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La persona que menos quería ver estaba parada frente a mi. Yo tenía los ojos rojos e hinchados, venía sollozando después de tener que vender algunas de mis prendas más preciadas para poder subsistir sin mi empleo.

Y lo que me faltaba, que Hyukjae apareciera en mi departamento. Bien podría haber sido una alucinación, pero no, era el en carne viva, ¿Cómo entró? No lo sé, solo se que quiero que se vaya, no quiero escuchar sus burlas o lo que sea que tenga que decirme.

—Donghae por dios, estás bien. Estábamos asustados por ti

—¿Por mi? ¿Quienes? Yo solo soy un empleado más que ha renunciado...

—Donghae. Heechul esta preocupado por ti, yo lo estoy.

—Por favor... No lo nombre delante mío, en lo que a mí respecta esa persona es una ingrata.

—Donghae, sé que estás molesto y que...

¡Qué si estaba molesto! ¡Pero vaya que si! ¡Primero el traidor! ¡Y luego el! ¿¡Qué hacía en mi casa!? En otros tiempos no me habría importado, incluso hasta estaría teniendo fantasías, pero ahora, ahora solo quería que se marchara. La vergüenza podía más conmigo.

—Vayase por favor. No sé preocupen si piensa que levantaré algún tipo de cargos a la empresa o que iré a reclamar lo de mi finiquito. No.. no es necesario. Necesito que se vaya ahora.

—Hae, no he venido aquí por eso.

—Entonces no tiene nada que hacer aquí.

—Hae.

—Si ha venido a burlarse yo le juro...

—Me gustas. Desde hace mucho tiempo.

—Que no lo sopo... ¿Qué?

—Me gustas Donghae. Heechul lo sabe desde hace unas semanas... El solo...

Y a partir de ahí me perdí. Ya no escuché nada. Un pequeño zumbido atacó mis oídos, puede ser que haya sido por el hambre, el sueño o el estrés, o todo junto. La cabeza me dió vueltas y mi cuerpo comenzó a temblar.

Yo le gustaba. No, no, dijo que le gusto. ¿Puede ser eso posible?

Me gustas.

Ha dicho el. No, esto debe tratarse de una broma, el es muy heterosexual, lo sé. Debe ser que siente lastima, si. Eso es. Lastima por lo que ha sucedido. Ha venido hasta mi casa, se ha dado cuenta de cómo vivo y sintió pena.

Debe ser eso.

Puedo escuchar el palpitar de mi corazón, ese que me dice e indica que estoy a punto de sufrir un colapso.

—Váyase. ¡Váyase! No necesito su lastima.

—Donghae porfavor...

Iba a decirme otra cosa de no ser que su monólogo fue interrumpido por su móvil, no quise escuchar, de verdad que no, pero fue inevitable.

—Iu por favor no es el momento. Te voy a colgar.

—¡No lo hagas! Necesito verte... Me has tenido muy abandonada...

—Joder que no. Ahora no.

—Oppa. He comprado ropa linda.. Quizá puedas quitarla~

La forma en que Hyukjae se relamió los labios me dio asco. Pero eso solo confirmaba mi teoría. Me encaminé hacia la puerta y la abrí, con toda la intención de salir de ahí hasta que su brazo me retuvo.

—Váyase. De. Mi. Casa.

Para ese entonces estaba a un paso de ponerme histérico. Los celos estaban carcomiendome. Yo lo sabía, solo había lastima en sus palabras, aún así un atisbo de esperanza se había instalado en mi corazón antes de que recibiera la llamada.

—Por favor escúchame...

—No tengo nada que escuchar, usted solo es mi antiguo jefe, váyase o tendré que levantar cargos por allana... ¡Qué está haciendo, bajame! ¡Bajame, Hyukjae bajame!

El muy desgraciado me había levantado como si fuera un costal de papas, me había lanzado al sofá y de pronto ya lo tenía sobre mi. Estaba fuera de sus cabales. La mandíbula tensa, la vena del cuello saltandole, el rostro rojo de coraje.

Me intimidó.

—En este preciso momento sólo vas a callarte y escu...

—¡Suelteme, barbajan! ¡Me lastima!

Y perdió la paciencia, me dominó y cuando me di cuenta ya lo tenía besándome. Mi dios griego estaba besándome. ¡Oh por dios! Besa delicioso...

Y perdí.

Ya no pude resistirme más y me dejé llevar. Me besó de una manera tan pasional que no pude evitar hacer uso de mis maravillosas habilidades con la lengua, cosa que solo encendió su libido, porque pronto soltó mis manos solo para anclar las suyas en mis mejillas, atrayendome como si la vida se le fuera en ello. Me besó,me acarició y mi calor corporal fue subiendo cada vez más.

El detonante fue sentir sus labios separándose de mis labios solo para decorar mi cuello. Joder. Es que es un dios en toda la extensión de la palabra.

He perdido la cordura.

Mis manos viajan hasta su cabello, se enredan en este y tiran de el, tiran y tiran hasta que lo hago besarme de nuevo. Mi pronta erección se roza contra su muslo,y es que me ha encendido a tal punto en el que ya no puedo retroceder.

Ahora soy yo el que lleva el control, aunque eso solo hace que una pequeña lucha por tenerlo. A el no le gusta ser dominado.

Y me encanta

Sus manos de pronto me elevan, ha quedado sentado y me ha llevado consigo, sentándome sobre sus muslos, puedo sentir su enorme erección rozarse en mi trasero, aún sobre las gruesas capas de ropa.

Joder, será fascinante.

Rum Dee DeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora