capítulo 3

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Bastó que dijera eso, para que yo me pusiera de pie y comenzará a caminar buscando la salida, Unas cuantas lágrimas mojaban mis mejillas. Cuando salí, sentí el aíre frío de la madrugada chocar contra mi rostro, me detuve un segundo tratando de pensar cómo regresar a mi casa. De pronto Sentí que alguien tiró suavemente de mi brazo, Era María José y parecía preocupada.
—¿Calle, estás bien?
—Si, no te preocupes, tengo que irme.
—No dejaré que te vallas sola a tú casa a estás horas. Permíteme llevarte y no voy a aceptar un "no"cómo respuesta.
No tenía una segunda opción, así que me resigné.
—Está bien, acepto.
Ella se quitó su chaqueta rápidamente la colocó sobre mis hombros para cubrirme del frío y me tomó de la mano guiándonos hasta su deportivo. Me abrió la puerta y luego se colocó al volante. Después de darle a poché mi dirección, Me dediqué a mirar por la ventana. Encendió la radio poniendo música suave de fondo mientras, yo miraba las calles perderse una tras otra, la aguja del tablero marcaba una velocidad arriba de ciento noventa. La mirada de poché estaba fija en la carretera pero su expresión era dura. Llegamos a mí casa y el vigilante me miró por el cristal de la caseta abriendo inmediatamente el portón, el auto entró y ambas nos miramos. Estaba realmente agradecida con ella.
—Gracias, por traerme poché. De verdad te lo agradezco demasiado.
—No dejaría por nada en el mundo que regresarás sola a casa, bonita.
—Espero no causarte un problema.
—¿con quién? —preguntó.
—Con tu novia, la dejaste Sola en la fiesta.
—Ella no es mi novia, Aby es sólo una amiga.
—Por la forma en que se tratan parecía lo contrario —Solté con un poco de vergüenza, después de todo la vida amorosa de poché, no era asunto mío.
—calle, yo no tengo novia, no creo en las relaciones con títulos, aveces es mejor así —Dijo sincera, mientras se giraba para mirarme.
—si, quizá tengas razón— yo, no estaba en postura de decir lo contrario después de lo que pasó con Sebastián.
Nos quedamos en silencio y en la radio comenzó a sonar "Dusk till Dawn" de Sia y Zayn Malik. Poché comenzó a acercarse lentamente a mí, yo sabía perfectamente lo que pretendía pero no quería detenerla, Una de sus manos se posó en mi cuello mientras que con la otra acariciaba mi mejilla, el olor a menta y licor que salía de ella me hacía desear profundamente ese beso. Estuvimos estáticas por unos segundos, fue entonces cuando cerré los ojos y sentí sus labios presionar suavemente los míos. Jamás había sentido algo parecido a lo que estaba sintiendo ahora, poco a poco ella fue cambiando la intensidad de nuestro beso y yo me dejé llevar por sus labios expertos poché había conseguido adueñarse de mi boca sus dientes tiraban de mi labio inferior pero no tan fuerte para hacerme daño, su mano fue bajando lentamente, hasta llegar a mis piernas descubiertas por es escote del vestido, ella comenzó a hacerme pequeñas caricias en una de ellas y nuestras respiraciones se hacían cada vez más agitadas, cuando poché comenzó a subir un poco el vestido, yo me retiré bruscamente y su expresión parecía confundida.
—¡Esto no está bien! —Dije algo exaltada. Abriendo la puerta para bajar de inmediato.
—Calle, espera no te vallas así — la escuché decir detrás de mí, pero yo caminé sin mirar atrás.
Después de ese beso, me sentía realmente culpable, no quería dañar la amistad que existía entré mi novio y esa chica que prácticamente para mí era una total desconocida. Así que me pasé el domingo intentando engañar a mi cerebro  repitiendo una y otra vez que la culpa de todo esto la tenía la gran cantidad de alcohol que habíamos bebido en la fiesta.
El fin de semana termino. Cuando llegué a la universidad, Juana ya me esperaba con una mirada inquisidora.
—Hola, bebé— dije, mientras le daba un beso en la mejilla.
—Me quieres decir  ¿que fue lo qué sucedió el sábado, en la fiesta de Paula Galindo? — me exigió de inmediato y yo no pude evitar sorprenderme, al parecer Juana estaba al tanto de todo.
—¿Quién te lo dijo, Juana?
—Eso es lo que menos importa, quiero que me digas ¿porque saliste llorando de la fiesta? mientras María José Garzón te seguía.
—por nada — respondí, tratando de sonar convincente.
—Nadie llora por nada, fue por culpa de Sebastián ¿verdad?
—No, Juana.
—Cariño, se te olvida que mi hermana también estudia en el mismo colegio, fue ella quién me lo dijo.
Me quedé mirando hacia la nada y  las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Juana, me  tomó entre sus brazos de forma tierna y protectora, yo oculté mi cara en su cuello, cuando logré tranquilizarme terminé por contarle a mi mejor amiga todo lo que sucedió esa noche. Ella, insistió demasiado en que me alejará de Sebastián de una vez por todas.
—¡Vamos chicas!  ¡Llegaremos tarde al examen! — Gritó Cristian el novio de Juana, mientras caminaba  por el pasillo a toda prisa.
—¡Mierda!  Había olvidado el examen, vamos calle.
El día transcurrió normal, la hora del almuerzo llegó y todos mis amigos charlaban animadamente. Yo no podía hacer otra cosa que pensar en poché y el beso que nos dimos.
— ¿entonces vendrás? 
—Calle, ¿te encuentras bien? — Me preguntó kim, con el seño fruncido.
—Sí, sólo estaba pensando en el examen de mañana.
—Te estaba preguntando, ¿si vendrás al viaje de Cartagena?  —soltó Juan Pablo, un poco exasperado.
—Sí, claro que iré.
—Diva,  estoy seguro de que será increíble.

Mi última clase del día terminó. Una ligera brisa se desprendía del cielo y la obscuridad comenzaba a desplazarse, dejando atrás la  luz del día. Caminaba demasiado a prisa con Juana y Cristian a mí lado, deseaba llegar lo antes posible a mí auto para evitar mojarme.  Pero me detuve en seco cuando me percaté de su silueta recargada de la puerta de mi carro.
—¿Que hace ella aquí?  —quiso saber Juana. ¿Como si yo tuviera la respuesta? Y yo estaba tan sorprendida como ella.
—¡No tengo idea!
—Calle, cuando te dije que te alejaras de Sebastián, no fue para que te corrieras a los brazos de María José Garzón —me advirtió.
—¡Estás loca! Yo, no estaba enterada de que vendría.
—Eso espero, porqué esa chica tiene peor fama que Sebastián — Acusó, Juana.
—Voy a ver qué es lo que quiere.
Caminé un poco nerviosa, mientras un mundo de cosas pasaban por mí cabeza. Sin darme cuenta ya estábamos frente a frente. Se retiró la capucha verde militar, que cubría su cabeza mientras que Pequeñas gotitas de lluvia se deslizaban por su rostro.
—Hola, poché  ¿qué haces aquí? —pregunté, mientras me acercaba para saludarla con un beso en la mejilla.
—Hola calle, necesito hablar contigo.
—¿cómo supiste  dónde encontrarme?
—No fue difícil sacarle el nombre de la universidad a sebas.
—Debí  suponerlo, pero creo que tú y yo, no tenemos nada de que hablar —dije un poco cortante, quería evitar a toda costa que sucediera nuevamente algo entre nosotras.
—Te equivocas, sí tenemos mucho por hablar  ¿me permites invitarte un café? —se quedó esperando mi respuesta mientras hacía un pequeño puchero con los labios, se miraba tan tierna y hermosa.
Saqué mis llaves y desactivé los seguros del Mercedes, para que pudiéramos subir. Pero ella habló nuevamente.
—Calle, quiero pedirte algo más.
—Dime.
—¿podemos ir caminando?
—Pero el parqueadero, se cierra a las nueve en punto y si no he regresado a esa hora, dejarán mi carro encerrado, hasta el día de mañana.
—conozco un café muy cerca de aquí, así que te prometo que antes de las nueve estaremos de regreso.
Miré mi reloj que marcaba las seis con treintena, y decidí aceptar pues aún había tiempo de sobra.
— Está bien, tú ganas.
Abrí la puerta de mi carro, para sacar una capucha. Cuando miré nuevamente a poché pude notar que en una de sus manos sostenía una maleta deportiva.
— Sí gustas, puedes dejar tú maleta aquí adentro.
— Está bien, gracias  — Poché extendió la mano para entregarmela.
Decidí girarme en dirección de Juana haciendo una señal de que volvería después. Ella me miraba incredula y con el seño fruncido, mientras poche y yo, comenzabamos a caminar bajo la brisa de la tarde, en busca de la cafetería.

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