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Vivir enamorado en secreto es un asco. Pero un asco que te da la satisfacción de no ser rechazado o peor aún, de que utilicen esos sentimientos para luego desecharlos como basura.

Entiendo muy bien lo que pasó con Hyukjae. De verdad que sí. Estaba curioso, tenía una oportunidad de sacarse esa curiosidad y la aprovechó. Simple, no hay más.

La mera cuestión aquí, es que soy yo quien no está bien con ello. Quizá sí me hubiera dicho algo antes de hacerme sentir en las nubes, algo que me mantuviera con un pie fijo en el suelo, no estaría llorando como lo hago ahora.

Estoy tan enojado, frustrado que ya no se que debo hacer para dejar de sentirme miserable. Y estoy aquí mismo hundiendome en mi propia miseria cuando escucho el timbre del departamento sonar. Luego las llaves que son insertadas en el pomo de la puerta me hacen correr hacia la cocina, por una escoba o una sartén, porque, que yo sepa, nadie tiene las llaves de mi departamento.

—¿Hae?

Nadie excepto el.

—¡Largo de aquí, juro que voy a golpearte la cabeza si no sales de aquí ahora mismo.

He gritado y juro por Dios me he contenido de decir mil improperios o de soltar más lágrimas de las que ya suelto de mis ojitos. No quiero que me vea llorar, pero claro, soy un debilucho y eso no es posible, porque en menos de lo que canta un gallo el ya tiene una mano sobre mi mejilla, limpiando las lágrimas que brotan hacia ellas.

—Hae...

—Me oíste, largo, no quiero verte, me siento mal y me duele el cuerpo.

—¿Por eso estás llorando?...

—¿Porque más imbecil? Largo.

—¿Seguro que es solo le eso? No tiene nada que ver con... ¿Sehun?

—¿Qué?

Mentiría si dijera que la pregunta no me ha descolocado, he abierto los ojos tanto como puedo. ¿A qué demonios se refiere? ¿El me vio?

—Recuerda que es una oficina pequeña. Y no eres demasiado discreto para que no te reconozcan en ella. A sí que... Tú nuevo novio te ha hecho llorar. Ese tal Sehun parece ser un torpe...

—¡Para tu tren ahí! ¿¡Me vas a decir qué demonios pasa por tu cabeza!?

—¿Y tú me vas a decir que demonios hacías en la oficina haciendo un escándalo con tu noviecito? Maldita sea Donghae, entiendo que te guste ser jodido, pero ten un poco de respe...

No alcance a escuchar más que el sonido de mi mano chocando contra su mejilla. Si, puede que sea gay, que me guste ser jodido pero no soy una maldita zorra. Si alguien tendría que estar reclamando en este momento sería yo.

—L A R G O  D E  M I  C A S A.

Mastique cada palabra, con la furia creciendo en mi. Bajé la sartén que tenía en la mano y la coloque en su sitio. Caminé hasta la puerta, porque no, no esperé a que el reaccionara o que se fuera, simplemente tomé mis llaves y salí corriendo de ahí, con las lágrimas brotando a borbotones de mis ojos.

No sé cómo, pero logré llegar a la casa en Heechul. Era el único recurso que tenía,y a pesar de saber que todo este embrollo era su culpa, necesitaba a mi mejor amigo, ya después me encargaría de arreglar cuentas con el.

—Oh, dios mío, Hae. He estado... ¿Dios, porque lloras, que sucede?

Me invade de preguntas que no puedo contestar porque ahora mismo soy un desastre lleno de mocos y lágrimas. Sorbo mi nariz y me lanzo a sus brazos, llorando cual Magdalena. El me envuelve en un cálido abrazo y por un momento me permito pensar que no estoy solo.

Me lleva dentro, no hace más preguntas, lo cual agradezco, porque no soy capaz de llorar y hablar al mismo tiempo.

Pov Heechul

Donghae llegó a mi casa siendo un desastre de emociones. Miento al decir que no quiero romperle la cara a Hyukjae, porque lo cierto es que aquella tarde lo único que quería hacer era ayudar a salir a Donghae de su escondite y decirle que ambos se gustaban.

Qué equivocado estaba.

No solo había ayudado a que mi mejor amigo renunciara, no, le había perdido la vista por unos días hasta que Hyukjae vino a mí con el cuento de qué le había hecho el amor a Donghae y que de alguna manera iba a hacerlo regresar.

Por supuesto, ingenuamente le creí, pero días después el infierno se desató en la oficina.

Maldita sea Heechul! Te estoy diciendo que lo vi coquetear con ese maldito don nadie! ¡Creí que me quería!

—Estoy seguro de que existe una explicación coherente para eso. Tú solo los viste hablar.

—¡No solo eso! ¡Los vi besarse! ¡Maldita sea!

—Ahora mismo estás muy alterado y creo que no es la forma de...

El sonido del móvil de Hyukjae interrumpió en la oficina, obviamente el contestó y su rostro cambio de la indignación que sentía a una que no logré designar.

—Ella está de vuelta.

—Dijiste que la terminaste.

—Bueno no fue así. Y ahora no tengo razones para hacerlo.

—Piensa muy bien lo que vas a hacer Hyukjae, porque si le rompes el corazón a Donghae juro que te partiré cada maldita costilla.

—Tranquilo, que estoy meditando muy bien que pasos voy a dar.

Y claro que yo como imbecil creí que lo arreglaría. Hasta que ayer por la tarde vi subir a Donghae por las escaleras del edificio donde trabajaba.

Estaba feliz de verlo ahí, juro que corrí hasta casi alcanzarlo, pero entonces el sonido del elevador abriéndose me distrajo. Hyukjae, ese maldito desgraciado estaba besándose con la mujer que más odio en el planeta. Ver la expresión de Donghae me partió el corazón.

Iba a avanzar hasta el cuando miré a Sehun, supe entonces que lo debía dejar que el imbecil de Hyukjae supiera que Donghae estaba ahí. Me lancé por supuesto al elevador y no me acabé las manos en el rostro del idiota solo porque Siwon me jaló de regreso.

Donghae ya no estaba y yo solo quería llorar de rabia.

Rum Dee DeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora