Cuatro.

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IV

Después de estar dos semanas en New York yo solo, buscando a la chica día tras otro, decidí que debo dejar de pensar en ella y empezar a retomar mi vida.

Digo… fui una y otra vez al mismo sitio donde nos habíamos encontrado, recorrí el camino que tomé hasta que me dolieron las pies, ¿Qué más podía hacer?

Sólo recordaba sus ojos y su cabello como la miel. Estaba perdido…

Además, el que ella caminara el mismo día, a la misma hora que yo por aquel lugar, pudo ser simplemente una coincidencia, y no obras del destino o de un ser-todopoderoso-y-mágico como lo había pensado en primer lugar.

Pfft, tanto estrés debía estar afectándome.

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Words |h.s||pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora