Capítulo 2 (parte I)

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El intentar mantener la puerta abierta con un pie mientras que con las manos sotenía pesadas bolsas no era una tarea fácil. Cuando se le cerró la puerta, Isabella soltó una maldición y apoyó todo lo que había comprado en el piso. Volvió a abrir la puerta pero esta vez, la dejó toda abierta. Se inclinó para recoger las bolsas.

— ¿De cuánto estás?

Isabella se quedó a medio camino, helada. Un escalofrío le recorrió todo el maldito cuerpo y sintió como la energía le abandonaba el cuerpo. No mires, no mires, no es real pensó, mientras apretaba fuertemente los ojos. Intentó tomar las bolsas prácticamente sin vista y jurándose no mirar, rápidamente giró su cuerpo para entrar.

Matthew subió de un salto los tres escalones y se interpuso entre ella y la entrada. Ella seguía sin mirarlo, con los ojos cerrados y él pudo notar que un leve temblor le sacudía el cuerpo. La tomó por la barbilla

— Dije de. cuanto. estás. — su voz era letal, imponente pero serena. Cuando él la tomó por la barbilla, ella desvió la mirada a un costado, no podía mirarlo. Isabella se encontraba en una especie de negación. Matthew la inspeccionó de pies a cabeza fugazmente, era ella: pero tenía unas suaves orejas que le enarcaban el rostro y una barriga hinchada. Él suspiró impaciente ante la nula respuesta de ella.

Y sin mirarlo, de repente, ella soltó — No es asunto tuyo — e intentó moverlo para entrar a su casa. Matthew soltó una carcajada, que lejos de ser graciosa, era frívola y calculadora

— Oh claro que es asunto mío y como no respondas, es algo más que voy a sumar a la gran demanda que te voy a hacer por ocultarme la existencia de mi hijo

Ante la última palabra de él, algo en el cerebro de ella hizo electrocircuito

— No es tu hijo —  furia emanaba de sus palabras y lo empujó. Se había olvidado de él y su cara, pensó cuando lo tuvo que mirar, y del efecto que producían en ella pero, esta vez, no encontró nada en los ojos de él

— Encima, mentirosa

— No es tu hijo, no es tuyo — ella negó con la cabeza

— Está bien, podemos hacer una prueba de paternidad y con un poco de suerte, librarnos de la presencia del otro pero, ambos sabemos que seria una inútil ilusión — Matt tomó un papel del bolsillo y se lo tendió — Comunícate con mi abogado y no pierdas tiempo en hacerlo

Isabella miraba la tarjeta que Matthew había depositado en su mano. Esta le temblaba levemente y estaba apenas sostenida por sus dedos. Ese fue el momento en el que Matt decidió largarse de allí. Bajó las escaleras y se escabulló, los más elegantemente posible, porque él no huía, a su coche.

No fue hasta el momento en el que el coche arrancó, que pudo salir de su trance. Lágrimas amenazaban con brotar pero no, ella no iba a llorar. Las limpió con la manga y entró exitosa mente con las bolsas a su casa.

***

Isabella soltó una maldición mientras corría a su coche para no mojarse. Había comenzado a llover minutos antes de su partida y no había tenido tiempo para sacar acercar su auto a la puerta de su casa. Dos cuadras bajo la lluvia no eran mucho, intentó consolarse. Suspiró de alivio cuando llegó a su coche y pudo entrar. Sus piernas estaban empapadas y su vestido se pegaba en algunas zonas de su cuerpo. Miró hacia su barriga cuando empezó a tiritar levemente, esto no es bueno para el bebé, pensó pero solo sería un momento.

Se sentía como que había vivido esta escena muchas más veces de las que quería contar. Se encontraba media mojada, asaltando el hotel y la habitación dónde se quedaría el tan no adorado padre del su hijo. Solucionaría esto ¿Comunicarse con su abogado?absolutamente no ¿Hacer una locura? perfectamente sí. Le dejaría las cosas claras y se iría para no volver a verlo.

Horas antes Matthew la había dejado furiosa, amenazándola sutil y no tan sutilmente que se quedaría con su hijo. Y entonces, había unido las piezas. Sabia que Daisy recibía ese día a un importante empresario, esa fue toda la información que le dieron, y cuando confirmó que de él se trataba, no paró de insistirle para que consiguiera el hotel donde la firma le hizo la reserva de estadía. En total, el se quedaría dos días en la ciudad y ella lo enfrentaría. Sin duda.


***

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#MATBELLA

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