Incendiaste una llama en mí, una llama candente y viva, que no se podía apagar me diste la alegría que solo trae la primavera, cuando las flores más bellas florecen. Y ahí apareciste tú, llena de vida de sueños, mostrando tu gran sonrisa, con tus dientes perlados que nada tienen que envidiar a las joyas más preciosas, con tus labios rosados, que atraían a cualquier mortal, tus ojos que contaban miles de historias y callaban muchas otras. De ese color del caramelo fundido, que te incitaban a perderse en ellos, entrando en un laberinto en el que yo masoca me empeño a perderme más y más, negándome a querer encontrar la salida.
Tus cabellos, más suaves que la mejor de las sedas, del color del chocolate, tintado en partes con ese rojo que como el fuego te embauca, y que sabes que no debes de tocar. Pero a veces tonta de ti lo haces.
Por no hablar ya de tu cuerpo en sí ese campo de minas, que cada parte que tocas estalla haciéndote sentir las sensaciones más indescriptibles, que te hacen pensar que has sido inventada para venerarte, para sentirte.
Básicamente tú eras la primavera, el verano. Eras todo lo que quisieras ser en ese momento, porque tu incomprensible y cambiante pasabas del más dulce verano al más aterrador invierno sin que yo pobre inocente, pudiera correr a resguardarme.
Por no hablar de tu maravillosa mente, que nada tenía que envidiar a genio alguno, con esa inteligencia solo propia de ti y esa imaginación que el mejor escritor ya la quisiera, mezclándose con el misterio y sensualidad que tenías, creaba una combinación que hacía que no hubiera alma que se pudiera resistir a ello y tú lo sabias.
Aunque eso era solo lo que mostrabas a los demás, por dentro eras una casa destrozada a la que solo le faltaba la más pequeña de las cerillas para arder, eras peligro, eras maldad, eras todas esas cosas, que yo no supe ver y que de la peor manera descubrí.
Porqué también eras olvido, abandono, traición, dolor y desesperación, eras la peor combinación jamás creada, eras la maldita manzana del edén a la que yo no me pude resistir. Acabando impregnada de ti, de ese dolor tan característico que dejaba tu huella. Me dejaste a oscuras al apagar esa llama que tú misma encendiste, dejándome solo tu silencio.

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Tu y yo una historia inacabada
FanfictionNatalia arrastra un triste pasado, cuando conoce a Alba. ¿le creará más problemas? ¿o le dará la solución de todos ellos?