Atrapada

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Ese lugar olía a muerte, fue lo primero que la pelirrosa pudo percibir, su boca estaba seca, los ojos le dolian, su cuerpo se sentia pesado, observo a sus lados y lo que encontro fueron chicos y chicas de entre 5 a 16 años, la mayoría llorando, algunos pidiendo ayuda, otros buscando un grupo en el que sentirse seguros o bueno conversar y otros (como era el caso de ella) que solo trataban de descansar o buscar una solución, sintio como si a su espalda le estuvieran prendiendo fuego.

Ya habían pasado dos semanas, desde que llegó a ese lugar de mierda, apenas veinticuatro hotas, desde que la habían sacado de aquel lugar,

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Sintio como alguien tiraba de sus cabellos y la hacia bajar del transporte donde algunos niños más habían sido traídos, se escucho la risa de los hombres, ella no sabia si se estaban burlando de ella o de la condición en la que venian todas las personas junto de ella, solto un bufido y se reincorporó, los hombres frente de ellos solo se dedicaban a molestar a unos niños que los miraban aterrados, escucho más carretas acercándose, les hecho un vistaso y paso lo mismo que con ellos, niños y adolescentes bajando a tirones, cada uno encadenados de los tobillos y las muñecas; algunos con la mirada vacia, otros aterrados, ella la verdad no estaba mejor sentia miedo, no era lo suficientemente fuerte.

-¡Tu la perra de pelo rosa!, ¡muevete! -sintio como jalaron de las cadenas que ataban sus manos y casi vuelve a caer.

Los empezaron a llevar hacía la ciudad, justo entraron por las grandes puertas hechas de madera, se escucho un gran sonido proveniente de un objeto que no conocia muy bien, un "latigo...", todos se tensaron y observaron aquel objeto con miedo, pero nadie menciono nada, tan sólo siguieron caminando, escucho como algunos tropezaban y los hombres que se encontraban cerca los obligaban a caminar, gritandoles de una manera horrible o bien golpeandolos hasta que se paracen los que estaban por morir de cansancio, pudo oir como los gritos y golpes rompian los arapos (si es que se podrian llamar así) de los chico.

-¡Levantate! -grito un hombre alto, con cicatrices en el rostro y con un peinado militar, mientras pateaba a una chica de pelo negro y ojos rojos como la sangre, era mayor que ella por uno o dos años, la chica se veia muy desnutrida, su cabello era un nido de pájaros, estaba completamente sucia, esta sollozo unos momentos pero el hombre no dejo de golperala, muchos veian la escena desviando la mirada rápidamente, no los culpaba pues no era muy agradable que digamos- ¡¿qué pasa maldita zorra?!, acaso ya te cansaste?! -volvio a patear a la chica, la pelirrosa lo ignoro, hasta que aquel hombre levanto su brazo derecho en el que se encontraba la cuerda hecha de cuero.

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Se escucho un grito y piel abriéndose, en ese momento la pelinegra se giro con los ojos super abiertos al ver y sentir como un pelirrosada, la habia tomado de los hombros y la estaba protegía con su cuerpo, dando la espalda al hombre que se veia furioso por la acción de su salvadora, observo como la chica tenía lágrimas y temblaba, debido al impacto antes recibido, esta queria ayudarla pero su cuerpo se lo impedia, varios niños pequeños trataron de acercarles, pero aquel hombre hizo un sonido con el latigo que traía en mano, haciendo así que los pequeños se alejaran de ambas chicas.

-¡¿Quién te crees que eres?! -bramo el hombre mientras un nuevo impactó sono por todo el lugar, la pelirrosa no se giro a verlo- ¡tsk!, ¡¿y ustedes que miran malditos?! -grito su agresor al ver que muchos se habian detenido al ver el alboroto, muchos bajaron la mirada y siguieron su camino, en cambio algunos se vieron un tanto intrigados.

-¡Haber maldita mocosa quitate!, si no quieres que te queden mas cicatrices en un futuro! -la pelirrosa en ese momento cometio tres errores, en ningún momento soltó a la pelinegra, ese fue el primer error, el soldado levanto nuevamente su latigo y dio de lleno en la espalda de la pelirrosa, un nuevo grito salio de su garganta.

-¿Qué pasa?, ¡¿te gusto?! -el latigo cayó una y otra vez sobre la kunoichi que solo soltaba gritos de dolor, ese fue su segundo error, al hombre al parecer le gusto verla llorar, por lo que los latigazos aumentaron su fuerza.

Y su último error fue voltear hacia atrás, todo paso muy lento o muy rápido, pues ahora la sangre brotaba del rostro de la pelirrosa, que al recibir el impacto soltó a la de ojos carmin y se llevo ambas manos al rostro y se retorcia de dolor en el suelo, soltando gemidos de dolor, por el daño cusado.

-¡¿Ahora entiendes lo que dije anteriormente?!, ¡te adverti de las cicatrices! -el hombre estaba a punto de volver a golpear a la pelirrosa, pero esta con todo y el dolor que le recorria cada musculo de su cuerpo, en un movimiento impredecible, corrio en dirección al hombre, giro sobre si misma y su pie impacto en el estomago del otro, dejándole sin aire y provocando su falta de conocimiento.

-Ahora que dices maldito... -susurro la pelirrosa mientras ambas manos cubrian la mitad derecha de su rostro y la sangre resbalaba de la herida, tal y como un la pequeña fuga de agua, agua de color carmesi.

Las heridas le dolian horrores, escucho un grito a lo lejos, sintio un impacto, varios golpes más, al parecer se habia metido en grandes problemas y perdio la conciencia.

.....

Desperto y comos si un trueno le hubiera caido, se retorcio del dolor, mala idea, la heridas le dolieron al doble, sollozos se escaparon de sus labios y las lagrimas amenazaron con salir, se quedó tendida en el suelo, sin moverse, de cara al suelo, ni loca hiba a poner su espalda contra las rocas de aquella habitacion.

Miro bien su alrededor y pudo ver que la habian aventado a un pequeño cuarto, la puerta estaba a pocos metros, en ningún lugar de la habitación observo luz y que porque lo sabía, facil una pequeña linea blanca se asomaba bajo está.

Pasaron los minutos, horas, a saber cuanto tiempo estuvo tirada, hasta que por fin trato de levantarse, todo su cuerpo estaba entumesido, varios intentos y al fin lo logro, su brazo se recargo sobre la fría pared.

Avanzó hacia la puerta, pará ser sinceros, los metros más largos que había caminado en su vida, sintio las piedras clavarse en la planta de sus pies, no se habia percatado que no traia puestos sus zapatos, ni que la ropa que traia, (o bueno algo así), no era la suya, tomo el pomo de la puerta y empujó con fuerza, la puerta no sedio.

*No, por favor, no...*

La pelirrosa se recargo sobre esta con más fuerza.

La puerta no se abrio...

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Sacudio su cabeza, como si de algún modo eso espantaria los recuerdos, de su mente, su ojo derecho, para ser sinceros estaba destrozado, se quejó cuando la palma de su mano roso ese lado de sus rostro, ya no estaba fresca pero trataría unos dias más para dejar una cicatriz decente; escucho los murmullos sibir de tono, claro que el llanto se podia escuchar en la..., ¿cueva?, no tenia idea donde estaban, pero si sabia que era bajo tierra, las paredes lo delataban, además la luz no llegaba, por lo que habian antorchas alrededor del gran circulo, solo agradecia que aquel lugar fuera lo suficientemente grande como para que no murieran por falta de oxígeno, el movimiento de las cadenas se escuchaba por todas partes, sus mueñecas y tobillos comezaban a arder.

Habían unas grandes puertas a un lado de la cueva, y cuatro hombres la vigilaban.

Ella se encontraba encorvada, su espalda se recargaba en la pared de piedra, aunque esa era la idea, su espalda no estaba mejor del todo, ya no dolian al roze, pero si la azotaba un poco, le dolía horrores.

-Al menos hay luz... -susurro la chica, aunque su estado breve de paz desaparecio, cuando la gran puerta se abrio.

Un ruido provoco que todos los murmullos

-¡Hora de que sirvan de algo malditos hijos de perra! -grito un hombres que habia entrado, junto a otros diez, o eso calculo ella- ¡la subasta de esclavos empiza en dos meses!, ¡lo suficiente para pulirlos!, ¡espero que se diviertan! -vio las caras de todos, ella ya lo sabía pero eso no evito que le dieran nauseas.

El hombre sonrio- ¡bueno!, ¡seleccionen al producto! -el hombre chasqueo los dedos y los grito, la aturdieron.

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Experimento de konoha (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora