Matthew se instaló en una habitación en el tercer piso de la inmensa casa. La habitación de Isabella se encontraba en el segundo piso. Ambos tenían un piso para ellos mismos pero no hubiera sido así, si Isabella no le hubiese negado rotundamente a Matt instalarse en una habitación en el segundo piso. Ella no quería saber que a una puerta de distancia dormía él, no quería encontrárselo por las mañanas saliendo de su dormitorio y tampoco quería saber si traía a alguien a pasar la noche. A pesar de que Matt siempre tenía la última decisión, cuestión que hartaba demasiado a la Isabella que quería estallar, no rechistó cuando ella se puso firme y expresó su desagrado porque durmieran tan cerca.
Asi que, como no, Matt se instaló en un piso más arriba. La ironía de los hechos, él siempre se quería proclamar como quién mandaba y quién controlaba todo. Matt no rechistó tampoco porque igual pasaría por su piso para ir a su habitación y así le podría hechar un vistazo. A él, aunque quisiera engañarse, lo turbaría el hecho de dormir tan cerca de ella si se hubiese instalado en el segundo piso.
***
Transcurriendo tres semanas en una especie de rutina. No desayunaban juntos, por lo general, Matthew se despertaba mas temprano y ya no existía su presencia, solo su olor, cuando Isabella se levantaba. Isabella se había dado cuenta que con el embarazo, se había hecho adicta a los olores, se le intensificaban de manera magnifica. Y Matt, desprendía un olor masculino, a menta y tierra, que la dejaban deleitándose.
En el día, ninguno de los dos se encontraba en la casa, salvo eventualmente cuando Isabella hacia una parada para almorzar o tomar una siesta. Dormía muchísimo también y se sentía cansada la mayor parte del tiempo.
Tampoco cenaban juntos, ya que Matt llegaba por la tarde e Isabella hacia todo lo posible por llegar lo más tarde posible o ya habiendo cenado para no sentarse con él. Por lo general, llegaba demasiado exhausta y hambrienta, asique si él todavía no había cenado, subía la comida a su habitación y si él ya lo había hecho, cenaba en la cocina. Se evitaban. Ella lo evitaba y no sabía si él también lo estaba haciendo y no lo quería saber. El hecho de ser consciente de que Matt la evitaba le daba cierta puntada en el pecho en la que no quería pensar. Prácticamente no se encontraban en la inmensa casa y hacían lo posible para no hacerlo.
Su barriga había aumentado minimamente pero se notaba y ella había engordado tres kilos más. Por lo general, su embarazo era bastante tranquilo a no ser por las noches, que eran bastantes en su parecer, en que se levantaba a mitad de la noche a devolver todo lo que habia ingerido en la cena. Cuando él estaba durmiendo en la habitación de arriba, ella intentaba por todos los medios no hacer ruidos que le indicaran lo que estaba sucediendo abajo porque no lo quería con ella. Pero, siempre rogaba que las nauseas llegaran los dias que Matthew no se encontraba durmiendo. Por lo general, eran tres veces a la semana e Isabella no sabía a dónde se encontraba. El hecho de pensar en eso, la hacía enfurecerse ¿Él podía hacer vida normal y ella no? menudo hijo de puta. A veces, se despertaba cuando escuchaba el ruido que indicaba su llegada y agudizaba su oido para ver si él ingresaba acompañado pero nunca había escuchado nada o él se aseguraba de eso.
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Ese dia se sentía particularmente cansada. No era tan facil como parecía estar embarazada. Le dolían las piernas y la cadera. Se sorprendió al ingresar a la casa y encontrarse con Matthew esperandola, pense a la sorpresa tenía mucho sueño como para gesticular asique se dirigió directo a su habitación. Él la observó mirarlo e irse a su habitación. La siguió con la mirada.
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Isabella sintió un repentino frío por le cuerpo y un leve sarandeo. Abrió los ojos. La figura de Matt estaba frente a ella.
— Tienes que comer
Isabella pestañeó varias veces y lo observó. Traía un plato de comida en el brazo y estaba vestido con una camiseta blanca que dejaba al descubierto sus brazos y un pantalon de pijama. Se veía demasiado sensual para su gusto. Isabella asintió y se incorporó, se había quedado dormida con la ropa que llevaba puesta. Se llevó una mano a la frente, todavía dolía su cabeza y todo su cuerpo.— Dejala ahí — Isabella señaló la mesita que había en la esquina de la habitación. Matthew giró su cabeza, dónde ella señaló, él todavía tenía el plato en la mano. La volvió a mirar
— Ahora — dijo exigiendo
Isabella lo fulminó con la mirada. Él no era su maldito padre para decirle cuando debía comer. Ella se incorporó y un leve mareo amenazó con desestabilizarla, Matt ya había alargado su brazo para sostenerla cuando ella lo esquivó y se sostuvo con la mesita de luz. Él frunció el ceño.
En ese mismo instante, Isabella entró al baño y cerró la puerta tras de ella. Antes de comer, necesitaba un baño. Esperaba que esa fuera toda la señal para que Matthew dejara la comida en la mesita y se fuera.
Isabella terminó de ducharse veinte minutos después, el baño la había relajado y había calmado todos sus músculos. Cuando abrió la puerta del baño, él no estaba. Fue una victoria mental para ella pero algo dentro se decepcionó. Tomó la comida y, todavía envuelta en la toalla, comió. Se sintió mucho mejor después.
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Matthew estaba haciendo su camino a la habitación, luego del intercambio con Isabella, decidió darle espacio. Él pensaba esperarla hasta que se terminase de duchar y ver como tragaba bocado a bocado pero, ella se veía realmente cansada y él no iba a poder ganar la batalla estando ella semi desnuda y mojada.
Se paró detrás de su puerta, tenía la intención de ver si había comido. Todas sus acciones eran irresponsables, ella de por si ya lo era, pero con el embarazo, el había notado que ese aspecto se había, para su desgracia, amplificado. Por eso tambien le había puesto un chofer que la llevase a todos lados, así él sabía donde se encontraba a cualquier momento del día. En el medio de las reuniones, tiempo antes, se había dado cuenta que le era imposible trabajar y concentrarse sin saber donde mierda se encontraba y no tener el control lo ponía feroz.
Estuvo a punto de tocar la puerta, cosa que no pensaba hacer. Ella lo había estado evitando con todas sus fuerzas, como si fuera un juego, el hecho de que iban a tener un niño juntos y todavía eran unos chiquillos jugando a molestarse. Su puño se detuvo y escuchó del otro lado jadeos qué coño
Abrió la puerta de un portazo y se dirigió al baño, de dónde venían los ruidos. Tomó la manija en sus manos y... cerrada. Se desesperó. Con sus puños golpeo la puerta agresivamente
— Isabella, abre la puerta — y apenas hubo él hablado, hubo un silencio al otro lado. El siguió golpeando.
— Isabella, abre la maldita puerta — luego de un rato, ella soltó en un agudo gemido
— No
Un sentimiento de ira le recorrió todo el cuerpo como fuego, quería entrar.
— Vete — pronunció ella con la voz debil
— Correte de la maldita puerta — Matt se alejó con la intención de abrir con una patada la puerta pero Isabella abrió antes. La vio, de pies a cabeza. Estaba temblando, en corpiño y con un short de pijama. Tenía toda la cara mojada, él se preocupó. Ella lo miró y se volvió a sentar al lado del inodoro.
— Qué pasó? — No contestó. Se arrodilló frente a ella y la tocó, lo cual provocó un respingo en Isabella. Y en eso, un espasmo la atravesó y se arrodilló contra el inodoro y devolvió todo.
Él reaccionó rápido y le sostuvo el pelo mientras pasaba su mano tiernamente por su espalda. El episodio duró unos minutos más....
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Vivos Deseos (SD #2)
RomanceLibro segundo de la saga Deseos, continuación de Oscuros Deseos #SD2 Isabella afronta una nueva realidad sola, lejos de lo conocido, que pone en perspectiva sus mayores miedos y sus deseos mas ocultos. Mientras tanto, Matthew se sumerge cada vez más...