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Minho se fijó en Jisung durante el ensayo del día siguiente. No estaba siendo él, estaba fingiendo estar bien y hacer como si lo tuviera todo controlado, pero en realidad no. Y no sabía cuándo se desmoronaría.

El entrenador de baile estaba ayudando a los chicos con la coreografía y, pese a que todo parecía ir bien, las cosas estaban tensas desde la discusión que tuvieron Hyunjin y Jisung. Chan intentaba bromear para subir los ánimos, aunque no conseguía mucho más que escuetas sonrisas, y Minho ya empezaba a pensar que ese era el final de Stray Kids, y aún ni siquiera habían debutado.

Jisung notaba la mirada de Hyunjin sobre él todo el rato, así que, irritado, se dirigió a él:

—¿Puedes dejar de mirarme?

—¿Cómo no voy a mirarte si no dejas de equivocarte?

Hyunjin ya le había repetido a Jisung varias veces cómo debía hacer un movimiento que hacía mal cada vez que tenía que hacerlo, pero al pequeño siempre se le olvidaba.

Todos se quedaron en silencio, incluido el entrenador, que no entendía muy bien por qué se estaban gritando. Miraban tanto a Hyunjin como a Jisung. Minho se quedó con la boca abierta, sorprendido de que le hubiera soltado algo así en unos momentos tan críticos, y delante de un hombre que podría comunicarle a JYP la situación entre los dos compañeros.

—No pasa nada, chicos. Vamos a hacerlo otra vez —anunció el entrenador.

—No te equivoques con los pasos —dijo Hyunjin, mirando a Jisung con enfado.

—No te equivoques con la letra —respondió el otro.

Hyunjin alzó las cejas.

—Yo no soy el que está en riesgo de no debutar. Mueve los malditos brazos hacia arriba como hacemos todos o lárgate.

La mirada de Jisung se crispó y Minho se dio cuenta de que iba a volver a atacarle, así que decidió ponerle remedio antes de que todo el trabajo se echara a perder. Se colocó delante del chico y le puso las manos en los hombros. Jisung agrandó los ojos por la sorpresa de ver a Minho frente suya, y luego se quedó quieto.

—Creo que sería mejor si Jisung y yo ensayáramos por nuestra cuenta —dijo Minho, todavía sin apartar las manos.

—Yo también lo creo —respondió Chan frotándose la frente. No tenía claro cómo controlar la situación.

Como la canción ya estaba escrita, solo quedaba practicar bien la coreografía. Si Minho, que era uno de los encargados del baile, ayudaba a Jisung, tenían muchas más posibilidades de lograr que se salvara. Por lo tanto, lo cogió de la camiseta y lo guió hasta la sala de enfrente.

—¿Se puede saber qué te pasa? —le preguntó cuando cerró la puerta.

Jisung negó con la cabeza para evitar hablar, y Minho pudo ver que estaba a punto de echarse a llorar, y esa era era su manera de impedirlo.

Dejó caer los hombros y se acercó al joven, rodeándole el cuerpo con el brazo.

—Vamos a trabajar. Conmigo puedes estar tranquilo.

Jisung mostró una sonrisita porque tenía razón. Si él hubiera tenido que escoger a uno de los chicos con el que practicar, sería a Minho. Podía ser un chico raro a veces, pero sin duda tenía algo que le atraía. Además, era uno de los mejores bailando.

—Muy bien, voy a ponerte la música y a observarte, ¿vale? Así puedo ver en qué te equivocas.

Si le hubiera propuesto eso en frente de los demás, se habría muerto de vergüenza. Sin embargo, hacerlo solo delante de Minho incluso le gustó.

Estuvieron toda la mañana practicando, hasta que llegó la hora de la comida y, con ello, el descanso. Se unieron al resto del grupo, que estaba callado y nervioso.

—¿Ha ido bien? —les preguntó Chan, y esperó a que ambos asintieran—. Jisung, me gustaría hablar contigo un minuto.

A Jisung se le encogió el corazón. No había nada bueno de lo que pudiera querer hablarle, pero se dejó llevar al otro lado de la estancia.

—No voy a permitir que sigáis discutiendo, y menos delante de uno de nuestros entrenadores. ¿Sabes lo que podría haber pasado si hubierais llegado a pegaros?

—Lo siento.

Chan negó con la cabeza.

—No quiero que te disculpes. Entiendo que no todos podéis llevaros bien, pero me gustaría que hablarais y llegarais a algún tipo de acuerdo.

—Claro —respondió Jisung, llevando la mirada al suelo.

Cuando la levantó, vio que Minho los estaba observando con curiosidad, y sus mejillas se tiñeron de rojo. Le pasaba cada vez que él lo miraba, porque le parecía que lo hacía de una manera diferente, como si fuera especial. Al menos era eso lo que le gustaba pensar. Estaba deseando volver a la mesa, al espacio vacío que había dejado precisamente para él.

—Una última cosa —dijo entonces Chan, atrayendo de nuevo su atención—. Yo no tengo nada en contra, pero sería mejor que no llegue a los oídos de JYP.

—¿Te refieres a mi relación con Hyunjin?

—Con Lee Know.

Jisung frunció el ceño sin comprender.

—¿Qué relación?

—No hace falta que disimuléis conmigo, no me importa. El problema es que tenemos un contrato en el que aceptamos dejar a un lado todo esto, y si se entera, nos podemos despedir del grupo. Mientras lo mantengáis en secreto, sed libres, pero tened cuidado. No me mires así... Lo has entendido, ¿no?

—Sí, pero Minho hyung y yo no tenemos ninguna... relación de ese tipo. Somos amigos. Buenos amigos.

—Ya... —dijo Chan, y le puso una mano en la espalda—. Bueno, pues vamos a comer, que no sé tú, pero yo estoy hambriento.

—También yo, hyung.

—Además, tu amigo te ha estado guardando un sitio a su lado.

Jisung no pilló la sorna en su tono de voz, así que le siguió sin más hacia la mesa, pero ahora con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho y con unas mariposas revoloteando en su estómago.

Little Darling  [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora