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Llevo no sé cuántos días metido en la casa de Heechul. Realmente agradezco que se haya tomado la molestia incluso de tomarse unos días para estar conmigo, tú sabes, estar solo es lo menos que quiero en este momento.

Sin embargo, tampoco puedo quedarme encerrado llorando mis penas de amores, es decir, tengo cuentas qué pagar, entre ellos el arriendo del lugar en donde tengo mis más bellos tesoros. Así que quizá el cuarto o quinto día de estar en casa de Heechul, decido levantarme.

Me dirijo a la cocina donde se que está preparando la cena porque a Hee se le da muy bien la cocina. Siwon está en la sala pero o no me presta atención o esta dándome privacidad, lo cual agradezco infinitamente. Abrazo por la espalda a mi mejor amigo, recargando la cabeza en su espalda. Puedo sentirlo removerse y darse la vuelta para darme un abrazo como es debido.

—Oh bonito. ¿Ya estás mejor?

Asiento un par de veces, pensando en que quizá lo mejor sea que vuelva a la cama, pero me quedo anclado ante el abrazo de mi mejor amigo.

—¿Quieres hablar?

Miro un punto fijo en la cocina, pienso en las cosas que quiero decir, pero resuelvo que Heechul tiene sus propias preguntas y que yo solo contestaré. Nos sentamos en la mesita desayunador de la cocina y mientras mis manos juegan con el servilletero, Hee suelta su primera pregunta.

—¿Te acostaste con el? ¿Te obligó?

Qué directo.

—No. Bueno si me acosté con el pero no me obligó. Yo solo creo que fui muy ingenuo o solo me dejé llevar por el momento...

—Cariño, antes de continuar quiero preguntarte algo y quiero que seas muy sincero.

—Creo que ya no hay nada que pueda esconder ¿No?

—Hae, ¿Tienes un novio? ¿Alguien con el que estés tonteando mientras?

—No. Hee. Tú sabes que no soy muy bueno con las relaciones. ¿Cómo estaría con alguien y aún así acostarme con Hyukjae? No soy esa clase de persona...

Mordí mi labio, las ganas de llorar comenzaban a ganarme de nuevo.

—No me mal entiendas Hae...

El tono que usó Hee era demasiado bajo, como si de verdad lamentase decir aquello.

— Yo solo creí que quizá coqueteaba con alguien y así...

—Oh vamos Hee, has sido espectador de mi enamoramiento hacia Hyukjae... Yo no puedo estar con alguien más. No solo por el, si no por todas las cosas que hay detrás. No tengo tiempo... Admito que estos días tuve que coquetearle al casero para que me ampliara el plazo del pago del alquiler, y también al tipo que compró mis Gucci para poder pagarle al casero. ¿Puedes creer que tuve que deshacerme de ellos?

—Oh Hae... Oh mi bello, bobo pez. Hyukjae es un estúpido inimaginable.

—Lo es. Y ahora mismo no quiero verlo nunca más.

—¿Y si todo esto fuera un malentendido?...

—Nada lo es. Hee, lo vi devorándose a una tipa en el elevador... El idiota tuvo el descaro de reclamarme porque SeHun me ayudó... Yo... No sé cómo habría terminado si él no me hubiera ayudado...

—Entiendo. ¿Qué planeas hacer?

—Por lo pronto voy a dejar mi departamento. Iré a dónde mis viejitos y me quedare con ellos. Ya veré cómo consigo dinero para pagar el arriendo. Quizá... Quizá venda toda mi ropa y zapatos y me quede solo con lo indispensable.

—Adoras tú ropa...

—Lo se. Pero más a ellos. No puedo dejarlos sin hogar. Es lo único que tienen y es lo único que yo tengo.

—Me tienes a mí...

—Y lo agradezco Hee...

Dimos por terminada la conversación luego de que Siwon interrumpiera para ir por un vaso de agua. El resto de la tarde noche pasó tranquila.

Por la mañana, decidí junto a Heechul que iríamos por mis cosas a mi departamento, el me había dicho que Hyukjae no podría estar ahí porque tenía una importante junta, así que aprovechamos para sacar todo y cambiar la chapa de la puerta. Buscamos un comprador de muebles y este se los llevó alrededor del medio día. Para la tarde, ya solo quedaban las cosas de mi habitación. Me llevaría tiempo ordenar todo, así que le dije a Heechul que podía marcharse.

Dudó un poco, e incluso se ofreció a quedarse conmigo, pero me negué. Era algo que debía hacer solo, tiendo a ser muy llorón, y ya le he causado muchos problemas a mi amigo para darle más.

Cuando se fue, fui a mi habitación, me quedé tendido en la cama (que era lo único que quedaba y solo porque era del casero, se ofreció a darmela cuando recién llegué aquí) y recordé como fue que llegue a este departamento y a las oficinas de Hyukjae.

Tenía alrededor de 16 años. Mamá había fallecido en un accidente. Papá se suicidó después de ello, siempre supe que su amor era infinito, y lo reiteré cuando él no soportó su perdida y fue a reunirse con ella. No le importó que yo fuera un niño, ni que me quedaría solo. Ellos, ellos solo se amaban.

La abuela se hizo cargo de mi por un tiempo, la persona que más amé en el mundo, ella era y siempre será mi mamá. Pero como todo lo feliz en este mundo, tenía que acabar. Ella falleció a inicios de agosto, un paro cardio-respiratorio fue lo que dijeron los médicos.

Iban a llevarme a una casa hogar, yo no quería ir, nadie quiere a un joven a punto de ser adulto, ellos siempre buscan bebés, así que tomé los ahorros de la abuela, los míos y en una pequeña bolsa heché un par de mudas de ropa. Tomé un autobús de Mopko hasta Seúl y me bajé en la última parada de este.

Recuerdo estar muy asustado, viendo los altos edificios y las personas malhumoradas. Busque un sitio para dormir cuando llegué a este complejo, el casero me miró mal, dudoso, pero aún así me arrendó el departamento.

—¿Cuántos años tienes?

—18.

—No pareces de 18.

—Soy un traga años.

—Ya veo. ¿Vienes solo? ¿Y tus muebles?

—Yo bueno... Estoy planeando comprar algunos.

—Yah. El lugar es pequeño, pero para lo que me das es lo único qu tengo. No le entra la luz, pero si abres la ventana, entra el aire.

—Entiendo. Yo... Me pregunto si sabe de algún lugar en el que pueda trabajar...

—Lo siento muchacho, no conozco sitios en dónde te aceptarían siendo o luciendo tan joven.

—Entiendo...

Mi primera noche ahí fue una pesadilla, no tenía cama, ni un mueble, y el lugar olía a húmedad. Dormí en el suelo y pase frío, pero recuerdo que nada de ello se sentía tan mal como el haber perdido a la abuela.

Al día siguiente tarde mucho en despertar, me dolía la cadera y para cuándo me levanté, tenía un fuerte dolor de estómago. Tenía hambre, así que me rebusqué en los bolsillos. Me quedaban un par de billetes, lo suficiente para comer ese día. Debía buscar un trabajo ya sí o sí.

Mi suerte fue mucha, porque mientras caminaba por las calles, tratando de reconocer mí alrededor para no perderme y aprender caminos, encontré a quien ahora es mi mejor amigo; Heechul.

Rum Dee DeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora