Matthew se había mudado literalmente a la habitación de al lado. Se lo había encontrado saliendo la segunda mañana recién bañado de ahí y cerró la puerta inmediatamente. Sabía que no confiaba en ella y ahora también le tendría un ojo encima. Bien, se lo había ganado.
Se había establecido cierto "tratado de paz" entre ellos. Matthew siempre se encontraba en la casa cuando ella aparecía y le imponía su presencia. Varios dias, al llegar, se lo encontró leyendo relajado en el sillón, cuando la escuchaba entrar, levantaba la vista y ella sentía su mirada clavada en ella y algo empezaba a temblar hasta que él la devolvía a lo que estaba haciendo... ¿Acaso no tenía una empresa que manejar?
Isabella siempre temblaba, aunque sea levemente, en su presencia y a pesar de haber compartido tanto y ahora, esperar un hijo juntos, el ambiente entre ellos se sentía extraño y muy poco familiar. Matthew sabía que lidiaba con la misma Isabella en un momento diferente de su vida pero Isabella sabía a ciencia cierta que ese no era el Matthew que conocía, ella lidiaba con otro Matthew.
No había contacto entre ellos mas que miradas y palabras cordiales como Buenos Dias/ Hola/ Buenas Noches. No fue hasta una tarde, que Isabella había salido antes del trabajo y Matthew no se encontraba todavía en la casa. Decidió ocupar su mente, disfrutar del momento a solas por la casa y acomodar ciertas cosas. Era un día particularmente caluroso, por lo que mientas ponía musica muy alta, se quitó la remera, quedándose en short y sujetador. Vio su reflejo mientras lo hacia en el espejo de la cocina y notó que su barriga era ya, por mas de ser todavía chiquita, una barriga de embarazada pero rapidamente desplazó el pensamiento.
Al ritmo de la musica se puso a limpiar y acomodar, mesa, estantes y hasta lugares bastante altos dónde solo alcanzaba subida a una silla. Subía y bajaba. Y seguía con su tarea, estaba an plácidamente ocupada...
Matthew podía escuchar la musica alta desde mucho antes de entrar a la casa, le avisaba que Isabella ya se encontraba, cosa que era completamente rara ya que él siempre llegaba mucho antes. Pero no se imaginó la escena que vería a continuación. Isabella, mostrando sus ahora más voluptuosos pechos, en sujetador, con su hijo a la vista, Isabella bailando, Isabella moviendose. Decidió hacer silencio y seguir observandola, ella no se había dado cuenta de su presencia. Pero se le paró el corazón, cuando Isabella muy relajadamente se subía a una silla altisima y se ponía en puntas de pie para agarrar algo. No solo se le paró el corazón, si no que también se movió como un rayo y en un segundo la estaba sujetando de la cadera mientras la bajaba de la silla con su protesta. La situación ya no le parecía graciosa y una impotencia le recorrió el cuerpo
— ee qué haces?
Ella estaba shockeada, sorprendida por el contacto de sus manos en su cadera. Lo vio moverse y apagar el parlante que reproducía su música alta.
El la fulminó con la mirada — Que qué hago? Qué hacias tú subida alli arriba? — Isabella se encogió de hombros — Limpiando
— Sabes que tenemos una bendita persona que se encarga de eso? pero no, tenías que estar subida a una silla, llamando a la imprudencia
— Qué imprudencia Matt? Es solo una maldita silla — Isabella insultó por dentro al habersele escapado su nombre con tanta intimidad. Él lo saborearía después
— Por favor, se una adulta, es un segundo podría haber resbalado y estaríamos hablando de otra cosa — Isabella giró los ojos
— Ay por favor — cruzó los brazos — yo hago lo que quiero y si me place subirme a una silla para limpiar, lo hago. Es lo que la gente hace cuando no llega hasta un sitio alto. Es que tu nunca lo has hecho? eres el machote de tres metros?
Isabella también se estaba empezando a molestar y se sentía un poco expuesta en pechos. Tomó la remera que se había sacado y se la puso para seguir de igual en igual esa discusión. Lo hizo bajo la atenta mirada de Matthew en cada movimiento y el se lo agradeció mentalmente, le estaba siendo de todo un sacrificio no desviar la mirada
— No se si lo entendes, pero ahora son dos. Tu imprudencia es para dos personas o es que necesitas una maldita niñera todo el dia?
Y así fue, luego de esa discusión y después de varios días viendolo a Matthew cuando ella desayunaba a la mañana, se dio cuenta de una noticia que él le debería haber comunicado en persona. Se había tomado tres de los cinco dias de la semana para trabajar desde casa, en conclusión, para tenerle puesto un ojo encima. Isabella iba a estallar....
***
ESTÁS LEYENDO
Vivos Deseos (SD #2)
RomanceLibro segundo de la saga Deseos, continuación de Oscuros Deseos #SD2 Isabella afronta una nueva realidad sola, lejos de lo conocido, que pone en perspectiva sus mayores miedos y sus deseos mas ocultos. Mientras tanto, Matthew se sumerge cada vez más...