En Busca De Un Loud.

Cuéntame.

– "Con el cabello suelto y llegándole hasta los hombros, y de, además un bello tono dorado, que brillaba más o igual, que el del mismo sol en sus mejores días, aparecía la figura de una muy joven niña que, con su delicada e inocente presencia, fácilmente podía considerarse un ángel, aunque para mí, lo era. La mirada de sus pequeños ojos azules, similares a los de su madre cuando era niña, transmitían una sensación de ternura y amor, no había manera de no sentirte reconfortados, cuando estos se te quedaban observando. En su rostro de piel clara, se dibujaba una hermosa y bella sonrisa que, a pesar de faltarle un pequeño colmillo izquierdo, esta mantenía una inmensa alegría, que era casi contagiosa, además mi pequeña era bella sin importar que. Observando atentamente a su imagen similar o igual a la de un ángel, pude notar que ella había heredado un poco los gustos de su madre. Ya que, esta estaba vistiendo unos jeans cortos, hasta las rodillas de color azul grisáceo, una playera verde con el dibujo de quizás un lagarto o monstruo lagarto, la verdad no estoy muy seguro, y zapatillas de color rojo y blanco, pero lo que marcaba realmente su estilo heredado era la gorra roja algo gastada que llevaba en su mano". –

– "No pensé que todavía la usara". – pensó Lincoln mientras una sonrisa imperceptible se formó en él.

– "Mientras la pequeña se acercaba cada vez más a mi mascota, con un paso veloz entre brincos, al igual que un conejo, se podía escuchar una tierna y dulce risilla proveniente de ella, producto de su emoción y felicidad, al estar cerca de jugar y conocer a un gigantesco perro como Charles. El delicado sonido, que esta emitía era tan encantador, la risa alegre de una niña, o mejor dicho de mi niña, me alegraba poder escucharla una vez más. Observando el avance de la pequeña, note su mirada fija en el Charles, concentrada totalmente en él y en nadie más. Bueno, hasta que, por un momento, tal vez curiosidad o quizás por algo más, ella desvió su mirada hacia mí, sus pequeños y jóvenes ojos se encontraron con los míos, y me regalo una de sus inocente sonrisas. Fue bello, ese fugas e ínfimo momento, fue realmente bello e inesperado como todo lo que esta noche está sucediendo. Pude sentir como mi corazón se detenía y mi mente se congelaba poniéndose totalmente en blanco, fue una sensación que me aterro un poco, por lo sorpresivo que fue, pero lentamente esta se desvaneció, y dio paso a una calidez en mi pecho y rostro que me hizo sentir vivo y feliz".

– Creo que me sonroje un poco. – Pensó Lincoln.

Ya al frente del enorme San Bernardo, la pequeña infante contemplo con asombro lo grande que era la mascota del hombre desconocido, sus cabeza, patas, cola cuerpo y hasta la lengua eran gigantes, bueno en comparación suya lo serian, pero el can era bastante grande. Dibujando una sonrisa en su pequeño rostro, mientras observaba a los ojos a Charles jr. el cual, bajo su cabeza hasta su estatura, la pequeña niña salto hacia este, prendiéndose de su cuello y de su cabeza, dándole una especie de abrazo con todo su pequeño cuerpo, sin soltar su gorra roja. Charles jr. algo sorprendido por la repentina acción de la pequeña, simplemente sonrió y jadeo alegremente mientras aceptaba el cariño de la pequeña niña. Frotando su rostro en el pelaje del enorme San Bernardo como si de una almohada se tratara, la pequeña dejaba escuchar su dulce risa que ahora sonaba más clara, parecía ser que su emoción y las cosquillas que le causaba el pelaje de Charles jr. dejaba que su risa sonara sin contenerse.

El San Bernardo que permanecía en una calma sin igual, para no causar problemas o incomodidad a la niña, no podía controlar el movimiento frenético de su cola que estaba en un vaivén de locura, por la emoción y alegría de conocer y jugar con la pequeña niña. Sin mencionar que Charles jr. por alguna extraña razón se sentía muy cómodo y feliz con la niña cerca suyo. Era extraño, él nunca la había conocido, ni siquiera la había visto alguna vez, pero, aun así, el sentía una conexión con ella, algo que solamente sentía cuando andaba con su amado albino, quizás solo era su instinto animal jugándole una mala pasada, como cuando pensó que había fantasmas en él baño, sin comentarios sobre ese asunto.