Tic-Tac
Aitana coge el teléfono y desbloquea la pantalla. No tendría siquiera que mirar em los contactos. Se sabe el teléfono de Luis de memoria.
Lo vuelve a dejar posado sobre la mesa de café.
Tic-Tac
Lo deja kunto a la diminuta botella de alcohol aún sellada que sacó del minibar en cuando volvió de visitar a Nerea en el hospital.
El teléfono y el botellín conviven en esa mesa de formica observándola acusadores desde hace varias horas.
El teléfono por no cogerlo. La botella por haberla sacado de su lugar original.
Durante mucho tiempo Olga exigió que no introdujesen alcohol en las pequeñas neveras de las habitaciones de hotel. Pero la propia Aitana decidió que era una prevención innecesaria que llamaba más la atención al hacerlo.
Después de todo la idea de probar el alcohol ni tan siquiera se le pasaba por la cabeza.
Había pasado por momentos realmente jodidos sin necesidad de recurrir a la bebida.
Las fotos. La enfermedad de Nerea. Las peleas con Luis.
Ni una gota.
Pero aquella misma tarde después de que Nerea le hiciese jurar que iba a mentirle a Luis, su primer impulso fue coger la pequeña botella de ron que ahora le hace burla.
"¿Creías que te habías librado de mi?" parece decir.
Ha desbloqueado el teléfono cientos de veces, segura de que es lo que debe hacer.
Decirle la verdad a Luis.
Pero el rostro macilento de Nerea se aparece cada vez en su imaginación.
"Me lo debes"
Se ha acostado con su marido. Ha roto su matrimonio. Puede comprender su exigencia.
Solo abandonó la habitación y la contemplación del teléfono y la botella para su concierto.
Que fue un desastre de proporciones épicas. Había estado despistada y sin coordinación. Olvidando pasos de baile y letras. Las baladas, cantadas con el piloto automático, carecían de sentimiento.
Olga se había limitado a fruncir el ceño y arrugar la nariz. Con ese gesto con el que conseguía hacerla sentir como una niña pequeña que se había portado mal. Aún ahora. A punto de cumplir los 29 años.
Pero Aitana solo podía pensar en Nerea y en Luis, y en aquella pequeña botella y sus compañeras del minibar.
En realidad no acaba de entender muy bien qué la detiene.
Nerea no vivirá muchos semanas. Tal y como ella misma le dijo, en el mejor de los casos, no llegará a ver el fin del verano.
Luis tiene derecho a saberlo. A verla. A cuidarla y a acompañarla en sus últimos momentos. Sabe que nunca se lo perdonará si se lo oculta.
¿Entonces?
Entonces no hay debate posible.
Debe decirle la verdad.
Pero a medida que el reloj se acerca a la hora en la que normalmente la llama Luis empieza a comprender.
El Luis que le llamará esa noche, el que estuvo en su última escapada a Positano, el que se subió a un avión rumbo a Buenos Aires para darle una sorpresa, no volverá a existir después de esa llamada.
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TIEMPO ROBADO
FanfictionA lo largo de ocho años un hombre y una mujer se encuentran todos los años, durante cuarenta y ocho horas, en un rincón perdido del mundo que es solo suyo. Se prometen que no habrá promesas. El resto del año tienen sus vidas. ¿Y si no fuese posible...