Capítulo 5: Descontrol

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Polvo y pequeños escombros saltaron por todas partes ante el hostil viento que provocaba el enfrentamiento armado entre Norte y el derrocado Rey de los Monos, Conejo al ver que su batalla se extendía hasta su posición tomó a su compañera en brazos y se apartó lo más lejos que pudo, aun así, lograba sentir como la onda del viento llegaba a ellos. Observó el cielo, Sandman se encontraba ajeno al encuentro que enfrentaba su compañero guardián, aquellas oscuras arenas eran escurridizas, algunas lograban escapar con un grupo de pequeñas hadas, otras con el golpe de los látigos de arena dorada regresaban a su color claro y volvían a la nube bajo sus pies, pero las pesadillas eran tantas que le costaba trabajo contenerlas.

Le deposito en el suelo comprobando su estado, no parecía herida de gravedad. Un agudo ruido producto del choque de metales hizo doler los sensibles oídos del Conejo, quien se giró al ver la batalla que libraba su compañero contra aquel antiguo enemigo. Observo a su amigo guardián, aunque se hallaba lejos podía notar perfectamente como la ira marcaba su rostro, sus agresivos movimientos y sus fúricos gritos, estaba descontrolado. En él albergaba un sentimiento que rozaba la inutilidad e incompetencia, no podía apoyar desde tierra al guardián de los sueños y ser partícipe de la batalla en el estado en el que se encontraba su compañera enojaría a su amigo, solo quedaba esperar a que los combates cesaran o la reina dental despertase.

En su cabeza solo rondaba la imagen derrotada de su amiga, aquel rostro marcado por el dolor, aquellas finas plumas esmeralda descender al suelo con suaves movimientos, incluso el agudo y desesperado llamar por parte de las pequeñas hadas buscando escapar de aquella arena ennegrecida, todo eso nublaba su juicio, en su mente prevalecía un pensamiento, aquel mono era una amenaza que debía eliminar.

Asesto un fuerte golpe contra el costado de su oponente, pero las chispas saltaron ante el choque de metales, maldijo la presencia de aquella armadura, con frustración apretó con aún más fiereza la empuñadura de su espada, aquella armadura no era normal, que el filo de su arma no lograse alcanzar su carne era prueba de ello.

Blandió su espada con firmeza y lanzó un rápido movimiento que lograba acercarse al rostro de su oponente, con extraordinarios reflejos, el derrocado rey bloqueo el ataque de su contrincante provocando que su espada cayera al suelo por el impacto costándole la ventaja en la batalla pero logrando que Norte retrocediese unos pasos para guardar el equilibrio, desarmado pero con los instintos de una bestia colérica lanzó su brazo contra el desorientado guardián, provocando que su espada saltará de su mano, esto tomó por sorpresa al mismísimo guardián del asombro. Con ambos desarmados, Norte en un intento por defenderse de los feroces movimientos de su enemigo, cruzó los brazos frente a él, la fuerza de su contrincante impacto contra sus miembros, esto rompió por completo su equilibrio y salió disparado a unos metros, no impacto contra la roca, pero si cayó con violencia sobre el suelo y con el choque el cayado de Jack salió de su espalda sobre los escombros de la batalla.

Con sus sentidos aturdidos y cierto dolor en sus extremidades, intentó recuperarse lo más pronto que pudo para prevenir el próximo ataque, una vez retomo el equilibrio se levantó echando una mirada a su adversario preparado para atacar desarmado, pero solo vio como este llevaba aquellas enormes manos a su propia cabeza, lanzando gruñidos y alaridos de dolor mientras se golpeaba violentamente contra el piso, en sus lamentos se podía notar su sufrimiento. Esas acciones desconcertaron a Norte, pero sin perder la oportunidad se levantó con prisa a tomar su arma y regresar contra su oponente, batió su espada en el aire y arremetió contra el distraído cazador, una vez más el instinto animal le hizo defenderse, levantó su brazo y dejó que la espada chocase con su armadura, esta vez el filo logró atravesar el metal, pero no lo suficiente para que tocara su carne, dejando a ambos adversarios inmóviles por unos instantes.
Sin dejar de tomarse la cabeza, el gran mono levantó la mirada y Norte pudo notar algo extraño en sus ojos, estos se encontraban sumidos en un profundo negro, sus pupilas eran tan oscuras que era imposible creer que esos fuesen ojos normales.

Mía Es Tú Libertad - Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora