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La noche era bastante lluviosa, el viento azotaba en contra de las ventanas haciendo notar su presencia y las luces de todos los cuartos andaban titilando debido al movimiento que tenían los cables por culpa del mismo viento. El lugar estaba helado, y una enfermera iba de aquí a allá y de allá para acá con varias cosas en mano, entraba a su cuarto, salía, llevaba vendas, limpiaba un pequeño recipiente con agua que se solía tornar de un rojo carmesí de vez en cuando.
Brian iba detrás de la enfermera cada vez que ella salía del cuarto de uno de sus compañeros. La seguía y preguntaba por su compañero, pero lo único que obtenía era que ella le cerrara la puerta en la cara y lo dejara con muchísima más angustia.

El pasillo estaba cubierto de sangre y agua que chorreaba de los ropajes del rubio. Estaba desesperado sin saber que hacer, jalaba sus cabellos e iba de un lado a otro, asustándose por cualquier ruido que había a su alrededor. Así que se puso a limpiar las manchas del líquido carmesí que había por el lugar oyendo los pasos de la enfermera sin parar de moverse.
Pero hubo un inconveniente mayor, las luces se cortaron y la enfermera lanzó un insulto al aire teniendo que ir a amenazar a otro chico de la casa para que la ayudara con el generador de energía de emergencia. Necesitaba ser precisa y con linternas no podría ayudar al muchacho.
Todo el aire estaba tenso, todos encerrados en sus cuartos oyendo a Ann, sintiendo la desesperación de la misma como si se propagara en el aire, sabiendo que la mujer no podía estar más bajo estrés que en ese momento. El jefe del lugar no estaba. ¡Y si esa enfermera hacía mal su trabajo sería una terrible tragedia para ella! Además de que era importante que salvara la vida de ese compañero suyo o quedaría grabado en su memoria para siempre aquel fracaso.

Transcurrió la madrugada donde todo se pudo relajar, Ann mantenía una silla fuera del cuarto del pequeño castaño para asegurarse de que nadie entrara, al menos por unas horas más asegurándose de que el chico estaría bien.

En ese momento, un muchacho de máscara blanca había llegado a lo que era el lugar, acompañado o mejor dicho, fue traído por el jefe, mirando a todos a su alrededor se había acercado a Brian quien parecía perdido en sus pensamientos mirando a una de las ventanas.
"Vayanse todos a su cuarto" exclamó el jefe del lugar, así que Tim se llevó a Brian a su cuarto porque parecía no reaccionar por si solo. Allí, el rubio se había desmoronado en su cama soltando una leve queja tomando su brazo, ya que había sin querer lo había chocado con el respaldar de la misma, a pesar de ser leve, este tenía una cortadura bastante extensa ahí que había sido cosida por el chico de ojos verdosos, Liu.

— ¿Por qué tanto aire a sepulcro? — Preguntó Tim mirando a Brian —. ¿Y qué le pasó a tu brazo?

— Es un pequeño corte de la misión de hoy... — Colocó su brazo bueno sobre sus ojos —. Tobías, el maldito de Tobías es lo que pasa.

— Estará bien, ninguno de nosotros puede morir aquí. Ni aunque nos suicidemos. — Comentó con algo de desinterés.

— ¡¿Pero si no recuerdas cuando... — Brian suspiró en vez de continuar el grito —. Tu no recuerdas nada en tu otro estado... Pero en los últimos días, Tobías ha estado teniendo problemas con el Operador y... Este decidió quitarle su "protección" como un castigo.

El silencio abundó el cuarto luego de aquellas palabras temblorosas que salieron de los labios de Brian, así que Tim, se retiró del cuarto para marcharse al suyo sin nada más que aportar a esa conversación que no los llevaría por ningún lado.
¿Tanto tiempo había dejado de tomar sus pastillas? ¿Qué había sucedido en el transcurso de los días?
Al principio no lo había notado pero todos estaban bastante a la defensiva cuando el pasaba cerca. Así que supuso que no fueron días fáciles. Incluso Ann llegó a amenazarlo con una jeringa en un nervio si es que se atrevía a pasar al cuarto donde estaba Tobías. Pero al notar que no era "Masky" bajó la guardia pero le pidió que se retirara.

Friends || Ticci MaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora