Capítulo 2.- El amor y el alcohol, son drogas legales

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Era interesante que, durante la tarde hubiese tenido tanto sueño como para querer dormir un mes, pero justo ahora, toda la somnolencia había desaparecido, Hiro estaba mirando TV después de darse un baño, justo ahora no tenía cabeza para nada más, ni sus proyectos, ni la tesis, ni nada que no fuera el hecho de que iban a dar las 12 y Miguel no aparecía.

Cerca de las 8 de la noche, luego de caminar algunas calles hacia el sur de la ciudad, Marco y Miguel llegaron a un recinto, más o menos llamativo, y vagamente destacable, se llamaba "la puerta secreta" y era el sitio predilecto de Miguel, quien durante sus años de preparatoria era encontrado cada fin de semana compartiendo un buen trago junto con sus compañeros del alma; Leonardo San Juan, Marco Díaz y de vez en cuando Nando San Juan, hermano de Leo.

El recinto tenía luces altas y toques estrovoscopicos, un poco retro, casi vintage, sin duda extravagante, como su dueña, una peliazul de labios delgados, nariz respingada y sonrisa encantadora, Coraline Jones. No era demasiado mayor a ellos, por eso sabía lo que a los chicos atraía y su bar llevaba suficiente laborando sin contratiempos.

─¡Miguel!

Saludó la chica de ojos perspicaces, desde atrás de la barra.

─¡Carol!

A Miguel le gustaba hacerla enojar.

─Coraline…

Señaló ella.

Uno creería que después de tantos años tratando con una persona del que eres cliente, se llega a un estado de cordialidad que puede ser tratado como amistad, y eso podía pasar con el tendero y el lechero, pero con Coraline era diferente. Había hecho más por ellos de lo que haría cualquiera por un cliente, y se había llevado la confianza del grupo.

Como aquella ocasión en la que contrató a un muchacho como mesero y Leo creyó al principio que era una chica con el cabello en el ojo… Coraline supo casi de inmediato que Leo había sido flechado, y tengan por seguro que sin su ayuda, Kubo y Leo no estarían viviendo juntos.

─¿Qué les sirvo muchachos?

Dijo Coraline cuando ambos se sentaron en la barra.

─Quiero un high-Ball cargado…

Dijo Marco.

─Y yo, sólo pido una cerveza…

Miguel no era tan fresa.

─Trabaja…

Anunció Coraline, que vestía un mandil, pantalones rectos, y el cabello amarrado en una coleta.

─Por un segundo creí que veía doble cuando te vi entrar

Dijo Coraline a Miguel.

─Él es Marco De La Cruz, mi primo…

Miguel tomó la cerveza que la chica le tendía.

─¿Eres la dueña de todo esto?

Marco sonrió impresionado.

─Así es, "la puerta secreta" es por entero mi idea…

Coraline puso sus manos en su cintura con expresión orgullosa.

─¿De donde eres?

Marco tomó su vaso.

─Michigan…

Respondió ella limpiando la barra.

─Américana… ─Señaló Marco brevemente─. ¿Y te haces cargo de todo, tu sola?

─Por ahora si, no siempre es así, tenía un mesero que me ayudaba, pero hace poco decidió irse a vivir con su pareja, y le di un descanso en lo que se adapta a su nueva casa.

El amor es una derrota inminente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora