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Ya pasaron varios días de la cita entre Kira y yo, y algunas más, gracias a eso ahora nos llevamos mejor, hablamos todos los días tanto en persona como por mensajes de texto, nos alegramos más por la otra, entre demasiadas cosas más que antes no sucedían, y estaba demasiado feliz por eso. Hoy, por alguna razón, no me encontraba de la mejor manera posible.

Me encontraba mal por la forma en que mis padres, quienes tendrían que ser los primeros en apoyarme y tratarme de la mejor manera posible no lo hicieran, a lo contrario, me tratarán como una mierda y el maltrato psicológico era constante, así durante 16 putos años de mi vida, pero la cosa había empeorado, pues, de alguna forma se enteraron de mi relación tan buena con quien ellos no deseaban que me juntara, con Kira.

—¿cómo vas hacer con tus padres?- dijo Siri, quien me acompañaba durante el camino al colegio, a su vez que debíamos hacer el mismo recorrido, el colegio era el mismo al que íbamos las dos, y al vivir tan cerca, hacíamos ese camino juntas todos los días.

—Igual que con matemáticas, pésimo.- Hable con enojo. Durante toda la caminata estuvimos charlando sobre el mismo tema y Siri trataba de aconsejarme en lo que podía hasta que llegamos al colegio, y tuvimos que entrar a clases luego de unas largas charlas entre amigos.

Luego de unas largas horas, para mi suerte había sonado el timbre del receso, pero, mis amigos se acercaron preocupados a mi, porque había estado todo el día desconcentrada.

—Beka, ¿te sientes bien? hoy estuviste todo el día desconcentrada y rara.- El único que se había animado a preguntar fue Vala.

Suspiro y niego con la cabeza, tomo aire y comienzo a contarles todo.

—Ahora vivo con Siri por un tiempo porque tuve un problema con mis padres y me echaron de mi casa—

—Si necesitas algo, sabes que puedes contar con nosotros.— Dijo uno de ellos, y yo les sonreí con ternura a mis amigos, quienes siempre habían intentado ayudarme en todo lo posible, y fueron mi apoyo durante mucho tiempo.

—Gracias, chicos.— Los abrazo con fuerza antes de ir a clase de música, donde teníamos que exponer y mi distracción era alta.

Durante la clase pasan varios grupos, hasta que era el turno del nuestro y yo no reaccionaba si no me llamaban y en aquella exposición nos sacamos de las notas más altas, pero, por alguna razón, al finalizar la clase nos llamó el profe

—Chicos, gracias por venir pero necesito solo de la señorita Beka— Hablo el mayor con serenidad, esperando que el grupo de jóvenes salieran del aula. — ¿Se encuentra bien?—

—Sí, señor. ¿Por qué lo dice?—

— Hoy la note muy distraída y triste, y no me diga que no, sus ojeras la delatan, noto dolor y tristeza en sus ojos, ¿Qué ocurre?— Dice el mayor a cargo preocupado.

Suspiro —Bien, se lo diré— Le cuento todo con detalle, cosa que me hizo bien desahogarme.

—Wow, señorita, lo siento—

— No tiene porque pedir perdón, no tiene nada que ver en lo que me sucede— le sonrío de lado.

Me sonríe triste —¿Le puedo ayudar en algo?—

-No, está bien-

—Mire, puede contar conmigo ¿si?— El profesor apoyado en la mesa me mira hablando con seguridad en su voz y yo asiento con una sonrisa agradeciéndole.

Amor Prohibido ✓ (Pronto una versión reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora