!
Ana: Bueno, como tú digas, pero a ti te gusta
El resto: ¡Uuuuuuh!
Áida: ¡No me gusta! ¿¡Cuántas veces se los tengo que decir!? -dije plantando mi cara contra la almohada-
El resto: ¿Seguuura?
¿En serio Aidanita? ¿Tú también?
¿Qué puedo decir? ¡Hacen linda pareja!
Áida:
El resto: ¡Rayos!
Juro que esto ya lo había vivido... ¿No Aidanita?
¡No desistiré!
Ana: Nah, sí te gusta
Áida: No, no me gusta
Ana: ¡Sí te gusta!
Áida: ¡No me gusta!
Ana: ¡Sí te gusta!
Áida: ¡No me gusta!
Ana: ¡Sí te gusta!
Áida: ¡No me gusta!
Jazmín: Okey, solo hay una forma de saber: Áida, ¿qué sietes por Michael?
Áida: Ugh, ¿en serio? Bueno, si me toca hacer esto para que me dejen de molestar, lo haré. Veamos, Mike es... ¿qué digo? Pues Mike... Mike...
Si... hagamos esto fácil: Áida, solo olvídate de que estás aquí y di lo que sientes
Áida: Es que no sé qué decir. Más bien, no sé por dónde empezar. Conozco a Mike desde hace diez años, ni siquiera me acuerdo de cómo nos conocimos. Estoy segura que no fuimos nosotros y, a decir verdad, no sé cómo se las ingeniaron nuestras mamás para presentarnos; ellas no se conocían y no creo que supieran que resultaríamos siendo tan buenos amigos. Fue obra del destino y es una de las mejores cosas que me pudo haber pasado. Desde que tengo memoria le cuento todo, hablamos de todo y la confianza que ha estado ahí... siempre ha estado ahí. Sé que le puedo contar lo que sea sin que me juzgue y él igual y tal vez es precisamente por eso que solo lo veo como un amigo: cuando tienes un crush te da pánico hablarle y todo siempre es súper incómodo, mientras que con Mike no pasa eso y tal vez por eso lo veo nada más como mi mejor amigo, mi confidente. O tal vez es que tengo miedo de admitirlo. A lo mejor no lo registro, no lo capto, pero tal vez sí me guste y no quiera admitirlo porque no quiero que las cosas cambien; no quiero que se ponga incómodo como si fuera mi crush, no quiero que sea mi novio porque eso implicaría un cambio de amigo a algo más serio y no quiero que eso pase. A lo mejor sí me gusta, pero le tengo miedo al cambio.

Dije volviendo a la realidad, recordando dónde y con quienes estoy. Obviamente todas me miraban con estrellas en los ojos por el monólogo mega inspirado que acababa de salir de mi boca, a lo que yo sólo reacciono aplastándome contra la almohada que estaba entre mis brazos. Todas comenzaron a decir cosas como "y por eso los shippeo", "yo sabía que esto iba a pasar", "aww" y todo tipo de cosas alrededor mío, pero así las estuviera oyendo, realmente no estaba escuchando. Ni siquiera le prestaba atención a Aidanita diciéndome todo tipo de cosas dentro de mí, no podía concentrarme en nada más además de una única pregunta: ¿me gusta Mike?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 19, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La vida de Áida: una chica... ¿Normal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora