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—Los brazos, Hannie, acuérdate de levantar bien los brazos.

Jisung estaba frustrado. No entendía cómo podía equivocarse en lo mismo siempre. Se quitó el gorro y lo lanzó al otro lado de la sala. Seguidamente, se posicionó en el centro, listo para continuar. Agachó la cabeza y cerró los ojos, esperando escuchar el inicio de la melodía, pero no fue eso lo que pasó. 

Minho se acercó y le levantó el rostro, cogiéndole de las mejillas y mirándolo directamente a los ojos. El rostro de Jisung ardía por el contacto.

—Escúchame, sé que eres un chico sensible... Aprovecha eso, llévalo a tu baile y muéstraselo a todos. Muéstramelo a mí.

Estaban muy cerca, más que nunca, y Jisung podía sentir el aliento de Minho. Solo deseaba acortar esa distancia, pero no entendía la razón. ¿Desde cuándo le gustaba lo suficiente para pensar en besarlo?

Minho lo soltó y dio unos pasos para después dar dos palmadas y encender la música.

Jisung lo consiguió. Por primera vez logró completar toda la coreografía sin equivocarse, y eso hizo muy feliz a Minho, que se rio y corrió a abrazarlo mientras empezaba a reproducirse la base de hellevator. Lo zarandeó de un lado a otro con alegría y se tiró al suelo de espaldas sin dejar que el pequeño se separara. Todo el cuerpo de Jisung estaba pegado al de Minho, que todavía sonreía y rodeaba sus hombros con fuerza.

—¡Lo has hecho! ¡Lo has hecho!

Verlo tan ilusionado dio esperanzas a Jisung. Quizá podría hacerlo bien también delante de JYP.

—Ya casi es la hora de comer —dijo—. Vamos a tomarnos un descanso y lo hacemos una última vez.

Jisung estuvo a punto de decirle que no quería descansar, y que si fuera posible, se quedaría en la sala ensayando durante la hora de la comida, aunque fuese solo. Pero se calló, porque no quería molestar a Minho.

Se tumbaron uno delante del otro, boca abajo y mirándose. Hablaron durante unos minutos sobre temas triviales, como la familia o el instituto, hasta que Jisung se levantó.

Minho alzó la vista para averiguar cuáles eran sus intenciones, pero en seguida desapareció de su campo de visión. Miró hacia el espejo y vio cómo Jisung se sentaba sobre él con una pierna a cada lado y colocaba las manos en su espalda. Minho se tapó el rostro para que no pudiera ver la sonrisa que se extendió por sus labios.

—Me gusta tu pelo, hyung —dijo Jisung, hundiendo una de sus manos en su cabello.

Minho cerró los ojos, hizo lo posible por calmar sus nervios y volvió a levantar la cabeza. Se observaron el uno al otro a través del espejo y, en ese momento, al mayor le habría encantado guardarse la imagen de Jisung encima suya para siempre.

—¿Podemos practicar una vez más? Después tenemos que volver con el grupo y no sé si estoy preparado.

—Sí, claro.

Jisung se levantó y Minho maldijo para sí por el vacío que había dejado sobre su cuerpo. También se puso en pie, y lo repitieron una última vez antes de ir a comer.

—¿Qué tal? —preguntó Chan.

—Le ha salido bien —respondió Minho, lanzándole una mirada a Jisung, que sonreía algo avergonzado.

Chan también lo miró y le revolvió el pelo con alegría.

—Me alegro mucho, Hannie.

A Jisung le hacía muy feliz ver a los mayores contentos por algo por lo que él había trabajado, por lo que mantuvo la sonrisa hasta que llegaron todos juntos a la otra sala de ensayo, pues en ese momento se le borró. El entrenador de baile del día anterior estaba allí otra vez y obligó a los nueve a ponerse uno al lado del otro.

—Antes de empezar vamos a hacer una cosa. Si os habéis equivocado con alguien u os sentís mal por algo, venid aquí y decidlo. No quiero que vuelva a pasar algo como lo de ayer.

Hyunjin dio varios pasos al frente, hasta ponerse delante de todos, y miró a Jisung.

—Lo siento.

Después se volvió a unir al grupo.

Chan respiró tranquilo, pensando que si Hyunjin había dado su brazo a torcer, Jisung sería pan comido. Por esa razón se alegró cuando el chico salió también para hablar.

—Hay alguien que no soporto.

Hyunjin bufó y abandonó la sala mientras el resto se removía incómodo.

—Arreglad esto entre vosotros —dijo el entrenador—. Yo no quiero saber nada, pero los ensayos tienen que avanzar. Y tienen que hacerlo ya.

Jisung decidió que lo mejor era ir detrás de Hyunjin para hablar con él como personas civilizadas, así que lo siguió al baño. Se lo encontró apoyado en la pared y con los ojos cerrados.

—Hola —dijo Jisung.

Hyunjin lo miró y dejó caer los hombros.

—¿Qué pasa?

—No quiero arreglar nada contigo, pero si no lo hacemos vamos a fastidiar a todos.

—No creo que con esas palabras podamos solucionar mucho.

Jisung se cruzó de brazos.

—Me da igual. Simplemente tratemos de no encontrarnos, hagamos como que no nos conocemos.

—¿Y delante de los chicos?

—Haremos como si nos lleváramos bien.

Hyunjin asintió sin estar del todo conforme, y esperó a que Jisung se marchara para observar su reflejo en el espejo y suspirar. No se conocían bien, y quizá sus personalidades fueran diferentes, pero estaba seguro de que, con un poco de tiempo, las cosas mejorarían.

Si no expulsaban a Jisung antes...

Se mojó la cara y, cuando estuvo preparado, regresó junto a los ocho miembros para continuar su ensayo.

Little Darling  [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora