Capitulo IV

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Era lunes por la mañana, dia de colegio. Miguel siguió su rutina habitual, recogiendo a Kyle de camino. Como siempre, llegó con tiempo de sobra para que los niños pudieran entrar sin prisa.

-Gracias, señor Rivera-dijo el pequeño Kyle.

Miguel observó a los niños mientras se ponian sus mochilas.

-Es un placer, Kyle-dijo sonriendo con afecto-Que tengan un buen dia, los recojo por la tarde-añadió y le dio un beso a su hijo en la cabeza.

-Hasta luego, mami-se despidió Marco con una sonrisa dulce y cálida.

A Miguel se le rompió el corazón, pues era la misma sonrisa que Hiro solia dedicarle en el pasado.

Se quedó mirando a los niños mientras se reunían con sus amigos. Marco se habia pasado todo el fin de semana emocionado por haber conocido al nuevo propietario de la hacienda. No habia hecho mas que hablar de Hiro.

Miguel habia esperado que su abuelo le hubiera hecho callar o algo por el estilo, pero para su sorpresa, Enrique habia escuchado a su nieto con una compresiva sonrisa. Sin duda, pensaria que el niño echaba de menos a su padre, a Leo.

Por el momento, su padre no sospechaba nada, penso Miguel. Sabia qué el nunca dejaría de amar a su nieto pero, de todos modos, le aterraba que supiera la verdad. Seria un escandalo. Y podria perjudicar a su hijo, se dijo Miguel. Y a su padre. ¡Por no pensar en lo que haria su madre cuando lo supiera!.

Miguel estaba apunto de subirse al coche de nuevo cuando se dio cuenta de que un imponente joven con vaqueros y camiseta blanca se dirigia hacia el.

Miguel se quedó petrificado, mirando con el cruzaba la calle. Hiro siempre habia sido un gran atleta, de graciles movimientos. Leo también habia querido ser atleta, pero no habia dado la talla. El pobre de Leo.

-Buenos dias, Hiro-saludo, concentrándose en no delatar su azoramiento-¿Querias verme?

-Pensé que podíamos tomar un café-dijo, observando a Miguel con intensidad.

-Lo siento, no tengo tiempo.

-Sólo un cafe y una charla amistosa. No te robaré mucho tiempo. ¿Que te parece en Antonio's?

-De acuerdo

-¿Nos vemos alli?

-No veo cómo podría negarme a tus deseos, Hiro-replico Miguel y se giro, sin darle tiempo a constestar.




《♥》



A esas horas de la mañana, era facil encontrar aparcamiento delante de la cafeteria. Antonio's pertenecia a una familia italiana que conocia bien el negocio, los Campo. Solían servir un café excelente, con pastelitos y bolleria. También servían almuerzos bajos en calorías.
Miguel y sus amigos solian quedar all de vez en cuando.

-Boun giorno, Miguel, señor Hamada-saludo Antonio con una amplia sonrisa.

-Boun giorno, Antonio.

Era obvio que Antonio conocia a Hiro de antes penso Miguel. Tal vez, su familia habia sido tambien invitada a la fiesta de la hacienda.

Antonio tomó sus pedidos, cafe para Hiro y, para Miguel, capuccino y una porción del bizcocho especial de la señora Campo.

El secreto de Miguel (Hiroguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora