[08]🖤o c h o

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-¿Quién? -inevitablemente mi voz tembló al preguntar

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-¿Quién? -inevitablemente mi voz tembló al preguntar.

-Emma. -cerré los ojos un momento, era mi amiga. No éramos intimas, pero ese pequeño prodigio del hackeo siempre fue lo que necesitaba. Tan solo 15 años y ya había muerto por toda esta mierda. - La han encontrado esta mañana. Se tragó la memoria USB para que no pudiesen sacar información. Le hicieron cruces en los ojos con un cuchillo, igual que al cadáver que vosotros encontrasteis. -Como lo hacía la gran mayoría de las veces, cogí otra parte de mi corazón y la encerré en una caja fuerte.

-Nosotros no hemos sido-mi voz se endureció, no me mostraría débil ante esto.

-Solo..., no digas nada. Es mejor mantener esto en secreto, cuenta menos gente lo sepa mejor. -por su tono de voz me dejaba claro que eso ya era una orden, no debía decir nada sobre eso.

Nos quedamos mirándonos durante unos segundos que parecieron eternidades. Entonces, interrumpieron nuestro momento e invadieron nuestra paz para que volviésemos a lo de siempre.

-Elliot, mama pregunta a ver si tu amiga y tu queréis cenar algo. -la voz de una niña se escuchó desde el exterior, pero no era la de Harper, al contrario, esa nueva voz era más tranquila y en cierto modo tímida. Se la oía muy dulce.

-Lory, dile que ahora vamos. Danos unos minutos. -le pidió amablemente.

-Está bien, hermanito. -unos pasos arrastrados se alejaron de la puerta.

-Te quedarás aquí esta noche, tenemos una cama de sobra.

Me limité a asentir con la cabeza. En ese momento se levantó y cuando ya estaba de pie frente a mí me hizo otro gesto con la cabeza para que lo siguiera.

Caminé detrás de el por el pasillo, quedando a dos puertas de la habitación en la que estábamos, el entró tan tranquilo y yo supuse que debería ir detrás.

-Elliot, voy a sentarme un rato en el salón y después acostaré a los mellizos y a Preston. Hay una pizza en el microondas, sácala en tres minutos y comed tranquilamente. -Empezó a ordenar Eleanor mientras se secaba las manos con un trapo de cocina.

Por enésima vez estiré las mangas de mi sudadera, costumbre que había adquirido a los trece años o así.

-Si mama, soy lo suficientemente mayor como para saber sobrevivir con comida precocinada-le dijo rodando los ojos, pero con una sonrisa y una expresión cariñosa. Antes de abandonar la cocina la mayor le empezó a lanzar latigazos con el trapo mientras que mi compañero se limitaba a reírse, reproduciendo una escena bastante cómica.

-Háblale con respeto a tu madre niño que si no te vas a ganar tal sartenazo que te vas a quedar más tonto de lo que estás. -le amenazó Eleanor con un aire burlesco mientras caminaba hacia atrás sin quitar la vista de encima de su hijo, pero entrecerrando los ojos.

Cuando la mujer salió de la cocina ya no pude seguir conteniendo la carcajada que retenía en el fondo de mi garganta y estallé en risas.

Mientas me recuperaba me percate de que no había estado riendo en solitario. Los dos paramos al mismo tiempo más o menos y nos quedamos mirándonos.

INOCENTE(pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora