¿Quién dice que no la amo?

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La noticia de que un boggart había tomado la forma del profesor Snape vestido como la abuelita de Neville Longbottom durante las clases de Remus Lupin, se esparcieron como semillas por todo el colegio. El humor de Snape estaba peor que nunca, más insoportable, amonestando a los Gryffindors hasta por respirar, en cambio Elizabeth parecía haber mejorado de ánimo y la noticia, lejos de enfurecerla, le había arrancado una carcajada en cuanto escuchó la anécdota de boca del propio profesor de D.C.A.O.

Por otra parte, cuando el asunto del boggart ya estaba quedando en el olvido, surgió una situación que disparó las alarmas en el castillo. Sirius Black había intentado ingresar a la sala común de Gryffindor, aprovechando la distracción de todos en el banquete de Halloween... 


Los platillos estaban deliciosos, aunque la participación de los fantasmas en la representación de su propia muerte estaba un poco tediosa. Severus, por su parte, no se encontraba en el castillo. Cómo todos los años se había marchado al valle de Godric, específicamente al cementerio, a dejar sobre la tumba de Lily Potter una ofrenda de lirios blancos.

Una vez más leyó el epitafio mientras sendas lágrimas resbalaban por su rostro, comprobando que, si bien habían cambiado los sentimientos albergados por ella durante tantos años, la sensación de angustia y culpa por haberla perdido, seguía siendo la misma.  

Queriendo congraciarse con Voldemort y así ganar poder sobre la Orden del Fénix y por ende sobre James, la había asesinado, condenando así a Harry Potter a la orfandad. ¿Por qué? ¿Por qué había sido tan estúpido? Para colmo también había perdido a Elizabeth por su reticencia al amor...

Una vez más pensó en su padre mientras se dejaba caer junto al ramillete de lirios en la hierba, recostado de la lápida de piedra que contenía el nombre de los esposos Potter...

Tobías Snape con su reticencia a la magia y su actitud displicente para con él y Eileen, había acabado con toda esperanza de hacerlo sentir amado y contenido, sobre todo luego de la muerte de su madre, cuando sintió de lleno la fría bofetada de la soledad. Su padre muggle había provocado su aversión hacia todo lo que no oliera a magia, Potter con su fanfarronería, más tarde lo hizo conocer el infierno de las humillaciones, lo había arrastrado a un abismo del que no saldría jamás, haciéndolo arremeter contra Lily en un impulso maldito provocado por la ira y la humillación de verse a salvo por la intervención de una chica, de ella en específico...

Su padre, Potter, el rechazo justificado de Lily... Todos lo habían orillado a la soledad, al desprecio por sí mismo.... Lo habían incapacitado para amar nuevamente, o mejor dicho, para dejarse amar, y al darse cuenta de que sí podía, ya era demasiado tarde, ya la había perdido... 

Elizabeth, a quien en un principio odiaba por sus continuas quejas e insultos, esa chiquilla a quien no conocía, y por quien solo podía sentir lástima, le había hecho ver, con el paso del tiempo, que podía despertar sentimientos mucho más humanos que la aversión, el desprecio y el miedo. 

Al verse obligado a estar a su lado, se sintió preso, molesto y utilizado, pero luego se dio cuanta de que había en ella mucho más que solo reproches, quejas y una cara bonita. Elizabeth Malfoy era una bruja maravillosa, con un gran talento y un corazón de oro. No solo estuvo dispuesta a sacrificar su libertad y felicidad por el bienestar de su padre, a sabiendas de que él no la quería, sino que además, sintió compasión por Tobías Snape, por sus lamentos, por sus promesas de enmienda y su remordimiento tardío. Era noble, sí, había en ella mucho más que lo que dejaba ver su altiva apariencia. Elizabeth le había hecho sentir que ya no era un vil mortífago, que ya no tenía de qué preocuparse, que debía dejar a Lily en el pasado para que descansara en paz, que era ella quien estaba a su lado y que allí permanecería por siempre, pero la aridez de su corazón lo había obligado a despreciarla. Al cerrar los ojos no hacía más que imaginar la expresión burlona de Potter y Black si pudieran verlo... 

La Princesa Malfoy y el Murciélago de las mazmorrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora