Capítulo 6 : El fin de un sueño

4.5K 366 58
                                    

-Mi humanidad... solo deseaba mi humanidad...-

El polvo de la batalla abandono el terreno con ayuda del viento de montaña, permitiendo a la guardiana de los recuerdos observar con mayor claridad el evento frente a ella.

-Me engaño...-

El rostro de la herida reina marcaba el horror que reflejaba la bestialidad de la escena. Quiso apartar la vista, pero sus ojos se mantuvieron fijos sobre ambos contrincantes. Su compañero yacía inmóvil de rodillas con la vista fija en sus manos manchadas de la sangre del abatido animal.

-...mátame...-

Aquel espeso y tibio fluido carmesí que brotaba de la herida, descendiendo con tortuosa calma hacia el suelo, se expandía alrededor del cuerpo inerte del mono.

-Por favor... Toothiana. -

Sus manos cubrieron su boca en un intento por evitar el vómito, pero, en su lugar, un cúmulo de saliva resbalo por sus palmas hacía el suelo. La sensación de asco y la imposibilidad de devolver el estómago precedieron al llanto, uno cargado de emociones confusas, complicadas de descifrar para la reina dental. El grito emergió tan violentamente que en su tono se podía notar la carga de aquel doloroso alarido. Las lágrimas surgieron mientras lastimaba su garganta por el esfuerzo que ponía en su voz.

Conejo dejo que su compañera descansara sobre el suelo, observando con dolor su lamento. No dijo nada. Las palabras que dijese no llevaría calma al corazón de la mujer. Levanto el rostro y presto atención al estado de Norte, quien yacía inmóvil observando sus manos entintadas con la sangre enemiga.

El grito femenino llamo su atención y Norte levanto la mirada hacía sus compañeros, a quien miro primero fue a la reina, quien lloraba con desesperación, tras ello dirigió la vista a Conejo y la vista de ambos se cruzaron por unos segundos. El guardián de la esperanza no paso por alto los ojos de su compañero y como el brillo de estos, llenos de asombro y una inocencia que solo él podía poseer, no se hallaba. Lucía agotado, y la sangre salpicada sobre sus pómulos no ayudaba a darle mejor apariencia.

Conforme el grito de Hada iba perdiendo fuerza, su consciencia se extinguía en el llanto, cayendo agotada en posición fetal sobre los pedazos de escombro que habían saltado hacía ellos durante la batalla. Conejo la auxilio de inmediato.

Norte no pronunció palabra, aunque el cuerpo de su enemigo yacía caído, el desagradable sentimiento de la derrota y el arrepentimiento se albergaba en él. No lloro. En él no se albergaba la tristeza, pero si un amargo malestar, producto de su violenta lucha.

La batalla terrenal había terminado con una amarga victoria a favor de los guardianes, pero en los cielos la lucha continuaba entre el guardián de los sueños y sus corrompidas arenas por recuperar un mínimo de pequeñas hadas cautivas por las pesadillas. Aunque su lucha parecía igualada en fuerzas, Sandman notaba que regresar la arena oscura a su dorado aspecto llevaba más tiempo y esfuerzo, además de que estas eran sustituidas rápidamente por pesadillas más agresivas.

Lograba mantener a salvo un pequeño grupo de pequeñas refugiadas al centro de su nube, pero su resistencia comenzaba a llegar a su límite, llegando a tomar una táctica defensiva. Su prioridad inmediata era proteger a las chiquillas de su compañera. La nube bajo él adquirió otra forma, una que le permitía cubrirse de los ataques. Estos continuaron asestando un par de golpes contra el escudo improvisado, hasta que la arena enemiga cesó su ataque. Inseguro por la repentina retirada, Sandman se mantuvo al resguardo de su nube por unos segundos, intentando calmar a las nerviosas hadas.

Mía Es Tú Libertad - Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora