Capítulo 31: El Laberinto Parte II

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Narrado por Tessa

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Narrado por Tessa

Corrimos lo más rápido que pudimos, sin embargo llegamos a un punto en el que tuvimos que separarnos. Caroline siguió mi lado, mientras que Amber y Lizeth se fueron al contrario.

—¡Demonios! —grité una vez que nos alejamos lo suficiente de lo que fuera que nos estaba siguiendo.

—No debíamos separarnos —dijo Caroline entrecortada.

—Ya sé, pero no podemos volver por ese camino. Debemos continuar hasta que encontremos lo que nos falta para poder salir de aquí.

—¿Cómo vamos a seguir Tessa? Alguien está dentro del laberinto y nos siguió, y se llevaron a Evan.

—Debe ser parte del juego, tranquila.

—Más vale que sea así —pasó de lado mío y avanzó apuntando con la lámpara el camino que ahora debíamos seguir.


Encontramos algunosde los objetos que nos habían tocado, pero no encontrábamos a las chicas. Seguía pensando en Evan, seguro eso era parte del juego porque no podía haber sido Malcolm y muchos seguidores alrededor de él, aunque todo era posible en este momento.

—Ya me cansé, necesitamos descansar —habló Caroline después de haber estado callada la mayor parte del tiempo.

—Sí, está bien.

—Lamento haber estado en silencio todo este tiempo, es solo que me preocupa lo que está pasando aquí dentro. No nos dijeron que habría personas siguiéndonos, ni nada así.

—También he estado pensando en eso.

—Estoy preocupada por Evan como no tienes idea Tessa.

Me acerqué a ella y le dije que todo estaría bien, porque eso era lo que quería escuchar en ese momento. Sabía que Caroline, Danny y Violet estaban sintiendo demasiada culpa, y tenían que tranquilizarse porque nada de lo que sucedía era por culpa de ellos.

Continuamos descansando durante otros minutos más. Estábamos sedientas, cansadas y preocupadas, una mezcla horrible.

Nos levantamos y comenzamos a avanzar nuevamente. Cada paso que dábamos era con la esperanza de que en el siguiente cruce encontraríamos a Amber y Lizeth, pero también íbamos con la incertidumbre de encontrarnos a los encapuchados, y tener que volver a correr con la poca fuerza que nos quedaba no iba a resultar sencillo.

Llegamos a un puente y sin importar que las fuerzas se nos arrebataran corrimos a él para intentar encontrar a alguien desde arriba.

—¿Puedes ver algo? —preguntó Caroline que apuntaba con la linterna frente a nosotras.

—No, no se ve nadie. No imaginé que estuviera tan grande el laberinto.

—Ahora entiendo por qué se tardaron todo este año en hacerlo.

Graduación Sangrienta (Libro II) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora