Capítulo 4

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—No pares – pido, con cada penetración puedo sentir el orgasmo, Joseph es increíblemente bueno en la cama, su mano acaricia mi espalda y luego chupa mis pechos.

— Sigue así – susurra, me muevo de arriba abajo mientras él captura mis pechos con su boca, puedo sentirlo, mi cuerpo se estremece, me penetra duro y fuerte, siento que me falta el aire y lo beso, muerdo su labio inferior y ambos sonreímos, ambos llegamos al clímax y permanecemos así un momento más.

Permanecemos abrazados por un rato, Joseph vuelve a besarme y puedo sentir el palpitar de su miembro, parece que aún se está viniendo.

— Susan me pidió el divorcio – comenta, me alejo por un momento de él y frunzo el ceño.

— ¿Y qué vas a hacer? – pregunto.

— Es ella quien quiere separarse.

— ¿Tú no?

— Sí, pero no quiero que haya un escándalo y pelea familiar...

— Tienes que hacer que te perdone a como dé lugar – digo, parece confundido, me levanto, le quito el preservativo y lo tiro al bote de basura, cierro la cortina oscura y a la habitación le falta luz.

— Creí que querrías que me divorciara de ella. – su voz parece diferente.

— ¿Por qué lo querría? – pregunto, me pongo una playera blanca y me vuelvo a poner la tanga de encaje que traía puesta.

— Por esto – nos señala, cierro los ojos y luego sonrió.

— Esto solo es sexo. – contesto.

— ¿Es en serio? – pregunta con indignación, asiento mientras amarro mi cabello.

— Pongamos las cosas claras, la primera vez que tuvimos sexo no sabíamos que era el uno del otro, pero las demás somos conscientes, en la escuela eres mi profesor pero en la cama somos amantes, solo eso. – me acerco para darle un beso y sonríe. – Además me encanta como coges, es por eso.

— A mí me gusta verte con tangas de encaje. – dice.

— Deseo cumplido – digo, elevo un poco la blusa y me acerca a él.

— Me gusta tu claridad con las cosas, a mí también me encantas tú.

— ¿Qué tanto? – pregunto.

Nuestro coqueteo nos lleva nuevamente a estar juntos, me encanta su lengua entre mis piernas, sus dedos y su maravilloso miembro, nunca antes había experimentado un multiorgasmo, pero con él es fácil obtenerlo, sabe los puntos exactos en dónde hace que mi piel se erice por completo, su cabeza esta entre mis piernas, sus ojos se encuentran con los míos, cierro los ojos y echo mi cabeza hacia atrás, mi espalda se arquea del deseo puro que siento cuando su lengua juega con mi clítoris y sus labios lo aprisionan, eso me hace gritar y querer sacudir la cama, por un momento se detiene, sé lo que quiere, pero odio el sabor a látex, así que tomo una toalla y una botella de agua, la echo sobre su miembro y luego lo seco con la toalla, mi lengua toca la punta de su miembro, lo miro al sentir mi calidez, pongo una pastilla de menta en mi boca y mueve su cadera para poder penetrarme la boca, pongo la pastilla en la punta de su miembro y continuo saboreando, su cuerpo tiembla, retiro la pastilla y lo succiono por completo con mi boca, siento su palpitar y sus manos enredadas en mi cabello, me aleja y me acerca, penetra mi boca una y otra vez, se pone un preservativo y me penetra de una embestida, quiero que me dé duro, lento y rápido a la vez, abro las piernas y lo recibo, me da la vuelta y sujeta mis manos, mientras me penetra, una de sus manos sostiene las mías y con la otra juega con mi clítoris, la sensación es enloquecedora, grito de placer, quiero más, necesito más.

EL PLACER DE LA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora