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Para celebrar que el ensayo había ido bien, Chan propuso tomarse un día de descanso y hacer una excursión. Dejó que los más pequeños escogieran esta vez, pero Jisung se abstuvo. No quería ir a ningún lado, no jugándose tanto. Felix, Seungmin y Jeongin eran los más ilusionados, y eligieron ir a un salón recreativo.

Todos se vistieron corriendo y se prepararon, menos Jisung, que seguía tumbado en la cama.

—Vamos, Jisunggie, solo quedas tú.

—No, yo no voy.

Changbin se sentó a su lado con el ceño fruncido.

—¿Qué dices? Es nuestro día libre.

El joven negó con la cabeza.

—Estoy en riesgo de ser eliminado. Tendré tiempo de tomarme un día libre cuando me salve, pero hasta entonces sería mejor que fuera a la empresa.

Changbin negó rotundamente con la cabeza y le quitó las sábanas de encima.

—Vamos todos. Te va a sentar bien un descanso, no has parado de bailar.

Jisung suspiró y luego sonrió.

—¿Quieres que vaya, hyung?

—Claro, ¿por qué? —Le puso una mano en el estómago—. Te encuentras bien, ¿verdad?

—Sí, sí. Mira, iré, pero con una condición.

—Lo que sea.

Jisung dejó escapar una risita y puso la mano sobre la de Changbin.

—Tienes que ponerte una camiseta rosa.

El mayor apartó la mano en seguida, espantado.

—¿Qué dices?

—¿No me quieres?

—Eso no tiene nada que ver, Hannie.

—Si me quisieras, te la pondrías por mí.

Changbin sonrió con algo de incomodidad.

—No tengo nada rosa.

—Yo tengo. Busca en mi armario.

Jisung estaba encantado de poder tomarle el pelo así al mayor y que él le hiciera caso.

—No lo hago para demostrarte que te quiero, lo hago para que puedas descansar.

Aunque Changbin dijo eso para no mostrar demasiado cariño hacia Jisung, él se enterneció. 

Acababa de decirle que le quería y que se iba a poner una camiseta rosa en vez de una negra solamente para que no se pasara el día ensayando.

Observó cómo se quitaba la sudadera oscura y se dirigía hacia los estantes de Jisung para buscar la camiseta. Cuando la encontró, Changbin le dedicó una mirada malhumorada por encima del hombro y se la colocó.

El más joven se puso en pie en seguida, sonriendo, y se apresuró a abrazarlo.

—Gracias —dijo, pegando su cara a su espalda con fuerza.

Changbin se removió para que se apartara, pero no se esforzó lo suficiente. Jisung se vistió deprisa y ambos salieron del cuarto. Las reacciones del grupo avergonzaron al mayor, cuyas mejillas enrojecieron.

Bajaron juntos hacia la furgoneta y Jisung se sentó junto a la ventana y se puso los cascos. Escuchó música hasta que Minho se sentó a su lado.

—¿Cómo has conseguido eso? —preguntó señalando a Changbin y a la camiseta rosa.

—Le dije que si quería que viniera se la tenía que poner.

—No sabía que tenía ropa de ese color.

Jisung se rio entonces.

—Es mía.

Minho giró la cabeza hacia él tan deprisa que casi se dislocó el cuello.

—¿Tuya?

—Él no tiene, así que le presté una de mis camisetas.

—¿Por qué?

Jisung estaba dejando de entender la reacción de Minho, por lo que se encogió de hombros y miró por la ventana.

—¿Por qué a mí nunca me has prestado una camiseta?

—Si tú tienes un montón en tus bolsitas.

Minho no dijo nada más y cerró los ojos. Jisung aprovechó ese momento para echarle un vistazo y apoyar la cabeza en su hombro.

—Hyung, ¿estás enfadado?

Jisung le observaba todavía, así que pudo ver cómo se mordía el labio para reprimir una sonrisa. Minho, aún con los ojos cerrados, le rodeó los hombros con el brazo y lo acercó.

Después se removió en el asiento para que se apoyara en su pecho. Fue ahí cuando el pequeño se dejó llevar y simplemente se relajó.

Lo primero que hicieron al llegar fue ir a comer algo. Entraron a un supermercado y cada uno cargó con lo que quiso, y cuando esperaban para pagar, todos se giraron hacia Chan, que puso los ojos en blanco.

—Está bien, pago yo.

Todos aplaudieron y salieron felices de allí. Fueron a un parque y se sentaron sobre el césped en círculo. Chan parecía contento incluso habiéndose gastado casi todo su dinero en los chicos.

—Vamos, Felix, come.

El aludido se metió más comida a la boca hasta que el líder pareció satisfecho y empezó a hablar con Woojin.

—¿Quieres probar esto? —preguntó Minho a Jisung, agitando una lata de refresco.

Este asintió y esperó a que le acercara la bebida a los labios. Bebió un par de tragos y arrugó la cara.

—¿Qué es eso?

—¿No te gusta?

Negó ligeramente con la cabeza y Minho le sonrió.

—¿Entramos? —preguntó Jeongin tras terminar el último bocado de su comida.

—Comes muy rápido, un día te ahogarás —le recriminó Hyunjin.

Pero Jeongin lo ignoró, porque al igual que Felix y Seungmin, solo pensaba en entrar a jugar. Todos se apresuraron y unos minutos más tarde estaban preparándose para el primer juego. Estaban alrededor de dos canastas y debían lanzar unas pelotas de baloncesto. Los nueve se pusieron en fila para lanzar cada vez uno, pero antes de la segunda ronda, Jisung se apartó. 

Metió unas monedas en una máquina con la intención de ganar alguno de los peluches.

Falló dos veces seguidas, pero iba a conseguirlo fuera como fuese, así que siguió intentándolo.

—Déjame a mí, anda.

Minho lo echó a un lado.

—¿Cuál quieres?

Jisung no estaba del todo seguro de que su amigo fuera a conseguirlo, pero le señaló el peluche que quería y Minho se puso manos a la obra.

—Voy a conseguirle el gatito a la princesa —bromeó.

Mientras el mayor se concentraba en conseguirlo, Jisung lo observaba con fijeza. Primero sus labios, luego sus ojos y el resto de su cara.

—Me estás mirando —dijo Minho, sin alzar la cabeza.

—No —dijo el otro, llevando la vista a la máquina y sonrojándose al haber sido descubierto.

Estuvieron así unos minutos, hasta que Jisung vio que Minho no conseguía nada y le dijo que se quitara. Se volvió a poner él, y al siguiente intento logró el gato que le había recordado a Minho unos minutos atrás.

—Toma, princesa —le dijo Jisung, estampándole el peluche en el pecho, y luego se rio.

La expresión de Minho indicaba que estaba molesto, pero no en serio. Recorrió al gato con la mirada y se le escapó una sonrisa. La verdad es que le recordaba un poco a Soonie.

Little Darling  [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora