9 - La primera cita

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La noche anterior, Josuke se encargó de llevar a Pam hasta su casa. Siendo honestos, ella esperaba otro beso de despedida, pero no sucedió, ambos seguían demasiado avergonzados. Bueno, mañana sería otro día.

La escuela fue como siempre, la buena noticia es que era viernes, para disfrutar un fin de semana bien merecido, o casi...

—Higashikata Josuke, es tu turno del aseo del salón —decía Koichi, leyendo una lista y anotando el nombre en el pizarrón, bajo otros que ya tenían tareas especificadas.

«¡Yo me quedo hoy, no tengo nada que hacer!», «¡te tocó la semana pasada, es mi turno!». Gritaban otras alumnas, emocionadas de quedarse a solas con Josuke.

Él estaba recargado en su banca con gesto aburrido, sin reacción alguna; Pam lo observó unos segundos, pero decidió poner atención a Koichi, para ver qué tarea le tocaría.

Koichi intercambio una mirada rápida con Pam, observó la lista y no pudo ocultar una sonrisilla pícara:

—Bueno, la compañera Sakura está enferma, y era su turno de limpiar borradores y pizarrón, así que moveremos algunas tareas —explicó Koichi diciendo el nombre de nuestra protagonista a continuación, para pedirle que limpiara pizarrón, borradores y se encargara de poner nuevas tizas.

Pam asintió, contenta, ya que era una tarea sencilla y podría irse temprano, hasta que lo pensó dos veces... le tocaba estar con Josuke en la limpieza. De repente sintió miradas sobre su espalda, cuando giró la cabeza vio que las chicas que se peleaban por estar en compañía del joven popular la observaban con odio declarado.

«Qué idiotas», pensó Pam sin asustarse. «Es una simple tarea, no puedo creer que tengan el cerebro tan diminuto». Y, además, sabía que no podían ser tan peligrosas como la tal Hinata.

Aparte de eso, todo era normal, sus amigos estaban contentos por la decisión madura de Pam y que no estuviera asustada, además de que ver a Josuke feliz y mucho más cercano a la chica de sus ojos los alegraba.

Koichi, como presidente de clase, tuvo que ir a la sala de profesores para una pequeña junta, y los demás alumnos se dedicaron a cumplir sus deberes de limpieza escolar. Okuyasu iría a inflar balones y limpiar las canchas con otros chicos de su equipo.

Por fin estuvieron a solas Pam y Josuke. La primera se dedicó a limpiar los borradores, uno por uno, y después limpió el pizarrón con jabón que Josuke había traído, mientras él se encargaba de levantar sillas para poder limpiar el suelo.

—Josuke, tu mamá es muy agradable, es divertido charlar con ella. —Comenzó una charla Pam, mientras trataba de sacudirse el gis sobre su ropa.

—Es una buena mujer, me la paso genial con ella, pero no se lo digas. —Ambos rieron.

—Además esos emparedados que me invitó estaban deliciosos —dijo Pam, recordando la jalea que escurría de uno de ellos.

—¿Esas cosas? Son lo más simple del mundo.

—Lo sé, pero la última vez que comí uno tenía cinco años, así que me trajo recuerdos agradables.

—Ya veo. Por cierto... quería hablar contigo de algo importante. —Josuke tomó un tono un poco menos casual, pero Pam logró ver (aunque Josuke tratara de ocultar su rostro) que estaba sonrojado—. Ayer... bueno, debo mencionar que me hiciste muy feliz... la verdad tuve mucho miedo de que te alejaras o algo... con todo lo que te dije.

—Lo sé y lo lamento, Josuke, no debí hacerte pasar un mal rato...

—¡No no! No te disculpes por nada, ya pasó. Ehm... bueno, el beso de ayer...

Una nueva emoción en Morioh. Josuke Higashikata x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora