Capítulo 24: cenizas y sangre

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El tiempo en la carretera se vuelve efímero mientras los rayos del sol no dejan de brillar sobre nuestros cascos. La carretera comienza a volverse conocida por las veces en que observaba por la azotea el camino cerca de la carreta que circunda el hospital psiquiátrico

—¡Estamos por llegar, ha sido un camino largo pero ya estamos aquí!- grito a Leithy debido al sonido de la motocicleta y la distorsión de los cascos

Siento como el agarre de Leithy se vuelve más fuerte al escucharme mencionar el hospital psiquiátrico. El camino se vuelve una carretera fantasma de recuerdos borrosos y un dolor punzante en mi corazón; mi estómago se revuelve y siento como si fuera a vomitar todo el poco contenido de este.

—¡Tú estomago está rugiendo!- me grita Leithy mientras ingreso al antejardín del hospital psiquiátrico y detengo la motocicleta poco a poco frente a la entrada principal

—No solo ruge, quiero vomitar mis tripas- me quito el casco y observo a Leithy quien me mira con una cara de inquietud —cálmate, no es como si lo fuera a hacerlo realmente, ni que hubiera comido algo como para vomitar nada

Observo el hospital psiquiátrico y no puedo evitar sentirme inquieto por la fachada arruinada y quemada del exterior de este. Leithy coge mi mano en un apretón fuerte que me hace recordar lo frágil que es mi compañera al estar aquí.

El cielo comienza a nublarse poco a poco y el último rayo de luz que se cuela entre las nubes se refleja en las ventanas del último piso del hospital en donde se asoma una silueta irreconocible y se desaparece al ocultarse el sol entre las nubes

—Salem ¿lo viste, viste al hombre que se encontraba en la ventana del último piso?- las palabras de Leithy me hacen reaccionar y darme cuenta del verdadero peligro al que me enfrentare detrás de esta enorme puerta frente a nosotros

—Leithy, no quiero que me acompañes dentro de este hospital- observo el costado derecho del hospital y con la vista encuentro la animita de Damián con una vela encendida en esta

Camino en dirección de la animita y me arrodillo frente a esta entregando mis respetos

—Lo lamento, fuiste un gran amigo antes de que las sombras te consumieran. Conocí a tu familia hace poco y ya veo de donde viene tu forma amable y sin prejuicios que tenías- las memorias de Damián vienen a mi mente como un recuerdo amargo y dulce a la vez

—¿Te encuentras bien Salem?- me volteo y me encuentro a Leithy quien sostiene el ramo de flores que Lucas me pidió que pusiera en la animita de Damián

—Sí, estoy bien Leithy. Los recuerdos de Damián son un trago amargo y dulce de mi pasado del que no puedo escapar- siento como unas lágrimas fugases se escapan de mis ojos —entiendo que la imagen que tienes de Damián es la de un psicópata que intento matarte, pero para mí es la de un buen chico que fue consumido por las sombras que me han atormentado durante toda mi vida. Soy el culpable de muchas muertes debido a mis sombras, pero esto se acabara hoy

Cojo el ramo de flores de las manos de Leithy y lo deposito suavemente frente a la pequeña lapida que lleva el nombre "Damián" gravado en esta. Observo unos segundos más la lápida y me pongo de pie sin apartar la mirada de la animita. El viento resopla fuertemente creando un aullido estruendoso a través de las grietas y ventanas rotas de las ruinas del hospital, pero entre este rugido puedo escuchar casi camuflada la risa inconfundible del otro yo

—Leithy, quiero que esperes fuera del hospital. Si no salgo en treinta minutos lárgate en la motocicleta y pide ayuda- me volteo lentamente para observar a Leithy por última vez. Un impacto en mi rostro me lanza de espaldas contra el suelo y un jalón en mi chaqueta me sienta quedando frente a frente con el rostro de Leithy

Éxtasis entre sombras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora