🍃Han Jisung era un chico de 15 años tratando de sobrevivir a los vestigios de una guerra; Recolectaba, vendía y compraba en su pequeña y devastada ciudad, pero un sucio llegó para tambalear su corta vida.
Cuatro años después habiendo logrado huir d...
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Los pies le ardían a Jisung, llevaba caminando por lo menos dos horas entre el humo y los escombros, su cubre bocas estaba empezando a colmar su paciencia, era difícil ver y respirar cuando todo era gris.
Escucho toser un par de veces a alguien detrás y se giró levantando el dedo índice, todos se detuvieron y lo miraron, dos niños se abrazaban entre si con miedo. Hubo un largo silencio dónde solo algunas piedras pequeñas rodaban por el suelo, entonces volvió a dar otra señal y reanudaron el paso.
Llegaron al túnel y el se quedó en la entrada esperando a que todos pasaran en silencio, fue ahí cuando tuvo el tiempo suficiente para examinarlos. Eran mujeres, ancianos y niños, bebés incluso, todos cubiertos de tierra y rasguños que tenían que desinfectar luego. Les descubrió el rostro a todos para examinarlos, ellos guardaban silencio y agachaban la cabeza con sumisión.
Todo era normal, asintió una vez y se adentró por fin al túnel.
¿Qué ocurría? Muchos se preguntaron eso cuando todo empezó, cuando una luz cegadora inundó una pequeña ciudad fronteriza y acabó con la población, dejando solo un vago recuerdo en forma de muebles y escombros, después de eso la luz se movió con paso firme hasta el centro, pero para ese entonces muchas personas ya habían emigrado o se habían escondido, estaban escapando. Todos eran inocentes, incluso los soldados que solo defendían a su patria.
Aquel resistente país que una vez se reveló contra un orden mundial ahora estaba dividido, destrozado más de lo que una vez estuvo. Era deprimente verlo intentar andar sabiendo que en cualquier momento volverían a ser azotados por un arma que solo pudieron imaginar como un apocalipsis. Pero no lo era. Jisung había visto otro mundo, un mundo blanco donde todos eran sonrientes y conformes, un mundo lejos de la realidad, como un sueño.
Jisung se gira poniéndose a la altura de la pequeña, sus ojos descubriendo la inocencia e ignorancia. La mano de una mujer se posa sobre el hombro de niña y Jisung alza la cabeza para mirarla, hay un silencio incómodo entre los tres, uno que intenta ocultar mientras se dice todo. Suspira.
- Una vez que lleguemos al refugio partiré de nuevo en dos días para buscar a los que se quedaron. - La niña parece entender porque asiente y se va.
- ¿y qué tal si es demasiado tarde para ellos? - Pregunta la mujer con lágrimas en el rostro.
- Esperemos que no sea así.
Se da la vuelta y hace una señal rápida, los demás lo entienden y comienzan a caminar detrás suyo adentrándose a la oscuridad del túnel, siendo iluminados por pocas linternas. Es tiempo de irse y de intentar llegar a ese mentado refugio que no es más que un pequeño lugar en una ciudad olvidada, pero que al menos brinda esperanza a la gente de su antiguo país.
Jisung es un guía, quizás, la gente simplemente lo sigue cuando él dice que los guiará fuera del peligro, muchos saben de él y esperan a su llegada, otros simplemente ignoran su existencia y siguen escondiéndose entre escombros y ciudades en ruinas. Recolecta personas, las encuentra, las guía y las deja en la ciudad cero donde vivirán en paz, con carencias y preocupaciones, sin embargo es mejor que estar bajo amenaza de muerte cada día.
