Capítulo I

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En el presente...

Era un dia idílico para hacer una fiesta en el jardin. El cielo estaba azul, el sol inundaba el pueblo y una fresca brisa hacia mas llevadero el calor. Arboles y flores llenaban el hermoso paisaje con la explosión de la primavera. Era un entorno maraviloso y los habitantes de Puebla se sentian orgullosos de vivir alli.

Solo Miguel Rivera, un viudo de 26 años con su hijo de 7, estaba dentro de casa. Parado delante de los espejos del vestidor, miraba al vacio desanimado. La primavera no suponia ninguna felicidad para el, ni para su padre, ni para su precioso hijo Marco. Ellos eran los desposeídos y nada en el mundo podria aliviarles el dolor de la perdida.

Durante el último mes, desde que habían empezado a llegar las invitaciones, todo Puebla habia estado esperando con ansiedad la llegada del Dia de las Puertas Abiertas: una fiesta campestre en los terrenos de la hacienda del pueblo, Cempasúchitl.  "Cempasúchitl, esa es la flor favorita de mamá", penso Miguel.

La Cempasúchitl era una casa privada y su resplandor reflejaba la riqueza e influencia del hombre que la habia construido a finales del siglo XIX, Hector Rivera, un joven adinerado que habia llegado desde Inglaterra y habia resultado ser un visionario, al ver en Mexico una tierra de promesas. Héctor Rivera se habia convertido en un gran hombre de negocios y habia llegado a la cima a gran velocidad.

Cempasúchitl era una mansión de dos pisos con fachada georgiana, blancas columnas y grandes porches. Habia pertenecido a la familia Rivera, la familia de Miguel, durante 6 generaciones, pero por desgracia nunca perteneceria a su adorable hijo. La Cempasúchitl había dejado de ser de los Riveras. La mansion, sus viñedos y campos de olivos, que habian sido descuidados después de la tragedia, habian sido vendidos a una empresa llamada Royals. No sabian mucho de Royals, sólo que habia aceptado pagar sin rechistar el elevado precio que su padre habia puesto a la casa. Aunque la fortuna de los Rivera se habia evaporado, Enrique Rivera era un hombre orgulloso y sabia lo que valia su propiedad.

Meses despues, el director de la compañía al fin iba a visitar el pueblo. Por supuesto, Miguel y su padre habian sido invitados, aunque ninguno de ellos conoció a ningún representante de Royals. La venta habia sido llevado a cabo a través de los abogados de la familia. Parte del trato habia sido que su padre pudiera hacer uso de la posada y que, a su muerte, formaría parte del resto de la finca.La posada habia sido un garaje hacia muchos años, ampliado por el abuelo de Miguel y convertido en una hermosa y comoda casa de invitados. Alli era donde vivian en el presente los tres: padre, hijo y nieto.

Su familia política, los padres de Leo y su hermano Nando, apenas tenia contacto con ellos. Se habian distanciado durante 18 meses que habian pasado desde la muerte de Leo. Su esposo, tres años mayor que Miguel, habia muerto en un accidente de coche. En el momento de la tragedia, habia estado acompañado de un joven que si mal no recuerda su nombre era Kubo. Por suerte, el habia salido ileso. Mas tarde, se habia sabido que ese joven habia sido el amante de Leo durante casi 6 meses. Al parecer, Leo no habia encontrado lo que habia necesitado dentro de su propio hogar.

Si hubiera sido un buen esposo, su muerte nunca habria tenido lugar, se decia Miguel. Aquélla habia sido la segunda mayor tragedia de su vida.

-¡Pobre de ti!-se dijo Miguel ante el espejo-¡Has convertido tu vida en un desastre!

Lo irónico era que su padre también habia fracasado en la vida, igual que el. Enrique Rivera tenia muchas limitaciones y la principal era su incapacidad para aceptar la responsabilidad de las cosas. Cuando algo salía mal, el siempre culpaba a otra persona, o al destino. La muerte del abuelo de Miguel, Antonio Rivera, habia marcado el comienzo del declibve de la familia. Su unico hijo y heredero no habia sido capaz de tomar el relevo.

El secreto de Miguel (Hiroguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora