Capítulo 4.

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Junto con Sofía planeamos ponernos un poco de agua en la cara, y tumbarnos en mi cama y empezar a "llorar" cuando escucháramos el timbre de mi casa. Y no se hizo de esperar a los diez minutos estaba sonando el timbre y nosotras empezamos nuestro plan.

Al ver que nadie les abría, mi madre decide abrir ella la puerta y nada más entrar se pone a llamarme, noto como rápidas pisadas suben por las escaleras, sabiendo que eran mis enanos.

Noto como entran en mi cuarto, pero se quedan parados, al vernos "llorar", se acercan con paso cauteloso, y se nos quedan mirando a poca distancia, escucho como susurran algo y uno de los dos abandona mi cuarto, al poco tiempo noto como suben dos personas, las cuales claramente eran mi madre y uno de mis hermanos, noto que entran y mi madre se acerca a nosotras.

- Niñas que os pasa.

Nosotras no respondemos y "lloramos" con más fuerza mientras aumentamos el agarre sobre la otra, en ese momento me planteo si hemos elegido bien nuestro futuro, porque podríamos ser actrices por el papel que nos estamos marcando.

Mi madre empieza a acariciarnos con cuidado, como si la más ligera presión nos fuera a romper, eso siempre me había relajado siendo como bálsamo para mis heridas, mi madre siempre había sabido consolarme, teniendo que hacerlo de manera asidua debido a las peleas constantes que mi padre y yo protagonizábamos, acabando muchas veces muy mal para mí.

Cuando considero que ya es suficiente creíble, me giro lentamente y con todo el dolor fingido que puedo expresar en ese momento le digo.

- Mamá no nos da la nota en ningún sitio; mientras me lanzó a sus brazos que me atrapan con fuerza mientras traza pequeños círculos en mi espalda, noto además como se produce movimiento en mi cama notando, como Sofía se giraba para seguir "llorando"

- Cariño, seguro que hay algún sitio, o si no podemos mirar más cosas, o puedes empezar otra carrera y al año siguiente cambiarte, lo siento mucho corazón, con lo que habéis estudiados ambas.

Levanto mi mirada y me giro, indicándole así a Sofía que había llegado el momento, me levanto de la cama seguida por ella, mis hermanos se lanzan contra nosotras como minutos antes he hecho yo con mi madre, mientras que abrazo a Elena fuerte contra mí, a los minutos los soltamos, y nos quedamos mirándolos unos segundos con caras serás, hasta empezar a reír a carcajadas, provocando que se sientan desorientados, pero al poco mi madre se da cuenta del motivo aparente de nuestras risas.

Y decide coger un cojín y lanzárnoslo a la cara a ambas.

- Estáis dementes o que, me lo he creído enteramente, como me hacéis esto, estaba súper preocupada, sois lo que no hay, no sé cómo os he creído, si lleváis así toda vuestra vida; dice mi madre intentando parecer enfadada, mientras intenta ocultar su sonrisa.

- Lo sentimos de verdad es que lo teníamos que hacer, nos ha dado la nota a ambas NOS VAMOS A MADRID.

Dije mientras empezaba a saltar como si fuera una niña pequeña, provocando la risa de todos los presentes, mis hermanos corrieron a abrazarme. Ellos eran mi vida y eran una de las pocas cosas que me retenían aquí. Una vez suelto a mis hermanos, ellos van a abrazar a Sofía, la conocían desde que habían nacido, teniendo un fuerte vínculo porque no había día que prácticamente no la vieran. Yo mientras abrazo a mi madre, que se pone a decirme cosas que solo yo podía escuchar.

- Sabía que lo ibas a logar mi niña lista, estoy muy orgullosa de que lo hayas conseguido, seguro que te va air muy bien y verás el piso que te vamos a buscar no te va a faltar de nada eso te lo aseguro.

- Gracias mamá, eres la mejor, pero había que hablar esto con Mikel; N

- Cariño no le digas así al fin y al cabo es tu padre; M

- Yo no quiero que alguien así sea mi padre mama; N

- En la vida no se puede tener todo lo que se quiere, en el fondo no es un mal hombre, él te quiere de eso puedes estar segura, solo que a veces no tiene las ideas acertadas; M

- Mamá no tienes que defenderlo, el no haría lo mismo que tú haces, no sé cómo puedes estar con él, él no te merece, la verdad es que los tiempos en los que él era el hombre perfecto han pasado y tú lo sigues venerando como si aún lo fuera, pero abre los ojos el ya no lo es, el solo te hace daño y no quiero que sigas así eres joven, puedes enamorarte de alguien que te merezca y ser feliz, mama te lo mereces; N

- Vamos a dejar el tema; me dice mientras veo que pierde parcialmente la felicidad que antes tenía; M

- Vale; N

- Bueno decidme que os apetece hacer hoy, os habéis ganado tener un día maravilloso, y eso es lo mínimo que os vamos a dar, a que sí niños; dice mi madre al soltarme y hablarle a mis hermanos los cuales asientes fervientemente.

- Bueno mamá nosotras habíamos pensado ir a comer por ahí, y luego estar toda la tarde de compras y quedarnos a cenar fuera, y luego a la noche que Sofía se quedara a dormir en casa y ver una película todos juntos, la verdad es que no nos apetece fiestas hoy, estamos agotadas mentalmente.

- A mí me parece perfecto.

Al rato salimos y nos dirigimos al centro de la ciudad, donde se encuentra uno de mis restaurantes favoritos, una vez allí nos atienden rápidamente buscándonos una mesa para todos, comemos entre risas, y preguntas de mi madre, de cómo queríamos el piso, o cuando más o menos teníamos pensado mudarnos.

Una vez terminamos, decidimos irnos a la ciudad, para así poder ir a muchas más tiendas que el centro comercial de nuestro triste pueblo no tiene. Sofía lleva su tarjeta y si no la llevara nos daría igual, mi familia gana bastante dinero, a decir verdad, igual que la suya y muchas veces nos encontrábamos comprando cosas, nada de baratas a la otra.

Una vez que llegamos y aparcamos nos dirigimos rápido a la primera tienda, así tienda tras tienda no había ni un en la que no compráramos algo, llegando al final del día cargados de bolsas cada uno, hasta los enanos, a ellos les encantaba ir de compras al igual que a mí, haciendo que no dieran ruido en todo el día.

Una vez soltamos todas las bolsas en el coche, fuimos a uno de los italianos mejores de la ciudad, donde cenamos amenamente hablando de todo y de nada a la vez, junto con ellos me sentía en casa, claro también con Miki, el cual no estaba con nosotros ya que estaba de viaje en Grecia, ellos eran mi vida.

Cuando terminamos de cenar, fuimos al coche, y nos montamos intentando coordinarnos con las bolsas que no habían cabido en el maletero, pero el día no podía ser perfecto.

Vamos hablando en el coche, cuando un coche se nos cruza en medio camino, haciendo que demos varias vueltas de campana, hasta chocarnos contra algo, haciendo que el grito de dolor de todos en el coche fuera el único recuerdo que tenga hasta perder el conocimiento.

Tu y yo una historia inacabadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora