5

558 20 0
                                    

Han pasado cuatro días desde que nos juntamos con el profesor, en el cual, ese mismo día me escribió Kira para preguntarme si me encontraba bien, pues, me encontraba rara y me llamó el profesor. Le respondí que estaba bien, que solo tenía sueño, pues, no le quería sumar mis problemas a ella y preocuparle demasiado.

— Al fin es viernes— Dice Vala estirando todo su cuerpo en su silla, y soltando un pequeño suspiro, dando a conocer que ya se encontraba algo más aliviado, pues, tendríamos, al menos, un poco de descanso.

—Les juro que voy a dormir todo el fin de semana— Asegure soltando una risa, y todos coincidían conmigo de hacer lo mismo que supuestamente haría. — ¿Y si salimos a algún boliche para menores? ¿Al Monska Club?—

Todos estuvieron de acuerdo, e incluso se pusieron a planear cosas con emoción, siempre nos había gustado salir, y era demasiado largo el tiempo que había pasado desde la última vez que salimos juntos.

— Creo que deberíamos invitar a Quino, seguro le gusta la idea y se suma para ir con nosotros, además, más personas, mejor.— Y aquella idea dada por Siri nos había agradado a todos, así que, le escribe, dando una respuesta afirmativa al respecto. En un momento Vala aclara su garganta, y con suavidad golpea mi brazo con su codo para llamar mi atención, causando que todos le prestemos atención.

—¿Qué les parece si sumamos a Kira?— Dice con cierto tono burlón, pero tampoco era mentira que quería sumarla, a lo que yo me río y niego con la cabeza.

—No estaría mal, pero no sé si querrá.—

— ¡Qué le pregunté! ¡Qué le pregunté!— Comenzaron a alentarme y riendo me pongo de pie para acercarme a Kira y aclarar mi voz detrás de ella, así llamar su atención, y así fue, porque ella se giró y me sonrió.

— ¡Ey, hola!— Me deja un beso en la mejilla, el cual yo devolví en la suya.

— ¡Hola! Con mi grupo de amigos queremos ir a un boliche, ¿Quieres sumarte?—

—¡Que gran idea! Claro que me sumo, más si vas tú.— Tras aquellas palabras dadas por la contraria, mis mejillas se tornaron a un tono carmesí leve, y le sonreí.

— Perfecto, le aviso a los chicos y te escribo para organizarnos— Le guiñe un ojo mientras ella asentía y me volví a mi lugar. — Dijo que sí.— Les confesé a los chicos con cierta emoción en mi voz, y todos sonríen, y luego de un largo día, volvemos a casa para empezar la organización de todo, y así, saber cuando, donde y a qué hora sería, y donde nos veríamos, cosa que era fundamental para llevar a cabo tal plan.

Amor Prohibido ✓ (Pronto una versión reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora