Episodio 1: La cueva de las maravillas

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Érase una vez, en un país muy lejano, un chico que vivía en las calles... otro chico que vivía en un palacio... y un genio que vivía en una lámpara.

En el desierto árabe era medianoche. La silueta de un jinete esperaba bajo la luz de la luna.

De repente, surgió de las sombras un segundo jinete. La arena del desierto se levantaba con el galope de su caballo.

Los dos jinetes se encontraron.

-¡Llegas tarde, Jellal! - gruñó el primero de ellos.

-¡Mil perdones, gran Acnologia! - el jinete observó el papel que el otro sostenía en su mano - No estaría pensando en delatarme ¿Verdad? Mi buen señor.

- ¡Jamás! - exclamó Acnologia con falsa ofensa - Siempre y cuando cumplas con tu parte del trato, claro está.

- Por supuesto - respondió Jellal bajando del caballo - ¡Mire!, traigo la mitad del medallón del escarabajo que necesitaba.

- ¡Por fin! - exclamó Acnologia, sacando la otra mitad del medallón de dentro de sus ropas. El papiro había desaparecido convertido en polvo momentos antes.

- ¡Mira, Carla! - dijo Acnologia a la Exceed que llevaba sobre el hombro. Acnologia unió las dos mitades -. ¡Encajan perfectamente!

En cuanto las dos mitades del medallón se tocaron, el escarabajo comenzó a brillar y el sonido de un trueno rompió el silencio del desierto. El escarabajo saltó de las manos de Acnologia y salió disparado hacia las dunas.

-¡Síguele! - exclamó Acnologia espoleando a su caballo -. ¡Nos llevará hasta la Cueva de las Maravillas!

Los jinetes siguieron al escarabajo mágico a través del desierto. Finalmente, dejó de volar y se enterró en una montaña de arena.

En ese momento, entre truenos y relámpagos empezó a elevarse la cabeza de un dragón rojo, y en sus fauces estaba la entrada a...

- ¡La Cueva de las maravillas! - exclamó Acnologia.


Jellal estaba tan asombrado que no pudo articular palabra.

- ¡No olvides mi recompensa, gran Acnologia! Tuve que romper la promesa que hice y correr muchos peligros hasta poder robar para ti la mitad del medallón que faltaba.


- ¡La libertad está delante de ti, Jellal! - respondió Acnologia. - ¡En cuanto me traigas la lámpara todos tus crímenes cometidos bajo el nombre de Mystogan, el Ladrón Despiadado, serán borrados! ¡Por fin podrás obtener esa vida tranquila que tanto anhelabas!


Jellal, aún receloso, bajó del caballo y entró dentro de la oscura boca del dragón. Al instante, las gigantescas fauces se cerraron atrapando al ladrón.

- <<¡Miserable estúpido!>> - tronó la voz de Igneel el dios-dragón-. <<¡Sólo puede entrar aquí aquel cuyo valor sea igual al de un diamante en bruto!>>


En un abrir y cerrar de ojos, la Cueva de la Cabeza de Dragón, sus tesoros y Jellal se fundieron con el desierto.

- ¡Grrr! ¡Ahora nunca podremos conseguir esa estúpida lámpara! - gruñó la exceed.

- ¡Ten paciencia, Carla! - dijo Acnologia-. Obviamente, Jellal no era el diamante en bruto. ¡Tenemos que encontrar al verdadero!


Natsu y la lámpara maravillosa (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora