2 - La vida en Morioh y todas sus locuras

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Era una nueva mañana y, para variar, se le había hecho tarde a «Pam». Corrió mientras se vestía y peinaba, logró dejar el tostador funcionando para tener pan tostado de desayuno, ya lo comería en el camino, peor era nada en el estómago; se lavó los dientes y se tropezó un par de veces por la prisa, pero salió corriendo de su casa para dirigirse a la panadería donde Josuke y Okuyasu la esperaban.

—Lo... (¡af!) lo lamento, se me hizo tarde... —se excusó Pam, suspirando.

—Al parecer es una costumbre tuya —dijo Josuke acercándose a Pam y acomodándole el moño que llevaban las niñas en su uniforme—. Lista.

Pam sintió un sonrojo subir a su rostro por la acción de Josuke, por lo que fingió buscar algo en su mochila, ocultando su cara.

—¡Vámonos ya! No debemos perder más tiempo —apuró Okuyasu.

Y así los tres caminaron a la escuela sin más percances y sin alguna charla interesante. Todo fue tranquilo y casual. Igual fue para las clases, conocieron a más profesores y hubo votaciones para organizarse en la limpieza de los salones los viernes.

Pam se sorprendió a sí misma observando a Josuke en varias ocasiones; cuando se daba cuenta de su acción involuntaria, rápidamente giraba la cabeza. Aunque algo era cierto: Josuke le parecía bastante atractivo desde que lo vio esperando en la entrada del edificio escolar, pero tenía una gran desventaja, para su desdicha: era sumamente popular.

Siempre había muchachitas bobas que corrían a saludarlo y lo tomaban del brazo, para después iniciar una disputa entre ellas. Josuke, como todo un caballero, no les decía nada, solo reía y aguantaba; lo peor era que le llevaban dulces y almuerzos (la mayoría devorados por Okuyasu, tirado al llanto), e insistían en invitarlo por alguna bebida o café, mismas que él rechazaba de la mejor manera posible.

Ni hablar, eso era complicarse la vida. Vería a Josuke como un buen amigo nada más, ya que fue bastante amable con ella. Además, no estaba para pensar en relaciones, debía concentrarse en su futuro y en el cuidado de su hogar; le estaba costando un poco adaptarse a su nueva vida en solitario, así que no necesitaba agregarle las típicas preocupaciones que conlleva enamorarse de alguien.

Quizá fuera un sentimiento que surgió por lo físico, al verlo. Tal vez fuera pasajero, después de todo llevaban un día de conocerse... pero ¿así inician las historias románticas? «¡Basta!», se calló a sí misma Pam, dejando de pensar en una posible buena idea para sus escritos.

Sacudió su cabeza y continuó tomando apuntes de su clase, tratando de ignorar la pregunta que rondaba su mente: ¿le había gustado tanto Josuke? No quería responderse.

Por su lado, Josuke, un asiento atrás, en la fila de al lado, observaba a Pam que sacudía su cabeza y se concentraba en sus apuntes, y le llegó a la mente la charla con Okuyasu, cuando pensó que le había gustado ella. No, no era eso, simplemente se sentía... ¿cómo se sentía? Era algo totalmente nuevo para Josuke; es decir, jamás se había fijado en el cuerpo de una chica, y Pam era la primera que le había provocado dar una pequeña y rápida miradita de arriba a abajo.

Luego el corte de su cabello y ese aroma del champú que usaba... Siendo completamente honestos, él no sabía qué significaba, quizá era que Pam le parecía alguien interesante, era todo; una futura buena amiga que acompañara al grupito inseparable.

¡Eso! Una chica (aparte de Yukako), sería bien recibida en su grupo, refrescaría las cosas bastante.

Y las clases siguieron. Historia con la voz rasposa y arrastrada de su profesor que arrullaba a Josuke, inglés (Pam la tenía asegurada, por su vida en Los Ángeles), matemáticas, la eterna enemiga de Okuyasu, y cocina.

Una nueva emoción en Morioh. Josuke Higashikata x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora