Vedrai, vedrai
Vedrai che cambierà
Forse non sarà domani
Ma un bel giorno cambieràNi siquiera esperan a que salga del aeropuerto. En cuanto cruza el control de aduanas Luis tiene diez micrófonos en su cara. Alguna cámara. Sus voces chillonas ávidas de morbo a cinco centímetros de sus oídos.
Poco les importa que acabe de ver morir a la que fue su esposa durante cinco años.
Los buitres huelen la sangre y se abalanzan sobre ella.
Quien vea las imágenes dirá que parece haber envejecido diez años en los últimos diez días. Si las ve alguien que le conozca descubrirá nuevas canas en su cabello. Sus ojos, ocultos tras las gafas oscuras están rojos de tanto llorar.
Pero solo durante el vuelo de vuelta se ha permitido derramar esas lágrimas.
Sus padres y su hermana estaban sobrecogidos por el dolor y fue él quien tuvo que sobreponerse y encargarse de todos los trámites.
No hubo ceremonia religiosa. Fue incinerada de acuerdo con sus deseos. Su familia llevaría sus cenizas al pueblo donde solían pasar las vacaciones.
El escueto comunicado de prensa, solamente indicaba que había fallecido el 15 de julio, tras una larga enfermedad, acompañada de su familia.
No había herencia que repartir y Luis solo pidió quedarse con la alianza que ella nunca había llegado a quitarse. La guarda en una caja junto a la que él mismo se quitó hace meses.
Él mismo se encarga de vaciar de objetos personales la habitación del hospital. Libros, revistas, alguna prenda de ropa.
Ni siquiera al ver aquella cama vacía se permitió derrumbarse. En el vuelo de vuelta aprovechó la relativa intimidad de los asientos de primera clase para dejarse ir.
No le extraña cuando ve aparecer como una nube de avispas a la prensa del corazón. Es consciente de lo poco que les importa el dolor ajeno. Inspira profundamente y se prepara para evitarles.
Pero se queda helado cuando la primera pregunta que le escupen no trata sobre Nerea.
Sino sobre Aitana.
Aún así, tiene demasiados años de carrera a sus espaldas para reaccionar. A fuerza de disgustos ha aprendido como debe comportarse en estos casos.
Sin reaccionar. Sin contestar. Sin decir una sola palabra que puedan sacar de contexto para condernarle.
Inicia el camino por la terminal sabiendo que lo que mejor que puede hacer por todos es guardar silencio.
Cualquier cosa que diga tendrá una repercusión excepcional.
Los periodistas le siguen, le persiguen en realidad, y escucha los nombres de ambas, de Nerea y de Aitana, entremezclados.
¿Qué piensas?, ¿Qué sientes?, ¿Qué opinas?.
No es que les importe claro.
- Luis, Luis por favor, ¿sabes dónde está Aitana?
Se muerde la lengua. Lleva varios días intentando contactar con ella sin éxito. Roi le ha dicho que nadie tiene ni idea de dónde está. Su teléfono está apagado o fuera de cobertura.
No hay fotos de ellas en aeropuertos. No se ha conectado a las redes sociales.
Nada.
Aitana parecía haberse esfumado de la faz de la tierra.
Sigue esquivándoles mientras avanza por el aeropuerto. Las voces de unos y otros se confunden hasta llegar a asemejarse al zumbido de una abeja.
ESTÁS LEYENDO
TIEMPO ROBADO
FanfictionA lo largo de ocho años un hombre y una mujer se encuentran todos los años, durante cuarenta y ocho horas, en un rincón perdido del mundo que es solo suyo. Se prometen que no habrá promesas. El resto del año tienen sus vidas. ¿Y si no fuese posible...