Especial Navidad Parte I

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Narrado por Bryan

—Mamá, ¿has visto mi bufanda negra con rojo?

—Seguro está en el cajón de hasta debajo.

—No está, ya la busqué en todos —respondo volviendo a ver hacia los cajones.

—¿Es tan importante usarla hoy?

—Qué bueno que Caroline no está aquí. Si te hubiera escuchado seguro habría explotado —mi madre suelta en risas y entra a mi habitación. Va revisando cajón a cajón hasta que en uno de ellos encuentra la bufanda.

—¿Ves? No sabes buscar las cosas, eso es diferente.

—Gracias mamá.

—¿A qué hora piensas volver el día de hoy?

—Es la una, así que yo creo que antes de las nueve ando de regreso.

—Procura que sea así cariño.

—Sí mamá, te lo prometo.

Salió de la habitación y me puse a recoger todo lo que saqué de los cajones para poder ir por Danny y así ver a todos en casa de Caroline. Terminé de levantar mi desastre y vi a Megan pasar entre el pasillo. Corrí tras ella y le dije que esperaba pudiera cubrirme unos minutos antes de que volviera a la cena familiar, respondió que sí pero condicionándome a que hiciera los deberes por lo que restaba de las vacaciones. No tuve otra opción más que aceptar su trato.

Volví a mi recamara y tomé una chamarra porque el frío en la calle estaba a todo lo que daba. Bajé las escaleras y me despedí de todos diciéndoles que los vería hasta tarde.


Al llegar por Danny su mamá me dijo que mejor pasara hasta su cueva porque estaba buscando como desquiciado su bufanda y ya había dejado todo en el suelo. Reí al escuchar eso, justo lo que había pasado hace no mucho conmigo.

Subí y al entrar a su cuarto sin duda tenía un desastre. Le dije que mejor comenzara a arrumbar sus cosas a un lado para que no se le hiciera tedioso después el componer todo.

—Caroline me va a matar.

—¿Ya buscaste bien? De seguro la has de tener en uno de los cajones que ya no abres.

—Te juro que la tenía cerca porque sabía que este día llegaría y tendríamos que usarla para la foto anual que siempre tomamos.

—Tranquilo Danny, te ayudo a buscarla.

—Por favor.

Comenzamos a acomodar sus cosas en la cama para después irlas guardando y así no tener la presión al componer todo como locos. Terminamos de recoger la mayor parte de las cosas y sobre un montón de ropa se estaba asomando la bufanda. Danny salió disparado hacia ella y al jalarla tiró la montaña en la que estaba enredada.

Terminamos de componer absolutamente todo y salimos de su casa despidiéndonos y en especial Danny avisando que no regresaría tan tarde.


Una vez que llegamos a la casa de Caroline toqué la puerta y nos abrió Barry. Al parecer ya todos estaban en casa y eso que él siempre era el último en llegar a todas nuestras reuniones.

—Hasta que llegan —habló Caroline saliendo de su cocina con una bandeja de galletas —. Mi mamá les preparó esto antes de que se fuera, así que valórenlo.

—Tu mamá siempre consintiéndonos —respondí mientras tomaba una galleta en forma de oso polar.

—Lo sé, es muy considerada con ustedes —noto el sarcasmo en su comentario. Desde pequeños su madre nos había tratado como sus hijos y siempre que tenía la oportunidad nos daba golosinas sin que nuestros padres se enteraran.

—¿Recuerdan esa vez en la que todos tuvimos que ir al dentista por todos los dulces que nos dio la mamá de Caroline? —preguntó Tania. Justo como si hubiera leído mi mente.

—Lo gracioso del tema es que nunca supieron quién nos dio tanto dulce —respondió Max riéndose. Al igual que él todos comenzamos a soltar carcajadas.

Eran muchas las aventuras que habíamos vivido desde pequeños y siempre en estas fechas las hablábamos como si hubieran sido no hace muchos días y comenzamos a reír tanto que terminábamos corriendo al baño por todas las tonterías que vivimos.

—Y esa vez en la que Caroline corrió tras de Barrie para quitarle los chocolates y terminó tacleándolo frente a todos —mencionó Violet mientras trataba de soltar su carcajada en medio de su anécdota—. Les juro que ese día terminé llorando de la risa.

—¡Dame mis malditos chocolates! Eso fue lo que gritaba Caroline en los pasillos mientras Barrie solo le sacaba la lengua para provocarla más de lo que estaba.


Continuamos contando más historias, como la vez en la que tuvimos que bailar Jingle Bell Rock vestidos de duendes y fue cuando Violet se cayó en media presentación. Ese día tuvimos que romper la coreografía e improvisar para que no se notara tanto el pequeño incidente.

Una vez que terminamos de reír e ir al baño constantemente por los ataques de risa comenzamos a jugar Jenga-Retos. El juego consistía en jugar tal cual el Jenga y el que tirara la torre tendría que recibir un reto por parte de todos los demás.

—Bueno Max, te retamos a que salgas en bóxer afuera y corras como desquiciado gritando que Santa no llegará este año —dice Delilah sonriendo pícaramente. Ya sabía a donde iba este reto.

—No, no puedo salir así. Hace un frío de los mil demonios y voy a terminar resfriándome.

—No seas gallina Max.

—A ver hazlo tú Barrie.

—Yo no tiré la torre tontamente, fuiste tú.

—Está bien, lo haré. Los odio a cada uno de ustedes.

—Sabemos que no lo haces Max —respondió Caroline mientras se iba levantando de su lugar para abrir la puerta de su casa.

Max se quitó la ropa quedando en bóxer, todos comenzamos a reír. Contamos hasta tres y salió disparado gritando lo que le dijimos y las risas estallaron aún más.

Muchos de los vecinos salían de sus casas e incluso una pareja de ancianos se quedó petrificada al ver a Max semidesnudo corriendo en la calle.

—¡Tapate hijo que te vas a enfermar! —escuchamos gritar. 

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Hola Marcados. :D

Comencemos este especial en donde no veremos nada de sangre o cosas que estén relacionadas con todo lo que está pasando y lo que ya pasó.

Solo es un momento feliz del Club de los Ocho. (: 

Graduación Sangrienta (Libro II) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora