Ojos azules

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-Aah-  unos roncos gemidos decoraban los alrededores de la habitación, el calor era insoportable y los sueños aún más, en esos momentos no existía barrera alguna, solo él y su deliciosa fantasía, la excitación era tan alta que no podría resistir mucho tiempo, sus largos y sudorosos brazos recorrían las sabanas de sus aposentos en donde su único soporte eran sus temblorosas piernas que no paraban de encogerse haciendo más visible su ya palpitante erección, el sonido de las sabanas pegándose en su cuerpo desnudo, el pequeño chirrido de la cama y los exquisitos quejidos producidos por el sueño más candente que ha tenido.

-Hmm…aah…Ste- Fue en cuestión de segundos cuando se sintió llegar a la gloria arqueando su cuerpo tembloroso como si de un ataque se tratara, entonces despertó entre sollozos y maldiciones con una cálida humedad recorriendo su entrepierna, devolviéndolo a su realidad en un abrir y cerrar de ojos.

Trataba desesperadamente de regular su respiración, pero sus pulmones le traicionaban en ese momento, toco por encima de su húmeda y apegada sabana para confirmar lo que había sucedido en su bienvenida sorpresa matutina, cubrió su frente sudorosa con su antebrazo soltando maldiciones totalmente vencido en su propia imaginación.

Se levantó rápidamente para ir directo al baño arrastrando la suave tela unida a su pegajoso cuerpo, necesitaba urgentemente una buena ducha de agua helada para entrar en razón y limpiar su desastre.

-Demonios cap me la tienes difícil- era su sueño húmedo número 587 para ser exactos y sin contar sus pensamientos de rutina relacionados con el “Capitán América” así es el gran Tony Stark sufría incontables veces de insomnio, aunque lo consideraba como la mejor tortura posible.

Cada noche antes de irse a la cama se interponía aquel rubio de hermosos ojos azules, las peores eran por las mañanas que era como una broma de mal gusto por su parte, su cerebro había categorizado los niveles de erotismo en menos de lo que esperaba, a este paso volvería a la estrategia de mantenerse despierto por más de 72 hrs, aunque ciertamente los resultados no fueron lo que esperaba.

Fue una completa catástrofe, era peor estar alucinando cada dos por tres teniendo sexo con el capitán en cualquier rincón de la torre y lo más difícil era andar con una incómoda erección en medio de toda las miradas indiscretas de sus compañeros menos la de cierta “persona” que pasaba de el en cualquier momento y eso le molestaba tanto, se esforzaba cada día por tener al menos una mirada o como mínimo un pequeño intento de alguna extraña conversación o interacción entre ellos, aunque por lo general eran más bien peleas por el contrario, pero no le importaba en lo más mínimo, el siempre mantenía los coqueteos en su máxima potencia pero por lo visto su rubio era tan inocente que no lograba captar las referencias de su futuro esposo, este era muy sobreprotector con todo el equipo, tomaba las decisiones tanto como el millonario, pero él quería aún más.

Cada día era una tortura el verlo pasar y no poder hacerle absolutamente nada, más que comérselo con la mirada, en su mente ya le había practicado 60 felaciones, robado más de 1000 besos, lo había cabalgado a su antojo, estrujado ese jugoso trasero, le había marcado en todo su exquisito cuerpo y conseguido todas las posiciones del kamasutra, así es Anthony Edward Stark estaba completamente perdido.

Un enorme suspiro decoro el taller, no lograba concentrarse el día de hoy, estaba totalmente perdido entre sus pensamientos, recordaba una y otra vez ese maldito sueño que lo traía totalmente loco, cerraba los ojos y aparecían con rapidez las fogosas escenas entre él y su adorable capitán, el cómo le devolvía los apasionados besos, como era el sonido de sus choques tan exquisitos, sus gruñidos, su cuerpo, todo de él era perfecto, el cómo este le podía tocar y morder a su gusto, aún recuerda ese bello rostro sintiendo las oleadas de calor entre sus choques corporales mientras que de sus dulces labios decía su nombre y le apretaba entre su…

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