Capítulo 13: Pertenencias

146 30 10
                                    

Narrado por Danny

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narrado por Danny

—Dylan, el sol está saliendo.

—Dame otros cinco minutos, por favor.

La madrugada había sido pesada al estar en carretera manejando, pero tuvimos que parar para descansar un poco.


Afortunadamente Natalie días antes de venir me mandó la ruta que tomaría, por lo que había más posibilidades de encontrar alguna pista.

Dylan salió del auto y comenzó a hacer estiramientos. Me alegraba saber que contaba con él y que me apoyara en estas decisiones drásticas que tomaba de un momento a otro.

—¿Estás listo para seguir? —preguntó mientras volvía a subirse al auto.

—¿Tú lo estás?

—Odio que me respondas con otra pregunta, pero sí. Estoy listo.

—Yo también estoy listo —me estiro y le doy un casto beso—. Gracias por estar aquí.

—Hasta el final, lo sabes.

Salimos del espacio rocoso en donde habíamos aparcado y continuamos nuestro camino. Íbamos tratando de seguir bien la ruta de Natalie, porque del lado contrario era un poco más complicado saber hasta qué punto ellos habían llegado.

—¿Qué harás cuando encontremos algo? ¿De verdad crees que encontremos algo?

—No lo sé. También he estado pensando en ello.

—Sigo sin entender cómo es que Malcolm los encontró.

—Lo mismo me preguntó Dylan. Es imposible que se haya enterado de que regresaría a Stewartville. No tiene sentido.

—¿Crees que alguien desde adentro le ayude?

—No me sorprendería, pero ¿quién? No podemos ir de ciudadano en ciudadano buscando entre sus pertenencias algo sospechoso.

—Lo sé Danny, pero es que...

—No tiene caso que pensemos en ello. Ahorita solo quiero encontrar cualquier cosa que me lleve al paradero de Natalie. Tengo una corazonada y sé que sigue viva.

—Encontraremos algo, tranquilo.

Para hacer que el ambiente estuviera más tranquilo puse música de la que nos gustaba a ambos. Time Travel de nevershoutnever comenzó a sonar y ambos empezamos a cantar. Era una de las pocas canciones que ambos disfrutábamos cantar a todo pulmón.

Salimos de un sinfín de curvas y al dar la última había un hotel con cinta amarilla de la que ponían las policías en una escena del crimen.

—Detente —dije mientras no quitaba la vista del hotel.

Graduación Sangrienta (Libro II) |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora