Capítulo 13

4.6K 404 84
                                    


Por suerte para nosotros el Juez tiene otros pendientes y además Susan no está capacitada para declarar, después de su diagnóstico psicológico por haberme disparado. Conduzco el auto y todos permanecemos en silencio, Daina se sienta a mi lado y el incómodo trío que viene atrás vuelve el ambiente tenso. En ocasiones Daina me dedica una ligera sonrisa para tratar de tranquilizarme, aunque no tiene efecto, tengo muchas cosas por explicar.

Cuando por fin llegamos le pido a Daina y Alex que me dejen a solas por un momento con mis padres, no quiero montar ningún otro numerito fuera de nuestra vivienda, entramos al departamento y no puedo decir ni una sola palabra, permanecemos en el más eterno de los silencios.

— ¿Por qué? – pregunta mi mamá, bajo la mirada. – Amber ¿Por qué? – trato de buscar respuesta a su pregunta, puedo ver el enojo y decepción que ambos sienten hacia mí.

— Mamá...

— No te voy a preguntar si es verdad, porque lo sé que lo es, solo quiero saber ¿Por qué? ¿No te das cuenta que estas destruyendo una familia?

— Yo no lo sabía. – respondo en mi defensa. – Solo paso, no sé qué decir... – mi madre me suelta una bofetada y siento el picor en mi cara, las lágrimas comienzan a brotar.

— Yo no críe a una zorra. – me reprime y me veo tentada a contestar, mi papá permanece en silencio.

— No soy una zorra, yo no sabía que esto iba a pasar.

— A ver si a la próxima piensas antes de abrir las piernas.

— No es justo lo que me estás diciendo, sé que quizá... – sorbo mi nariz y continuo llorando – Quizá esto no debió haber sucedido, pero paso y yo no sabía que él era casado ni mucho menos que era mi profesor.

— ¡Por el amor de Dios Amber! ¿A caso te revuelcas con todo al que te encuentras? – pregunta molesta.

— No. – respondo.

— Esto es solo tú culpa, tú lo provocaste y ahora debes asumir las consecuencias. – sus palabras son el peor dolor que he sentido.

— ¿Cómo estás tan segura que fui yo? ¿Y si fue él quien me sedujo a mí? – pregunto, esta parece una guerra entre mi mamá y yo.

— Él es un hombre casado. – responde.

— Un hombre casado que no le importo meterse conmigo, yo no voy investigando a la gente...

— Deberías. – contesta furiosa. – ¿Y si te contagia de algo?

— Eso lo sabría y estoy a salvo porque sé vivir mi sexualidad siempre me he protegido, no me voy a dar golpes de pecho diciendo que soy una santa y que soy la hija virgen que esperabas que fuera, y lo siento, pero soy la única hija que tienes...

— Desearía que no. – sisea.

— Y si no puedes aceptarlo, puedes irte, porque tu testimonio no nos hace falta.

— Amber. – dice mi padre, también luce molesto, pero a diferencia de mi madre él es como una tetera y mi madre como una olla exprés.

— Lo siento. – susurro, me limpio las lágrimas y continuamos en silencio.

Los minutos que pasan parecen horas, siento mis labios secos y los ojos hinchados, mi mamá por fin se mueve y sale por la puerta.

— Te veo mañana a las 3:00 pm en el parque de aquí. – dice mi papá, antes de salir detrás de mi mamá.

Me quedo ahí parada y me doy cuenta que me he quedado sola. Camino a mi habitación y permanezco sentada en mi colchón mirando a la nada, escucho cuando la puerta se abre y cierra, los pasos de Daina y Alex aproximándose a mi habitación.

EL PLACER DE LA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora